Primero se armó el candombe. Después se desató la comparsa. El viaje de lo negro - cuando la grieta comenzó a rajar esta tierra con marca de sangre- se completó con la llegada de la divertida nostalgia de los europeos. Así, el carnaval metropolitano incorporó la palabra "murga" y al maldito de la historia membranófona criolla: el bombo, luego “Bombo Murguero”. Nacido probablemente en Turquía, es instrumento estrella, que luego pasó a ser el símbolo callejero, pulsador de nuestra rítmica extendido al fútbol tribunero. El mismo bombo prohibido por decreto en el año '56 y bastardeado al punto de que aún no logra insertarse en los festivales de percusión vernáculos. Háganse cargo. Dejo la inquietud.

Escribió a propósito Ezequiel Martínez Estrada, completando su furia antiperonista, asociando al peronismo con la africanidad, la quilombificación del país y con el carnaval De aquellos pelajes escribas gorilas a estos calvos Larretas que en los foros o conversaciones casuales parecen copiar conceptos que reproducían quienes señalaban a los candombes callejeros como “diabólicos y monótonos tam tam”…

Cito a Lea Geler, especialista magistral, quien en su libro Andares negros, caminos blancos resume: “Además de las muecas, las burlas, la violencia o los gestos ampulosos, había elementos que se asociaban a una “corporalidad negra” que pasaban también a representar al mundo popular, y que quedaban especialmente en evidencia en la época del carnaval”.

El imaginario de “lo negro” siempre asoció a lo “pardo” y “cabecita” para construir la imagen ajustada del medio pelo, ese que aún cree que las calles de París huelen a Chanel o que en Madrid podés dejar el auto con la llave puesta.

El fin de semana pasado arrancó en CABA oficialmente el festejo callejero y cultural por excelencia: el Carnaval. Ninguneado, gentrificado, estigmatizado, prohibido y desconocido a pesar de ser un reservorio vital, natural y por ende patrimonial de nuestra cultura ancestral (que no nació en el Rojas). De la derecha reaccionaria y gorila uno no espera más que aquello expresado en lo que ya se sabe ("negros de mierda", "bailan como monos", "cortan las calles", "dejan mugre", "son borrachos y drogones", etcétera) pero esperamos siempre un poquito más de quienes están del lado piola de la grieta. ¿De qué lado están ustedes?

Me siento entonces con la musculosa y el mate, la silla el revés, en la puerta de casa, que la murga camina y hoy levita… ¡Feliz Carnaval!

* Músico