Miguel de Unamuno, el escritor y filósofo español, fue además un aficionado a la papiroflexia, un término que acuñó en base a dos palabras: papel y flexionar. Hacía pequeños pajaritos doblando papel a los que llamó "cocotología". En Japón, la técnica de doblar papeles existe hace siglos y que todos conocemos como origami.

Desde que tengo memoria voy a la casa y taller de Nicolás Rubió, pintor, escritor, nacido en Barcelona en el año 1928. Rubió llamó "Papiroflas" a esta técnica de doblar papeles que utiliza magistralmente. En ese neologismo mezcla dos palabras: papel y flor. En una de las paredes de la hermosa casa-taller estaba esta obra. Desde mi visión de niño se veía gigante. Representa el frente de una casa con tres ventanas en la parte superior, cada una con su balcón, dos macetas con plantas que parecían estar vivas. Abajo dos ventanas más con rejas y una puerta abierta donde se puede ver un patio con un aljibe. Esa puerta me fascinaba, era el detalle que me generaba ansiedad y ganas de saber que seguía si me metía adentro, quién viviría ahí. La obra de Rubió, completamente construida en papel y cartón, está enmarcada en una caja con vidrio delante y marco pintado por él mismo, como hace en casi todas sus obras pictóricas o papiroflas. Otro detalle que me volvió loco era la firma: "N. Rubió - Constructor - 1983". ¡Constructor! ¡qué maravilla! No se autodeclaraba "artista" si no que usaba una palabra popular y que incluso podía molestar a los críticos de arte de los cuales tantas veces lo escuché hablar pestes. Otra técnica que con humor también incorporé de Rubió.

Él me enseñó a trabajar el papel de distintas formas mientras me contaba anécdotas de su abuelo pediatra que en sus visitas médicas construía "pajaritas de papel" para repartir a los niños enfermos, o hablándome del pueblo de Francia, Vielles, donde se fue a vivir a los 9 años con su familia (hay una serie de 800 maravillosas pinturas sobre esa época de su vida, cada obra es un cuento, una anécdota). La cantidad de objetos y obras de esa casa taller que compartía con su pareja, la genial escultora Esther Barugel, era un laberinto de aprendizaje. Mis padres eran y son sus amigos, yo percibía que se trataba de otra cosa más. Ellos eran familia. Así lo sentía yo y hace rato que lo puedo asegurar.

Cuando comencé en el año 1993 a hacer una serie de collages que se llamó "El atún y otras yerbas", Mariano (como lo llamamos los cercanos) escribió un artículo para la revista Foto Mundo hablando de mi obra. Yo tenía 16 años y fue muy conmovedor leer lo que decía de mi tratamiento con el papel alguien que había sido directamente mi influencia y escuela. Pasaban los años y yo seguía haciendo papiroflexias, dibujos y collages. En una serie del 2010 que llamé "Animales blancos con ropa", Rubió me dijo:  "Se ve que te he enseñado bien ya que creo que me has superado!". Por supuesto no pienso que sea así la segunda parte de su halagadora frase. 

Y a todo esto esa papirofla seguía colgada en su casa. Yo la miraba con otros ojos pero con las mismas ganas de saber que había después de ese aljibe en ese patio cuadriculado misterioso.  El título de esa obra es "La casa de Susana Aguirre", artista plástica amiga de Rubió. En el catalogo de la primera exposición de papiroflas, en la galería Wildentein, en el año 1983 (donde exhibió mas de cien y se vendieron casi todas) Rubió puso un texto, aquí un fragmento: "Desde aquel día en que me propuse inventar otra técnica de arte, hasta el momento no investigada, empezaron a surgir en mi vida, hechos fantásticos y desastrosos".

Rubió llegó a los 20 años con toda su familia a la Argentina y no dejó de generar obra hasta el día de hoy: los primeros y únicos trabajos de investigación sobre el filete argentino (que comenzó en 1960); las series de carros pintados; los libros hechos a mano; las películas; los cuentos; las papiroflas; los collages; los dibujos; las tintas. Hace unas semanas entregó un biombo a pedido que mide 5 metros de largo por un metro ochenta de alto. A sus súper activos 92 años seguimos juntándonos como siempre con mis hermanos y mi padre en su casa. Esther y mi madre ya no están allí para compartir las charlas, bah, mejor dicho, ¡si están! ¡Y muy presentes!. Seguimos protegiéndonos de ofidios, arácnidos y alimañas. Seguimos aprendiendo. Riéndonos de los críticos y galeristas mientras tomamos café con sanguchitos de miga. Alguna vez un famoso "artista plástico" quiso copiar (literalmente) las ideas y obras de Rubió pero no lo logró, el oportunismo jamás podrá generar nada.

Hace unos años me regaló la papirofla "La casa de Susana Aguirre" y eso fue como tener una enciclopedia ya que cada vez que la veo descubro algún detalle nuevo. Las personas que la ven quedan hipnotizadas, genera ese efecto. Toda la obra de Rubió genera eso. En 2017 recitó un poema en francés para el tema que compuse, "Pájaros y sonrisas" para mi disco Tus elegantes oídos dicen influenciar océanos.

Pueden escuchar su voz recitando esta frase: "Lo que se concibe bien se anuncia claramente y las palabras para decirlo acuden normalmente". Es claro que tengo para decir que junto a mi padre y mis hermanos somos familia de Nicolás (Mariano) Rubió y los atentos y estoicos vigías de él y de su obra desde hace décadas. Solo nosotros (quizás algunos más, no estoy seguro) sabemos sus secretos y finalmente qué hay detrás de ese patio con el aljibe de piso cuadriculado hecho en papel.

Alfonso Barbieri es músico, productor y artista plástico. Formó parte de varias bandas con las cuales grabó más de una docena de discos. Como solista grabó: Banda de sonido original de una película que nunca se filmó (2001), Las canciones que se me cantan (2008), Valses eróticos del río de la concha de tu madre (2011), Tontos enanos amarillos matando osos (2015), Feromona  (2015), Revolcado - canciones 2001/10 (2016), Tus elegantes oídos dicen influenciar océanos  (2016). Produjo artísticamente varios discos de artistas. Compuso y grabó canciones con Adrián Dárgelos, Palo Pandolfo, Lisandro Aristimuño, Pablo Dacal, Axel Krygier, Lucio Mantel, Arnaldo Antunes, Liliana Felipe, Lucas Marti, Sol Pereyra, Manuel Onis, entre otros. Expone sus dibujos, collages, esculturas y pinturas desde los 14 años en distintas galerías del mundo. En julio de este año sale su disco número 8 llamado Exagerado, También sale el primer disco de Sofia & Alfonso, dúo armado junto a Sofía Bergallo. Los dos discos editados por Club del disco. Y ya está a la venta el libro Alfonso Barbieri - Collages - 1993/2019, editado por Coney island Editorial.