Una señora que al ver la bolsa que contiene dos leches, cinco frutas y pocas cosas más, pregunta “¿no eran alimentos lo que daban?” (Como el gobierno de la Ciudad las llama “canastas nutritivas escolares”, puede entenderse la expectativa).

Un par de chicos que llegan cuando ya se fueron lxs docentes de su escuela y ya no quedan refrigerios para repartir consultan con cara de preocupados ¿cuándo será la próxima entrega?

Un padre que, en esa misma situación, relata que vino caminando desde muy lejos, que le dijeron que la entrega era hasta más tarde, que vino a última hora para ver si quedaba algo extra que pudieran darle...

Una madre que consulta si siguen dando lo mismo, porque viajó desde Florencio Varela hasta Caballito, porque aunque es muy poco, ya “van muchos días” y “hace falta”.

Una piba que no llega a retirar su bolsa porque no tenía plata para cargar la SUBE y poder viajar hasta la escuela.

Un señor que pregunta por qué le dan sólo eso, que en la primaria “al menos es comida”, y que cómo hace “para darles a todos sus hijos, son más grandes, no alcanza ”.

Una chica que avisa que no irá a buscar su bolsa, porque tiene miedo de salir de su casa (¿Será por el virus? ¿será por gendarmería?) .

Una más que cuenta que no pudo llegar por el paro de colectivos, pero que necesita la leche para su bebé, e implora si no puede ir al día siguiente a buscarla...

Otra señora que se excusa por llegar tarde porque viene de intentar hacer un trámite en la Ansés para gestionar “un plan”. Pero como se demoró, se quedó sin la leche.

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Una preceptora que sabe que un par de estudiantes la están pasando mal y lleva de su casa algunos alimentos para entregar con las viandas. Mensajes de agradecimiento de sus familias que llegan más tarde por whatsapp.

Una profe que imprime (por su cuenta) las actividades escolares para dárselas en papel a quienes no tienen conexión.

Otra que registra cuáles de sus estudiantes no tienen compu ni teléfono en condiciones para hacer las tareas, así les avisa a sus colegas y, mientras, les entrega a lxs pibes el cuadernillo que mandó Nación, así pueden ir trabajando.

El dire que escucha preocupado a la familia que le cuenta que ya se quedaron sin datos en su celular y que por eso los hijos no pueden hacer la tarea.

La dire que pone carteles con la contraseña del wifi escolar, para que sus estudiantes, las familias puedan aprovechar la conexión.

La profe que se ocupa de avisar que ahora sí se puede tramitar asignación por embarazo, presentando la documentación online.

Los otros que se ocupan de ayudarlos a completar la solicitud o les imprimen el formulario de la Ansés que necesitan para pedirla beca de Progresar.

El dire que se las ingenia para buscar lo que quedó en otra escuela y lo traslada a la propia para sumar algo más a quienes vienen.

Quienes promueven colectas para poder donar alimentos a esas familias o cargan virtualmente la SUBE para que la próxima puedan llegar.

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Unas pocas situaciones. Muchas parecidas o iguales. Seguro, otras más complejas. Todas, con la angustia sin resolver.

Lucía Schiariti es docente.