Una juntada de amigos

La idea de sumar café a la propuesta coctelera de Tres Monos venía dando vueltas desde hace tiempo; la pandemia sólo se encargó de agilizarla. “Charly (uno de los socios) ya tenía la máquina y el local contaba con esta ventana hermosa para atender a la calle. Así que fuimos a buscar a Fer (Lozano, de Negro Cueva de Café y Fuego Tostadores) y a Rodri y Martín de Salvaje Bakery y lo armamos. Generar comunidad es lo más lindo. Queremos laburar con gente con la que nos sentimos cómodos”, cuenta Seba Atienza, el otro socio de Tres Monos, el pequeño y muy querido bar de Palermo. 

Esta alianza entre café, panes y cócteles representa también la llegada a Palermo del blend de especialidad que combina granos de Brasil y Colombia, que hasta ahora solo se podía probar en los locales de Negro, en el Centro. La carta tiene básicos -ristretto, espresso ($110), doble- y combinados con leche -cortado, cappuccino ($120), latte, flatwhite ($140)- que se pueden pedir con un shot extra de espresso ($40) o leche vegetal del día ($50). También venden el cuarto kilo de café molido de Fuego Tostadores (que sale con un cóctel de regalo). E incorporaron cierta lógica de happy hour: de lunes a viernes, entre las 10 y las 15, hay 2x1 en cappuccino. 

Para acompañar, ahí están los rolls (chocolate al 70%, $150), medialunas ($90) o panificados de masa madre que ya se hicieron famosos en Salvaje Bakery. La tostada de palta sale con oliva, pickles y huevo poché ($240) y el tostado “Franchute” viene en pan brioche, con jamón y salsa de queso fontina ($220). También preparan granola (yogurt natural, miel, frutas de estación, frutos secos y cereales; $ 220) y se pueden comprar los panes para llevar (campo a $210; integral a $230). “La propuesta fue muy bien recibida en el barrio. La gente se toma el café en la vereda, nos piden para llevar”, comparte Sebastián. 

Un bar all inclusive, que abre desde la mañana (con cafetería y comida de 10 a 20) y hasta la medianoche, sumando cócteles embotellados, platos y sándwiches.

Tres Monos está en Guatemala 4899. Horario de atención: todos los días de 10 a 24. Pedidos por Instagram: @3monosbar o WhatsApp (11-2896-9457).

Estrenando barrio

Una premisa que compartían Agustina Román, Darío Kazandjian y Analía Aguirre para la apertura de Citadino era que estuviera fuera de los barrios tradicionales. Así, cuando en octubre de 2019 se cruzaron con una preciosa esquina en Parque Patricios, la idea terminó de cerrar. “En la zona no había ninguna propuesta con una temática como la nuestra, que combina cafetería de especialidad y cocina más de viaje, ecléctica pero con un toque local”, cuenta Agustina. Con la idea de abrir a fines de marzo, la cuarentena los obligó a adaptar los planes a la demanda y el contexto. “La gente está en la casa y no quiere comer siempre lo mismo, así que salimos con platos del día, probando si gusta, qué funciona y qué no”, dice. 

Entre los platos que ya demostraron tener éxito está el Llanero Butter Masala, una variación de un clásico de la cocina india (cambiando el tipo de queso paneer por el más latino llanero): una base de vegetales y especias como jengibre, ajo, cardamomo, coriandro, chilly y limas, que se procesa y se espesa con queso y se sirve con arroz blanco, cilantro y maní; una delicia. Para el delivery envían varios componentes por separado en bolsitas para terminar de armar en casa ($400, con dos pancitos naan). Hay además clásicos que van rotando, como la lasaña (con salsa bolognesa que combina carne de cerdo y vacuna), pastel de papas, empanadas o las milanesas de la casa, que son de cerdo con puré de papas y pesto. A esto se suma una esmerada selección de bebidas para acompañar: vinos orgánicos Calamaco, el nuevo Dill&Tonic que presentó la periodista Sorrel Moseley-Williams y cerveza Mur.

En cafetería, especializada de la casa, usan el café que tuesta la propia Agustina en Ninina, donde trabaja hace varios años. “Es un Colombia del Valle de Cauca, un café balanceado, con notas más a chocolate, que si le ponés leche no pierde identidad ni queda tan suave”, describe. La carta es reducida y busca evitar los “nombres raros”: espresso ($100), flatwhite ($140), latte ($160) y el latte Citadino ($180), un tazón grande con salsa toffee casera.

Citadino queda en Atuel 602. Horario de atención: lunes a viernes de 8.30 a 18; sábados de 9 a 19; brunch los domingos de 11 a 17. Pedidos y menú en Instagram: @citadinoba

En el casco histórico porteño

Todavía de flamante estreno, punto.café nació como parte de la familia de Hábito (otra cafetería ubicada a unas cuadras), pero pronto tomó vuelo independiente de la mano de Javier Schulze. “El ugar es muchas cosas. Un punto de fuga, para fugarse y tener un momento de disfrute con el café. Un punto de encuentro con uno mismo y con otros, en un barrio donde confluyen tantos públicos y situaciones diferentes. Y, en lo personal, es también un punto y aparte, un cambio”, resume Javier.

El ventanal de la esquina de Perú y México ofrece una vista privilegiada de los edificios destacados del Casco Histórico. El plan es acomodar las mesas del salón en esa dirección (y habilitar lugares en la vereda en cuanto la regulación lo permita), como modo de integrarse con el barrio. El café de especialidad que utilizan es de Puerto Blest. “Para los espressos elegimos un grano de Guatemala, beneficio natural, de la región de Huehuetenango. Es un varietal mezcla de bourbon y caturra, de perfil medio almibarado, con cuerpo bajo más bien jugoso, tiene notas muy interesantes sólo y queda como un postrecito con leche”, describe Javier. Para la carta de cafés filtrados, van rotando diferentes orígenes: en este momento tienen Kenia y Colombia.

Los precios arrancan en $100 para el espresso, el cappuccino $150 y el flatwhite $180. Los que buscan leches vegetales tienen como opción una de castañas de cajú con higos turcos. “Hay un público vegano cada vez más exigente y buscamos que la leche vegetal esté a la altura del café que servimos”, apunta.  La propuesta de pastelería y almuerzos se está consolidando. “Por ahora trabajamos con proveedores externos que cocinan exclusivamente para nosotros, pronto vamos a empezar a producir acá. Apuntamos a una carta corta con mucha rotación, con el foco puesto en la calidad, lo casero y los productos de estación. No van a encontrar siempre lo mismo, pero la garantía es que todo va a estar bueno y fresco”, anticipa. Y cierra: “El desafío a largo plazo es incorporar los valores del comercio justo y estándares ecológicos a todo nuestro proceso”.

punto.café queda en Perú y México. Horario de atención: lunes a viernes de 9 a 18; sábados de 10 a 18 y domingos de 15 a 18. Pedidos por Instagram: @puntocafeba