En la casa de Sebastián Merlo, el único futbolista argentino en la Primera División de Vietnam, hay tres peluches nuevos. Un oso marrón, un conejo de patas largas y uno con la panza brillante, que parece ser un dinosaurio. Apoyados contra la pared del cuarto de sus hijos Cala y Blas, nacidos en este país asiático que se funde al norte con China, están los muñecos que pasaron de una caja de vidrio gigante al interior de una torre, y aún en el encierro serán siempre un símbolo de esperanza: fueron el premio a tres buenas atrapadas de los niños en la generosa tarde de una máquina de peluches de Nam Dinh, durante la primera jornada sin cuarentena obligatoria en Vietnam. La nación ya levantó sus medidas más restrictivas luego de atravesar la pandemia de coronavirus con apenas 288 casos, hasta ahora sin muertos, y que parece haber vuelto a la vida pre-covid luego de contar ya 25 días sin nuevos contagios comunitarios.

- ¿Ya salieron de la cuarentena en Vietnam?

- La cuarentena se levantó hace 15 días. Y ya nos avisaron oficialmente que en dos semanas arrancamos de vuelta a jugar. Hace 10 días que esto es una locura, todo el mundo va y viene. Te diría que la gente ya se olvidó del coronavirus. Eso es hermoso.

- ¿Cómo es la vida estos días?

- Es la vida que se vivió antes de que existiera este virus. Los niños volvieron al colegio, dejaron de tomar la temperatura en los shoppings. Encima Nam Dinh, la ciudad donde vivo, es pequeña: acá hay 400 mil habitantes y los bichos raros somos mi señora y yo, la mayoría son vietnamitas.

Sebastián, en familia, durante el cumpleaños de su hija Cala, en plena cuarentena.

- ¿Cómo fueron las medidas allá?

- Cuando se habló de cuarentena se trataba de una cuarentena social. No querían congregaciones de más de 20 personas. Cerraron hoteles, restaurantes, karaokes, bares y suspendieron eventos deportivos y musicales. Además, acá la gente usa el barbijo como parte de su vida normal. No se lo pusieron ahora, se usa de toda la vida, fue algo con lo que no hubo que renegar. Al virus, siempre lo fueron corriendo y ganando. Buscaban personas infectadas. Acá, por ejemplo, una persona se infectó, fue a hospital, y cuando dio positivo, cerraron el barrio donde vivía, con 11 mil personas, y testeaban una a una cada día.

- ¿Creés que la manera de ser vietnamita ayudó a conseguir estos resultados?

- Ellos vienen siempre de golpes duros, como la guerra o enfermedades que han tenido que atravesar en estos años. Se preparan, obedecen a rajatabla, tiran todos para el mismo lado. No se escapan ni juntan si recomiendan no hacerlo. Es para darles un abrazo y decirles: ustedes son geniales. Eso hace más fácil las cosas, sobre todo sabiendo que son 96 millones de habitantes. ‘Esto va a ser un loquero’, pensé al principio. Con esa población tan grande, en la frontera con China... Pero no, porque las medidas fueron súper estrictas y ellos súper responsables.

 Merlo, con su familia y la camiseta del Da Nang, el club donde es ídolo y jugó una década.

Merlo lleva 11 años recorriendo las canchas de Vietnam. Sus hijos Blas, de tres años, y Cala, de 11, forman parte de los 10,4 millones de nuevos habitantes que el país tiene desde 2009, cuando su padre se estrenó en su fútbol, y que hoy ubican a la nación como la 15ª más poblada del mundo. Después de una década en el Da Nang, donde se ganó el corazón de los hinchas con más de 160 goles, cuatro títulos y varios galardones como botín de oro y mejor extranjero, este año el oriundo de la localidad cordobesa de Jovita se mudó al Nam Dinh. Llegó a principios de año, solo, tras sus vacaciones en Argentina, para firmar el contrato y ultimar detalles de su pase. Faltaban casi dos meses para que la Organización Mundial de la Salud reconociera al coronavirus como una pandemia y en Vietnam, sin embargo, ya empezaban a restringir los vuelos. Merlo casi pasa en soledad su cumpleaños número 35, el 26 de enero. Su mujer Carolina, sin embargo, aterrizó a tiempo. Una imagen de sus hijos, posando en soledad delante de la inmensa y bella catedral de San José de Hanoi, en la capital vietnamita, es prueba del mundo que vendría pocos días después.

Un paseo por la Catedral de San José en Hanoi, a finales de enero.

“Creo que, en un 90 por ciento, lo que se logró fue gracias a la población. La infraestructura sanitaria acá no es la mejor, en los hospitales hay mucho descontrol, y sin esa colaboración de la gente no se hubiera podido lograr esta salida increíble. Quizás estaríamos como en Indonesia, que tampoco son tan fuertes y la están pasando mal. Aquí lo han hecho genial, se esmeraron muchísimo”, explica el delantero, en diálogo con Página/12 desde esas tierras libres de confinamiento.

Merlo dice que la vida volvió a ser “como era antes” y casi que puede darse ese lujo: según cifras oficiales, la república socialista no tuvo que lamentar, hasta ahora, ninguna muerte a causa del coronavirus desde que el 23 de enero reportaran su primer caso. Aunque sólo quedan en la nación 39 personas infectadas, según el informe oficial de este domingo, nadie suelta las riendas: más de 11 mil están bajo monitoreo, por haber tenido contacto cercano con los infectados o haber ingresado desde zonas afectadas por covid.

Sebastián, junto a Cala y Blas, en un parque de Hanoi.

El atacante, que marcó dos goles en las dos fechas de fútbol antes de la suspensión, se sonríe al recordar que incluso salieron desde Vietnam aviones con personal sanitario para ayudar a un país europeo. “El pobre está ayudando al rico”, traduce el cordobés, mientras lee el título de un diario local que cuenta la noticia. “Muchas veces le digo a mi familia que Vietnam es un ejemplo -dice Merlo-. La gente se ayuda mutuamente. Acá no se diferencia al pobre del rico. Y en la vida cotidiana, seguir al vietnamita lleva a grandes cosas. Incluso a nosotros los extranjeros nos han ayudado, dictando normas para no discriminar a los extranjeros en este contexto. En muchos aspectos de la vida, en distintos sentidos, son el gran ejemplo a seguir. Con pocas cosas han logrado tanto… Y creo que también es fruto de la enseñanza de los años feos de la guerra, aprendizaje que pasa de generación en generación y que le inculcan a los más jóvenes para que todos estén juntos en momentos así”.

Un entrenamiento con sus nuevos compañeros en el Nam Dinh.

La Guerra de Vietnam se entrecruza con sentido en el relato: la nación asiática llevaba diez días sin confinamiento cuando se celebraron 45 años del fin del conflicto bélico que sacudió al país y humilló a Estados Unidos. Merlo cuenta que las esquinas se llenaron de flores como siempre, de adornos y banderas, y de gente en las calles. “Después de tantos años, uno pensaría que quizás quedó en el pasado, pero no es así: aquí está siempre muy presente el recuerdo de la guerra y lo que representa para ellos haberla ganado”, cuenta el futbolista.

- ¿Qué mensaje le darías a los habitantes de países, incluso el nuestro, que todavía viven fuertes medidas para mitigar el impacto del coronavirus?

- Todos los días hablo con amigos argentinos y se sorprenden cuando les cuento que acá salimos de la cuarentena. ‘Han hecho todo perfecto’, les digo yo. Creo que hay que tener paciencia y colaborar con las autoridades. La cuarentena es lo fundamental. Y todo va a pasar. Todos terminarán venciendo esto, como Vietnam.

Los Merlo, de paseo por Vietnam.