La primera ronda de indagatorias en la causa que investiga múltiples maniobras de espionaje durante el gobierno de Mauricio Macri, continuaba el miércoles al anochecer en el juzgado de Lomas de Zamora. El primer grupo de detenidos al que le tocó declarar por asociación ilícita y violación a la ley de Inteligencia está compuesto, en su mayoría, por exespías de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) que hacían seguimientos y/o recolección de información, un agente que oficiaba de nexo con el Servicio Penitenciario Bonaerense, un integrante de área de Justicia y Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires y dos expolicías federales. Algunos de sus abogados especulaban con la posibilidad de que este jueves se les otorgue la prisión domiciliaria porque colaboraron declarando y por las circunstancias del covid-19. Para este jueves están previstas las declaraciones de las personas hasta ahora más comprometidas en la causa, como la excoordinadora de Documentación Presidencial, Susana Martinengo, el exdirector de contrainteligencia, Diego Dalmau Pereyra, y los hombres de la AFI más activos en las actividades de inteligencia cuestionadas: Leandro Araque, Jorge “el Turco” Sáez y Facundo Melo.

Los letrados que tuvieron acceso a todos los cuerpos del expediente se asombraron por el gravísimo nivel del espionaje político. Por ejemplo, en el caso de Graciela Caamaño, espiaban al personal doméstico y a todas las personas que se reunían con ella. En un momento detectaron que Diego Bossio podía encabezar negociaciones con el peronismo, lo mismo que Daniel Arroyo. Vino entonces la orden de seguir a ambos: "consigan la dirección de Bossio", se urge en uno de los chats. Hay amplia documentación que demuestra que el espionaje era politico-electoral: los agentes estaban atentos a los armados de cada fuerza e incluso a la interna de Cambiemos. Se percibe la desconfianza, por ejemplo, en épocas en que se hablaba del Plan B, o sea postular como candidata presidencial a María Eugenia Vidal y no a Mauricio Macri. Eso desata ofensivas furiosas de espionaje.

Uno de los casos más sórdidos es el de Diego Santilli, con el protagonismo de Martín Terra, ex marido de la actual pareja del vicejefe del Gobierno porteño. En alguno de los chats, Terra se ufana de que le infiltraron una doméstica a la madre de Santilli y en el legajo aparece, fabricado por el grupo de espías, el volante en el que dice "Santilli traidor, ¿estás con Mauricio o con Moyano? Santilli-Moyano le roban la plata a la gente".

Es conocido que uno de los espías, Emiliano Matta, cuando estaba a punto de sacar una foto del pallier del edificio donde vive Santilli, de pronto se encontró con el funcionario. En los chats, Matta se ríe porque dice que optó por saludarlo y decirle que era un gran admirador, si se podían sacar una foto juntos, que es la que después se hizo pública. Es más, Matta le dio su teléfono y lo invitaron a una reunión, de la que el espía también sacó fotos.

En todo momento, los agentes sufren la presión de la cúpula de la AFI, no solo de Alan Ruiz, sino directamente de la conducción que encabezaba Gustavo Arribas. Por ejemplo, cuando el grupo editó el material para un programa de Luis Majul. Las imágenes surgieron de las cámaras de seguridad de la Ciudad, pero el trabajo de edición, de acercamiento, de identificación de los vehículos y los logos, lo hizo Super Mario Bros, el grupo de espías. En ese caso puntual, la exigencia y el apuro no venía de Ruiz sino de más arriba. "Eso tiene que estar para el domingo. Poné más gente a trabajar", le dice Ruiz a uno de los agentes.

De las 22 órdenes de detención que firmó el martes el juez Federico Villena, hubo tres que hasta última hora no se habían concretado. Quizá la más llamativa es la de Terra, cuyo curriculum para llegar a la AFI fue su amistad con Arribas. Lo insólito es que Terra era chef de profesión pero con cargo de agente en el organismo. Es el exmarido de la modelo Analía Maiorana, actual pareja de Santilli. La Comisión bicameral que fiscaliza las actividades de inteligencia –por ejemplo-- nunca encontró un domicilio donde poder notificarlo para convocarlo a declarar. La Policía Federal tampoco encontró hasta anoche al exespía Javier Bustos ni a Dominique Lasaigues, a quien se le atribuye participación en los seguimientos a Emilio Monzó y el análisis de información sobre los presos. Por la mañana fue detenido el exagente Guillermo Matta y al atardecer Johnatan Nievas. Este y Bustos, expolicías porteños, tienen al menos un registro de ingreso a la Casa Rosada, donde figura que se reunieron en enero de 2016 con el ex secretario presidencial Fernando De Andreis. Si bien todavía no dieron con Terra y Lasaigues, lo cierto es que ya no son considerados prófugos porque llegaron pedidos de eximición de prisión. Lo más probable es que se las rechacen.

Este miércoles varias de las indagatorios transcurrieron en simultáneo, aunque el juez Villena procuraba poner un pie en cada una y hacía preguntas muy puntuales y precisas, exhibiéndole a cada uno los diálogos, chats, imágenes que los involucraban. La lista inicial incluía a cuatro mujeres: Daiana Baldesarre, Denise Aya Tenorio, María Belén Sáez (hija del “Turco” Sáez) --se fue con prisión domiciliaria por tener una beba de pocos meses-- y María Andrea Fermani. A la primera se le atribuye participación en varias operaciones, entre ellas los seguimientos al exdiputado de Cambiemos Nicolás Massot y a la hermana del expresidente, Florencia Macri. Varios de sus excompañeros la señalaron al declarar en la bicameral. Le dicen “Bucky” y también figura en el croquis que le mostraron a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, sobre sus seguimientos. Allí también aparecía Aya Tenorio, que también se ocupaba de los detenidos en Ezeiza. Fermani trabajaba junto a Dalmau Pereyra. Otro exAFI, Mariano Flores, declaraba ante Villena. Dos expolicías federales que habrían actuado como informantes, también: Gustavo Ciccarelli y Jorge Ochoa. También les tocó al penitenciario bonaerense Andrés Rodríguez posible nexo con el penal de Melchor Romero, donde se detectó “cableado” para espiar a presos y abogados, y Juan Carlos Rodríguez, de Justicia y Seguridad de la Ciudad.

Los nombres más rutilantes de la causa, por sus cargos y por las pruebas que se conocen hasta ahora, declaran este jueves: Martinengo es una de ellas, la ex funcionaria cercana a Macri que recibía informes de inteligencia y, según diálogos registrados, los entregaba al secretario privado del expresidente, Darío Nieto, a quien se le negó la exención de prisión por los riesgos procesales y porque el delito en juego tiene una pena en expectativa elevada, de 3 a 10 años de prisión. También deben declarar los espías que iban a verla y que aparecen en múltliples operaciones a políticos, periodistas, religiosos y organizaciones sociales: Araque, Sáez y Melo. También está citado Diego Dalmau Pereyra, ex jefe de Contrainteligencia, el exagente Emiliano Matta (el que se sacó una foto con Santilli mientras lo espiaba) y María Mercedes Funes Silva.

Los espías pugnan por sacarle la causa a Villena y que pase al menos al otro juzgado federal de Lomas de Zamora, algo que debe definir la Cámara de La Plata.