El aislamiento social dejó especialmente expuestos a quienes hacen servicio de entrega a domicilio: el viernes sufrieron unos 20 robos y arrebatos, y dos de los trabajadores fueron baleados para quitarles sus motos o bicicletas. El sábado por la mañana, un gran número de trabajadores de deliverys hicieron un ruidoso reclamo en avenida Pellegrini y bulevar Oroño para pedir patrullajes nocturnos. Los cadetes se citaron con sus motos en la rotonda frente al Parque Independencia e hicieron sonar las bocinas como modo de protesta, ya que están dentro de los servicios que tienen circulación permitida por las autoridades. Muchos de ellos trabajan en la informalidad, y reclaman mejores condiciones para cumplir con su labor.