Detuvieron al abogado Carlos Alberto Manuel Attías, acusado de mantener oculto a su hijo, en pos de impedir el contacto del niño con su madre. El niño de 12 años, Carlitos Attías Boudoux, está siendo buscado desde el 23 de febrero de 2019, día en que desapareció de la casa que compartía con su padre en Coghlan. Su padre había denunciado que se había ido por sus propios medios pero la justicia determinó que no fue así. El chico continúa desaparecido.

La detención fue dictada el 10 de enero por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional -Sala Feria B- por los jueces Mariano Alberto Scotto, Juan Esteban Cicciaro, y Virginia Laura Decarli, prosecretaria, a partir del procesamiento de Attías como autor penalmente responsable de los delitos impedimento de contacto, mantener oculto de las investigaciones judiciales a su hijo Carlitos y de desobediencia judicial. Los jueces pidieron además la detención de otras personas que funcionaron como cómplices para el ocultamente del niño: María Dolores Valls e Ignacio Guillermo De Bello.

Se acusa a Attías de haber impedido u obstruido el contacto de su hijo menor con la madre, la fisioterapeuta brasileña Claudia Boudoux, porque lo mudó sin autorización judicial desde Brasil donde, vivía con ella, y lo introdujo clandestinamente en Argentina a fines de diciembre de 2015. La jueza Martha Gómez Alsina, a cargo del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil no 76, ordenó la restitución internacional el 31 de julio de 2017 con su madre a la ciudad de Recife. Pero cuando Attías tenía que cumplir con la restitución, llamativamente, el chico se esfumó.

El padre denunció su desaparición inmediatamente pero la investigación judicial demostró que quien tramó su desaparición y lo mantuvo oculto fue él, con la complicidad de otras personas. Aunque “resulte válido pensar que el niño no deseaba regresar con su madre y que no aprobaba el acuerdo al que habían arribado sus progenitores en el ámbito civil, no es verosímil concluir en que per se diseñó su fuga, sin contar con el conocimiento, aprobación y ayuda de su progenitor e inexorablemente de otras personas. En esa dirección, se aprecia que el invocado nivel de información, conocimientos y determinación del niño, en todo caso, no alcanza para mantenerse aún oculto sin la actividad de su padre y de terceros ”, argumenta la Cámara en su resolución.

Otro aspecto que destacan los jueces es que ante de la obligación de restituir al niño con su madre, Attías se presentó en el juzgado civil el 22 de febrero, comunicando que tanto él como su hijo contaban con pasajes para el día 26 en la empresa “Gol”. Sin embargo, mediante la respectiva constatación con la empresa aérea se determinó que esa reserva no había sido abonada, por lo que había quedado sin efecto ese mismo viernes 22. “Otros elementos de convicción reunidos, que se vinculan con las características del imputado Attías, conducen a concluir en que diseñó la huida de su hijo, para lo cual necesariamente debió contar con la intervención de terceras personas”, dice el fallo.

“Hay que tener en cuenta que mientras Carlitos no aparezca los delitos imputados se siguen cometiendo y que hay poderosas y fundadas sospechas de que los tres imputados saben cuál es su paradero. Para nosotros y para nuestra representada, lo más importante es que Carlitos aparezca”, dijeron Pablo Rovatti y Sebastián Da Vita, defensores de Boudoux, del Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico a Víctimas de Delitos de la Defensoría General de la Nación. 

“La justicia argentina después de un largo procedimiento de restitución internacional ha ordenado que el niño sea devuelto a su mamá. Cualquier persona que conozca el paradero de Carlitos o tenga cualquier otra información debe tener en claro que lo correcto es hacerlo saber inmediatamente a la justicia, a través de un llamado a la línea 102 de manera gratuita las 24 horas del día”, agregaron.

Attías y Boudoux se conocieron en 1999 en Brasil, se casaron en 2000 y vinieron a vivir a Buenos Aires. Tuvieron tres hijos, Camila, de 16 años, Caroline, de 14, y Carlitos, de 12. Los problemas empezaron años después del casamiento. Ante dificultades financieras en Argentina, en diciembre de 2010 decidieron ir a vivir a Recife, donde vive la familia de Boudoux, para que con su ayuda superar superar las dificultades. Pero eso no pasó. 

"Con los negocios yendo mal, se convirtió en una persona muy violenta conmigo y con los chicos; y yo decidí terminar nuestro matrimonio”, contó Boudoux a Página/12 desde Recife. “No contento con la custodia compartida de Carlitos, aprovechó la primera oportunidad para secuestrarlo y pasar a la clandestinidad para la Argentina con mi hijo. Quedó ocho meses desaparecido con Carlitos, hasta que la Interpol los encontró en Buenos Aires. Después de años de juicio, cuando la Justicia finalmente decidió que Carlitos debería regresar a Recife para minimizar los efectos psicológicos de tal cambio y para evitar el trauma de una búsqueda y entrega judicial de mi hijo, acepté las recomendaciones de mis abogados, firmar un acuerdo con Attías para que pueda acompañar a Carlitos en el viaje y entregarme a mi hijo en Brasil, al tiempo que le garantizo que comparta la custodia y los derechos de visita. Pero para sorpresa de todos, a pesar de que el acuerdo se firmó ante la autoridad judicial argentina, secuestró a mi hijo nuevamente, pagando a extraños para mantenerlo en cautiverio durante casi un año, sin que siquiera pudiera asistir a clases y vivir con su familia y amiguitos de su edad”, informó.

-¿Pudo ver a su hijo en estos años? –le preguntó Página/12.

-La última vez que vi a Carlitos fue en una breve visita bajo la supervisión de la justicia, en febrero del año pasado, después de 4 años de ausencia dolorosa y la lucha por recuperar a mi hijo. Parecía muy confundido.

-¿Cómo está viviendo esta situación?

-No hay un solo día en estos últimos años en el que no llore la ausencia de Carlitos. Pasé más de dos años sin poder dormir bien y hasta el día de hoy me despierto en medio de la noche creyendo que mi hijo me necesita.