Al mismo tiempo que algunas personas se acercaban a la puerta de la que fue la casa de Hermes Binner, en San Juan entre Alvear y Santiago, a dejar rosas rojas, camisetas del Partido Socialista, carteles que decían "gracias, doctor", entre otras ofrendas, el frío sábado por la mañana fue el escenario de la despedida del cuerpo de quien fue dos veces intendente de Rosario (1995-2003) y el primer gobernador socialista de la Argentina, en 2007. Rosas rojas, el símbolo de su partido, lágrimas y emoción tanto en Rosario como en Casilda, en la puerta de la sala velatoria de la ciudad distante 60 kilómetros de Rosario, en la que el ex gobernador falleció el viernes. 

Una caravana de vehículos a modo de cortejo fúnebre acompañó los restos de Binner hasta el cruce de la ruta 26 y la autopista a Córdoba, con destino final al crematorio de la ciudad de San Lorenzo.

El velatorio fue más que íntimo por las normas vigentes del distanciamiento social por la pandemia del coronavirus. Solo su familia y sus allegados más íntimos pudieron entrar al recinto.

Apenas pasadas las 11, el cuerpo de Binner fue sacado a la calle entre aplausos y lágrimas de tristeza, emoción y agradecimiento al inolvidable político, considerado por muchas personas, y más allá del Partido Socialista, el padre de la salud pública de Rosario y la provincia de Santa Fe.

El momento más emotivo llegó cuando los encargados del sepelio permitieron que los presentes depositaran rosas rojas sobre el féretro.