Un camionero iba manejando por la ruta cuando ve a un cura haciendo dedo al costado del camino. Se detiene y lo lleva. Un trecho más adelante el camionero ve a un viejo abogado conocido suyo haciendo dedo. Acelera para pisarlo, pero se da cuenta que no podía hacerlo porque estaba con el cura. Entonces se desvía en el último segundo para esquivarlo. En ese momento escucha un golpe fuera del camión. Mira por su espejo retrovisor, pero no ve nada. Vuelve al camino y le dice al cura: “Disculpe la maniobra padre, pero acabo de esquivar a un abogado”. El cura lo mira y afirma “no te preocupes hijo, yo lo agarré con la puerta”.