La AFA y el fútbol todo, los clubes que son su razón de ser, tienen una oportunidad histórica en tiempos de pandemia. El producto que venden sus dirigentes, la Liga Profesional que no puede jugarse, es un botín que se disputan varias corporaciones mediáticas. El mejor alimento para la industria del entretenimiento. Pese a la inactividad que se prolonga por el avance del coronavirus, los derechos de TV son un activo que muchos pretenden. 

Turner con su canal TNT para quedarse con el 100 por ciento. Disney para mantener la parte que era de Fox, ahora su empresa cautiva. El omnipresente Grupo Clarín siempre al acecho y con la ventaja inocultable de ser el principal distribuidor de contenidos a través de Cablevisión. La española Mediapro que desplazó a Torneos y Competencias (TyC) de la producción de contenidos en la Conmebol. Telecentro de Alberto Pierri, el conglomerado América de Vila-Manzano, inversores que acercaría el ex Puma Agustín Pichot y podrían anotarse más. Eso en lo que supone el contrato principal, vigente hasta 2022. Pero hay otro. El que se venció el 30 de junio por la colocación del fútbol made in Argentina en el exterior. Ahí corre en la delantera TyC asociado a Argentina Sports Rights Management LLC (ASRM) cuyos accionistas son la plataforma Fanatiz.com y 1190 Sports, el agente de la Asociación Chilena de Fútbol Profesional (ANFP). Ya ofrecieron 13 millones de dólares por cada año de un contrato de seis. La propuesta se blanqueará oficialmente esta semana.

Las negociaciones por el convenio más grande son complicadas. No avanzan con celeridad porque además de intereses económicos hay un pleito vigente que debe definir el Estado. Es el que se originó cuando Disney –la propietaria de ESPN– adquirió a Fox, y esa posición dominante en el mercado derivó en que la fusión de ambas cadenas terminara en la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia. Es la que funciona en el ámbito de la Secretaría de Comercio del Ministerio de Producción y ese no será el único filtro. La operación debe pasar también por el análisis del Ente Nacional de Comunicación (ENACOM), a donde todavía no llegó el expediente. La evaluación de la primera no será vinculante para el segundo organismo que preside Cludio Ambrosini, el ex vocero de Sergio Massa. El directorio de siete miembros con oficialistas y opositores tendrá la última palabra.

Los clubes que como muchas otras asociaciones civiles hacen economía de subsistencia quedaron en posición delicada cuando Disney, o sea Fox, no pagó la cuota de los derechos audiovisuales en junio. Finalmente lo hizo el lunes pasado y sus presidentes cambiaron preocupación por alivio. Esa coyuntura no debería hacerles perder de vista que pueden sacar provecho de “una pulseada entre gigantes”, como la definió Horacio Gennari desde Miami en diálogo con Página/12. El ex director del Fútbol para Todos en tiempos de Julio Grondona y consultor de medios cercano a TNT describe que si de un lado puja Disney por los derechos de TV, “del otro está AT&T que compró a Time Warner con HBO y Direct TV”. En defensa del grupo para el que juega, el empresario sostiene que “Turner no tiene el monopolio de contenidos deportivos para Latinoamérica”. Confía en que la AFA los elegirá para que tomen el otro 50 por ciento de los derechos que estaban en manos de Fox y ahora de su adquirente, Disney. Pero la decisión está supeditada a los entes reguladores. Si bochan a ESPN porque controla la señal de FOX Sports o no se desprende de ella, TNT podría tener más chances de captar la totalidad de la audiencia futbolera.

Perdió una oportunidad cuando Disney no pagó el 50 por ciento de los derechos televisivos. Por una cláusula del contrato con la AFA podría haberse quedado con la mitad que no tiene si ponía la parte de su competidora. La compañía más grande de entretenimientos en el mundo adujo que no había plata pero quiere convertir al fútbol en sus nuevos dibujitos animados. En Brasil ya ganó una partida regional cuando el Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE) le aprobó la adquisición de Twenty-First Century Fox sin que le exigieran vender Fox Sports en el país vecino. Solo la obligaron a mantener la grilla de programación como estaba en la cadena que compró. Si quisiera hacer otra cosa deberá esperar los próximos tres años o hasta el fin de los contratos vigentes.

La Liga profesional de la AFA, con Marcelo Tinelli de bastonero, analiza alternativas para mejorar el contrato que ya venció por los derechos televisivos al exterior. Por el más importante tiene tiempo hasta el 31 de diciembre. Al del fútbol como producto for export se aferra TyC como última carta para no quedar al margen del todo en una liga de grandes corporaciones donde ya no cuenta.

Perdió la producción de contenidos para las Copas Libertadores, Sudamericana y Recopa entre 2019 y 2022 a manos de Mediapro en septiembre de 2018. Es la compañía española del catalán Jaume Roures. Torneos y Competencias fue la empresa más afectada por el escándalo FIFA de 2015 y a partir de ese momento empezó su pronunciado declive. Aunque tampoco se salvaron del caso que conmocionó al planeta fútbol cadenas o sociedades como Fox, Televisa, Traffic, Globo, Full Play y la propia Mediapro, como se desprende de la declaración del empresario coimero Alejandro Burzaco ante la jueza Pamela Chen de EEUU en 2017. Cuando le preguntó si alguna de esas compañías estuvo involucrada en el pago de sobornos, respondió: “Que yo sepa, con excepción de Clarín, todas las compañías”. El ex de CEO de TyC era socio del oligopolio mediático cuando explotó el escándalo de los sobornos. Aquel testimonio hay que recordarlo en su contexto.

“La oferta de 13 millones por año la vamos a difundir oficialmente en la semana, cuando se presente por escrito”, informó Nicolás Russo, el presidente de Lanús y uno de los dirigentes que definirá en un encuentro por zoom el viernes próximo cómo sigue esta película. Las negociaciones son complejas por todas las partes que intervienen en ellas: dirigentes, empresarios, influencers y funcionarios. Además el partido por los derechos televisivos del fútbol se juega en Estados Unidos, como tantos otros negocios de la economía planetaria. La era de TyC y Clarín es un recuerdo lejano. La del Fútbol para Todos que se extendió por seis años y cuatro meses, una conquista que hoy ni se plantea. Este es el tiempo de las multinacionales del entretenimiento que disputan entre sí un producto bien argentino. Con sus virtudes y miserias y del que nadie se quiere quedar afuera.

Sus dirigentes pueden tomar nota y no victimizarse. Nadie les pide una proclama nacionalista ni antiimperialista. Tampoco que repitan los gestos genuflexos de la era Magnetto, como la definió en su libro el periodista Martín Sivak. Es mucho más simple que eso. Están donde están porque los eligieron los socios de sus clubes, cuyos intereses deben defender además de administrar bien el profesionalismo. Ése que convive en tensión permanente con nuestras asociaciones civiles sin fines de lucro.

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