En medio del debate global sobre el financiamiento de la actual crisis económica y sanitaria provocada por la pandemia, un grupo de millonarios de todo el mundo tiene una solución a mano: que les cobren más impuestos.

La propuesta de Millonaires for Humanity a los ministros de finanzas del G20 que se reunieron el 18 y el 19 de julio en Arabia Saudita es, como repiten tres veces al final de su misiva, “tax us, tax us, tax us”. 

Los 83 supermillonarios que firmaron la carta consideran que la única vía para lidiar con la actual devastación económica es revertir el sistema tributario regresivo que se impuso en los '80 con la revolución conservadora de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. 

Cash dialogó con uno de los signatarios de la carta, Morris Pearl, director del grupo madre de esta iniciativa, los Patriotic Millonaires de Estados Unidos.

-En su carta al G20, Millonaires for Humanity es muy claro sobre el camino que deben tomar los gobiernos: cobrarles más impuestos a los millonarios. La reunión del G20 fue el 18 y el 19 de julio pasado. ¿Hubo alguna respuesta oficial del G20?
-No hemos tenido todavía una respuesta del G20. Pero está claro que los gobiernos van a tener que actuar porque la creciente desigualdad que estamos viendo no es sostenible. Esta desigualdad precede a la pandemia. De hecho el grupo que dirijo en Estados Unidos, los Patriotic Millonaires, fue fundado en 2010: hace diez años que empezamos con este mensaje. 

-¿La pandemia profundizó la desigualdad?
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Con la pandemia esta situación se ha hecho más urgente, más impostergable. Hay una minoría que se está enriqueciendo cada vez más, mientras que la mayoría se empobrece. Esto no funcionó en Sudáfrica en los '70 y '80. No funcionó ni para el país ni para los ricos y la élites. Y no va a funcionar hoy para el mundo. El impacto de esta crisis va a durar mucho tiempo. Puede hundir a 500 millones de personas en la pobreza.

-Además existe el riesgo de la pérdida de millones de puestos de trabajo.
-Cientos de millones van a perder sus trabajos por el cierre de empresas que en muchos casos será permanente. La falta de camas hospitalarias, de mascarillas y ventiladores es una clara muestra de la inadecuada inversión en la salud pública en todo el mundo. La única manera de solucionar esto es con más inversión y para eso se necesitan más recursos presupuestarios. 

-¿Qué tienen que hacer los gobiernos?
-El ministro de finanzas de Alemania dijo que había que hacer algo sobre las multinacionales y los paraísos fiscales. Estamos de acuerdo, pero no resuelve todo el problema. Suspender el pago de la deuda de los países más pobres es un pequeño paso en la dirección correcta, pero hay que ir mucho más allá. Los ricos tienen que pagar más impuestos y los que menos tienen, pagar menos.

Camino

-En su carta al G20 ustedes dicen que un cambio estructural impositivo global es el “único camino para cambiar la actual situación”. Sorprende la vehemencia de este diagnóstico. ¿Es así? ¿El único camino?
-Sí. Estamos viendo la concentración de la riqueza más grande de toda la historia. La gente solía decir que Rockefeller o JP Morgan eran ricos, pero eso no es nada comparado con el porcentaje de riqueza que manejan hoy Marck Zuckerberg o Jeff Bezos. Y lo que está bien claro es que esta fórmula no está dando resultado.

-En el contexto de la pandemia ha habido muchas propuestas para cobrar un impuesto especial para los ricos por única vez. Pero en su carta, ustedes van más allá de esto. Hablan de un aumento permanente del impuesto a los más ricos. Esta propuesta va en la dirección contraria a la que se ha movido el mundo en los últimos 40 años.
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Es cierto. No hay ninguna razón que justifique que en términos proporcionales yo esté pagando muchos menos impuestos que el encargado de mi edificio. El resultado es que yo me estoy enriqueciendo cada vez más cada año. Y mis hijos se están enriqueciendo porque yo me estoy enriqueciendo. No hay mérito individual alguno en esto. Y hay una consecuencia muy clara: el encargado de mi edificio es cada vez más pobre. Es lo que ha venido sucediendo en los últimos 40 años. 

-¿Qué proponen?
-Me parece bien tener un impuesto especial a los más ricos relacionado con la crisis del coronavirus, pero lo que se necesita es un cambio estructural en que los ricos paguen más impuestos de forma permanente como parte de su contribución a que funcionen mejor la salud, la educación y la seguridad y que haya menos desigualdad. 

-¿Sería una respuesta a un reclamo social de mayor igualdad?
-En estos días hubo una marcha de miles de personas aquí en Nueva York, gente que portaba horcas simbólicas, protestando por estos problemas. Si no cambiamos, ése es nuestro destino más seguro. Es necesario que la gente tenga una razón para participar en la sociedad.

Impuesto

-En América latina ha habido muchas propuestas de partidos opositores para un impuesto especial a los ricos. La más importante del gobierno argentino con el impuesto por una vez a las grandes fortunas. Afecta a una porción ínfima de la población, unas 12 mil personas, pero al Gobierno lo están acusando de comunista y totalitario. Está claro que iniciativas como las que ustedes proponen van a encontrar fortísimas resistencias políticas.
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Es cierto. Estuve de vacaciones en Argentina hace unos años y me dio la impresión de que mucha gente tenía miedo. Cuando hay miedo la gente puede moverse en cualquier dirección en términos políticos. Y lo que pasa es que, por el poder que tienen, los ricos muchas veces terminan convenciendo a la gente de que lo que se necesita es un sistema más autoritario con más desigualdad y con mayor poder para las élites. 

-Aparece en el debate público que esas ideas son "comunistas".
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La realidad es que la actual situación ni siquiera funciona para los ricos. Nosotros queremos un sistema con mayor igualdad. El socialismo no es una mala palabra. Hay muchas cosas en Estados Unidos que son muy populares como la seguridad social o Medicare o la educación pública, y hay alguna gente que dice ¡oh, eso es comunista! Absurdo. Los ricos deberían entenderlo. Es en su propio interés. Es parte de la sociedad en la que viven y de los consumidores que necesitan para sus inversiones.

-El argumento que se impuso desde los '80 para bajar impuestos fue exactamente el contrario. El llamado trickle down, es decir que si se reducen los impuestos a los más ricos se estimula la inversión y que con más inversión se genera más empleo y de esa manera la riqueza se derrama por el resto de la sociedad.
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Una falacia. No existe este trickle down. El impacto es exactamente el contrario al que se pregonaba; es decir, las reducción de los impuestos a los más ricos genera una desigualdad cada vez mayor y una economía que no se beneficia de este tipo de políticas salvo para unos pocos. Si adoptamos el camino inverso, cambia el panorama. 

-¿Cuál sería?
-Aumentar el salario y así aumentamos el consumo y con esto se incrementan las ganancias, lo que a su vez va a generar más inversión. Pero para esto es fundamental hacer un cambio estructural en el sistema impositivo.

Guaridas fiscales

-El problema del sistema impositivo no se arregla solo con un aumento de las alícuotas. La evasión y elusión fiscal a través de guaridas fiscales es central en el actual régimen regresivo que desfinancia la inversión pública y profundiza la desigualdad. ¿Cómo se puede lidiar con este problema?
-No soy un experto en este área, pero está claro que se necesita cooperación internacional. No sirve la carrera a la baja en la que los países tratan de atraer inversiones bajando más impuestos corporativos que sus vecinos. La gente no invierte en Nueva York donde yo vivo porque la alícuota impositiva a las corporaciones sea baja, sino por lo que ofrece en términos de oportunidades de negocios y de servicios, sea educación, carreteras o seguridad. 

-No parece que haya voluntad de los países centrales en cooperar para limitar o eliminar las guaridas fiscales.
-Se necesita una cooperación internacional para que el dinero que se hace en un lugar no termine transferido a las islas Caimán o alguna otra guarida fiscal. No es algo que veo posible con este gobierno (administración Trump). Pero creo que si en las elecciones de noviembre ganan los demócratas hay posibilidades de un cambio de esta política.

-La carta que Millonaires for Humanity envió al G220 tenía dos destinatarios: los gobiernos y millonarios como ustedes en el resto del mundo. Usted es el CEO de Patriotic Millonaires, una organización estadounidense fundada hace diez años que tiene el mismo mensaje que Millonaires for Humanity. ¿Consiguieron convencer a muchos en estos años o sigue siendo una iniciativa minoritaria?
-Cientos de personas se han incorporado a Patriotic Millonaires. En especial en los últimos dos años ha habido mucho progreso en este sentido. Cuando empezamos estas ideas no estaban sobre la mesa. Hace unos meses durante un debate de los demócratas, todos estaban a favor de una política tributaria progresista. Incluso con Millonaires for Humanity mucha gente se ha mostrado interesada y se ha sumado a los 83 signatarios originales de la carta. Creo que la gente está empezando a entender que estamos del lado de la marcha de la historia, que no hay otro camino si queremos salir de esta crisis.