La vuelta del fútbol no tiene fecha pero ante los avances en la programación, los clubes de la ciudad comparten el temor de jugar el clásico. Central y Newell’s no quieren enfrentarse en el torneo reducido que se improvisará para los últimos meses del año, aunque los canayas fueron más enfáticos que los leprosos para dar a conocer su posición. De igual forma, los clubes tienen motivos diferentes para negarse a animar el espectáculo deportivo más convocante de la ciudad.

El fútbol vuelve en septiembre, quizá, pero su organización demandará mucho esfuerzo. Porque las pretensiones de los clubes son diversas: desde más ingresos por derechos de televisión a imposición de no jugar un partido con el clásico rival. Habrá sólo tres meses de fútbol y los clubes más importantes no ven como una oportunidad su respectivo clásico sino como una dificultad.

Así lo entienden Central y Newell’s. El clásico se debería jugar en el Coloso del Parque dado que el último se protagonizó en el Gigante de Arroyito. La Asociación del Fútbol Argentino piensa en la fecha de los clásicos como zanahoria para quienes tienen los derechos de televisión del fútbol argentino, a quienes los clubes les reclaman más plata y una renegociación.

Central no quiere jugar el clásico por dos razones fundamentales: tiene nuevo técnico, Cristian González, quien necesita de buenos resultados desde su debut para tomar firmeza en su puesto; y su vez la dirigencia atraviesa una situación de clara debilidad institucional desde que la Justicia descubrió que uno de los proveedores del club era el jefe de la barra, Andrés “Pillín” Bracamonte. Perder un clásico agitará ánimos en Arroyito que la directiva quizá no pueda capear.

Newell’s, por el contrario, no fue explícito en su pedido de no enfrentar a Central pero hizo caso omiso ante el reclamo de los canayas, avalando así con su indiferencia el pedido de los auriazules. En su caso, la dirigencia rojinegra tiene en su vicepresidente segundo, Cristian D’Amico, la clara ambición de ser candidato a presidente en las elecciones de fin de año. Y no sería un buen antecedente electoral perder el clásico, más aún en un club que en 2016 adelantó elecciones por reclamo de los hinchas tras una serie de derrotas consecutivas ante el eterno rival.