Después de cinco meses de parate por la irrupción del coronavirus a nivel mundial, Nadia Podoroska se convirtió en la primera argentina en jugar por los puntos en el WTA de Palermo, el certamen que inició la reactivación del circuito. “Estoy muy contenta y me siento en un lugar privilegiado por volver a competir y estar en un torneo en el que muy pocas jugadoras podemos estar. Por eso trato de aprovechar ese privilegio”, le dijo la rosarina a Página/12, desde Italia, tras el triunfo 6-3, 6-1 ante la húngara Reka Luca Jani (201ª) en la primera rueda de la clasificación.

En las primeras horas de la mañana del sábado, antes del arranque de la actividad, se supo que una jugadora del cuadro dio positivo de coronavirus tras un test realizado en un centro ubicado cerca del hotel. La organización del torneo, rápida de reflejos, emitió un comunicado sin dar a conocer el nombre, activó el protocolo para aislar a la tenista afectada y anunció que todo marcharía como estaba estipulado. Podoroska, quien es representada por Torneos, confía en las medidas sanitarias: “La verdad es que me enteré del positivo por las redes sociales. Acá en el torneo no se habló mucho de ese tema y yo estuve muy concentrada en mi partido. Si no se hizo viral ni produjo tanto pánico significa que el torneo lo manejó de buena manera”.

Radicada desde hace un tiempo en Alicante, la número uno del país había pasado los primeros meses de cuarentena en su casa del barrio de Fisherton, en Rosario. Allí se mantuvo muy activa con los trabajos físicos hasta que pudo tomar un avión y regresar a España, donde se entrena con Juan Pablo Guzmán y Emiliano Redondi. Desde esa ciudad, su base en Europa, partió esta semana rumbo a Palermo, con los recaudos necesarios pero ilusionada con un gran regreso: “El viaje fue muy relajado: desde el momento en que tomás la decisión de salir estás expuesta al contagio. Lo que queda por hacer es tomar todas las medidas preventivas y tener calma. Por otro lado se vive con ganas y alegría por viajar de nuevo a jugar un torneo, sobre todo por la incertidumbre y porque no se sabía hasta último momento si se hacía”.

La aparición de la pandemia le puso un freno abrupto al gran momento que atravesaba Podoroska, quien había iniciado la temporada como una topadora con sendos títulos en el W25 de Malibu, California, y en el W25 de Petit Bourg, Francia. Desde el comienzo del año llegó a conseguir 14 éxitos en fila, brilló en la Zona Americana de la Fed Cup en Santiago, y volvió a jugar el cuadro principal de un torneo WTA en Monterrey, días antes de la suspensión del circuito. Hoy, con la vuelta consumada, la jugadora considera que el circuito podría seguir sin demasiados inconvenientes: “Creo que la situación está bastante controlada; obviamente en estos primeros torneos es todo prueba y error, pero en lo personal estoy muy conforme con las medidas que se tomaron. Después está nuestro compromiso por cumplir con los protocolos”.

El regreso en Palermo tiene un gusto especial, por la victoria y por el momento, aunque Nadia sabe que por estos tiempos rige una nueva normalidad. “Las medidas que tomaron tanto el torneo como la WTA son bastante seguros; siempre está la posibilidad de contagio pero el protocolo nos deja tranquilas. Personalmente yo siempre uso barbijo, tengo siempre alcohol en gel, pido comida a la habitación y no salgo fuera del hotel o del club”, detalló la campeona panamericana acerca de sus cuidados particulares en Italia.

Ubicada en el puesto 172 del ranking mundial, Podoroska transita el circuito en busca de la continuidad que en algún momento le quitaron las lesiones y, más acá en el tiempo, el coronavirus. La jugadora de 23 años acumula nada menos que 22 triunfos en lo que va de la temporada, con apenas tres partidos perdidos. Cerca de su mejor ranking histórico (fue 158ª en 2017), recuperar esas buenas sensaciones tras el intervalo por la pandemia resulta primordial. Con los Juegos Olímpicos en el lejano horizonte, por lo pronto, el primer paso ya está dado: volver al ruedo y festejar. 

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