Entre megas, zoom y virtualidades, la educación superior sigue su marcha, pero muchos estudiantes empiezan a sentir el ajuste de una economía cada vez más debilitada. Así es que distintas universidades nacionales buscaron soluciones que van desde el reparto de bolsones de alimentos en las casas de los alumnos y el pago de becas especiales, hasta la entrega de viandas en los campus, que debieron ser adaptados ante la pandemia de coronavuirus. En estos tiempos, el estribillo de uno de los éxitos de No Te Va Gustar resuena otra vez con fuerza: “Con hambre no se puede pensar”.

Bruno Carullo es el director del comedor universitario de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), al que concurren 10 mil estudiantes en 4 sedes distintas, ubicadas estratégicamente. “De esa forma le acercamos el comedor a los estudiantes”, explicó Carullo en diálogo con este suplemento.

La UNLP cuenta con dos tipos de becas para el comedor: una universal, con un menú a 50 pesos, y otra total, sin ningún costo. La cuarentena obligó a cerrar las puertas, pero la asistencia continúa. “El aislamiento nos llevó a realizar cambios drásticos y repensar estrategias para no dejar a nadie solo”, subrayó.

“En primera instancia –señaló– empezamos por entregar bolsones, pero se había generado una cantidad enorme de estudiantes que se acercaban, con un altísimo riesgo de contagio; así que desde la universidad se decidió dar 3.000 becas monetarias que van desde los 2.400 a los 1.400 pesos, para que los alumnos no corran riesgos.”

Una imagen le quedó grabada: “Era muy fuerte ver cómo la ciudad se iba apagando poco a poco y nosotros teníamos un montón de chicos esperando un bolsón de comida. Por suerte se accionó rápido y se mostró una universidad presente y preocupada por la inclusión”.

Carullo destacó los casos de varios estudiantes residentes en el albergue universitario a quienes “se les ayudó a conseguir un lugar, se les paga la beca y si es necesario se les acerca un bolsón de comida”.

“No dejar a nadie a la deriva”

Desde el norte del país, el rector de la Universidad Nacional del Chaco Austral (UNCAus), Germán Oestmann, indicó a este suplemento que si bien la institución se mantiene con “guardias mínimas” desde hace más de un mes, “los comedores siguen funcionando, para poder darle el servicio a todos los estudiantes que han quedado haciendo la cuarentena en Roque Sáenz Peña y también para abastecer a todos los docentes y personal que se encuentra en el lugar”.

Chaco es una de las provincias más afectadas por el COVID-19, por lo que Oestmann hizo hincapié en el cumplimiento de las medidas de seguridad: “Somos muy exigentes con eso. No solo con el trabajo del personal, cumpliendo distancias, utilizando medidas de protección como barbijos, alcohol en gel o guantes y una sala sanitizante, sino también al momento de dispensar los alimentos. Lo establecemos por horarios, para evitar las aglomeraciones y que se pueda retirar la comida en forma organizada”. Son más de 150 personas que se llevan un plato de comida todos los días.

Por su parte, el secretario general de Asuntos Sociales de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), Miguel Eduardo Cibils, destacó el otorgamiento de una beca para 1.400 estudiantes por parte de esa casa de estudios. El comedor cuenta con tres sedes, ubicadas en los campus de Resistencia, Cabral y Deodoro Roca (los dos últimos en la ciudad de Corrientes). “Por el aislamiento social que llevamos hace más de un mes, estamos trabajando con la entrega de viandas. Cada comensal se acerca con su recipiente y todos los elementos de bioseguridad necesarios, tanto ellos como las personas que trabajan en el servicio”.

En diálogo con el Suplemento Universidad, Cibils resaltó la reacción rápida de la Universidad al detectar que muchos estudiantes que no necesitaban el beneficio “de un día para el otro no podían comer”.

“Junto con todos los secretarios de centros estudiantiles y de Bienestar de las diferentes unidades académicas y la Secretaría Central, se empezó a censar a todos los estudiantes que pudieran estar en situación de vulnerabilidad y necesitasen acceder a estos beneficios”, explicó.

Advirtió que ya se preparan para un aumento de la gente que necesite el comedor: “Creemos que por varios meses esto va a continuar y es necesario no dejar a nadie a la deriva”.

“Vamos a darle una solución a todos los estudiantes que así lo necesiten por la emergencia económica. Desde la universidad se está trabajando muy fuerte con los gobiernos locales para salir lo antes posible. La única manera es que todos nos cuidemos y creo que estamos por el camino correcto”, sostuvo Cibils.