Desde Brasilia

Jair Bolsonaro decretó la suspensión de los contratos de trabajo, y dejar de pagar los salarios durante cuatro meses, con el pretexto de hacer frente a la crisis económica agravada ( no fue causada) por el coronavirus, que según funcionarios del gobierno puede llevar al gigante latinoamericano a la recesión. Pero hubo tal rechazo a la propuesta, diseñada junto al ministro de Economía, el pinochetista Paulo Guedes, que horas después de anunciarla, el presidente se vio obligado a dejarla parcialmente sin efecto.


A través de una Medida Provisoria publicada en el Diario Oficial de la Unión se determinó que los patrones queden eximidos de abonar los salarios durante 120 días.

"Nadie está despidiendo a nadie", justificó Bolsonaro a la mañana ante los periodistas apostados frente al Palacio de Alvorada, en Brasilia.

"Esta es una manera de preservar los empleos, se acorta el período de pre-aviso (suspensión de contrato) y se permite que se den vacaciones (anticipadas), esto es mejor que ser despedido".

Cuando se le consultó si se arbitrarán medidas para compensar semejante mazazo a los trabajadores esquivó la respuesta dejándola a cargo del ministro Guedes, un economista que trabajó para el dictador Augusto Pinochet, a quien le elogia las reformas laboral y previsional.

En el decreto se permitía a los empleadores ni si quiera se los obligaba, a que "concedan una ayuda compensatoria" para quienes dejaban de cobrar sus sueldos.

La iniciativa fue rechazada de plano por la principal fuerza opositora, el Partido de los Trabajadores (PT).

"Los gobiernos de varios países pagarán los salarios de los empleados para evitar despidos, mientras Bolsonaro penaliza al trabajador en medio de la pandemia", reprobó Gleisi Hoffmann, presidenta del PT.

"Vemos con mucha preocupación esta Medida Provisoria porque demuestra cuán incapaz es el gobierno para enfrentar la crisis", declaró Sergio Nobre, titular de la Central Unica de los Trabajadores (CUT).

Lo que se necesita no es más "flexibilización laboral" sino la creación de "un fondo para garantizar por lo menos un salario mínimo" que alcance a todos los desocupados, los actuales y lo que surjirán en los próximos meses, exigió Nobre.

La Medida Provisoria requiere de la aprobación del Congreso, desde donde también surgieron numerosos cuestionamientos, incluso desde parlamentarios conservadores advertidos de la necesidad de inyectar recursos para impedir un hundimiento brutal de la actividad económica.

Entre los que objetaron la decisión está el presidente de Diputados, Rodrigo Maia, del conservador partido Demócratas (DEM), que pese a compartir el programa neoliberal del Ejecutivo consideró exagerado dejar a los empleados cuatro meses sin cobrar .

Con casi 12 millones de desempleados Brasil puede saltar a 40 millones de ciudadanos sin trabajo según una proyección de la consultora XP, vinculada al banco Itaú.

Al mismo tiempo que Bolsonaro intentaba mostrar las cualidades de su propuesta ante los movileros en la residencia oficial, el Banco Central anunció la liberación de 68 mil millones de reales (13.600 millones dólares) para la banca privada en la forma de reducción del 8 por ciento de depósitos compulsivos. Mientras tanto, en el Supremo Tribunal Federal ingresó una acción promovida por gobernadores de la región nordeste contra los recortes impuestos a la Bolsa Familia.

Finalmente, y ante la casi unánime censura despertada por el decreto, el mandatario anunció cerca del mediodía, a través de las redes sociales, que dejará sin efecto el punto que refiere a los meses sin cobro de haberes.

No a la cuarentena

El capitán retirado del ejército defendió este lunes su decisión de no imponer una cuarentena nacional, al contrario de lo que han hecho varios gobernadores, entre ellos los de San Pablo y Río de Janeiro . Una periodista le preguntó si le preocupa que su imagen esté perdiendo aprobación debido a la política de indiferencia ( o más bien negación) del Covid-19. Indignado respondió que ese tipo de cuestionamientos son "antipatrióticos" y aseguró que lo tiene sin cuidado haber perdido popularidad.

Este lunes por la noche se aguardan nuevos cacerolazos de repudio similiares a los realizados diariamente desde la semana pasada, con consignas como "Fuera Bolsonaro" o "Impeachment".

La necedad del líder de ultraderecha frente a dolencia causa asombro. Durante el fin de semana repitió en entrevistas que el coronavirus no pasa de una "gripecita" y criticó a quienes piden el cierre de los templos evangélicos por ser focos de contagio. Para la consultora consultora norteamericana Eurasia Group Bolsonaro es el presidente más "ineficiente" del mundo en el combate contra la pandemia.