El vertido de petróleo en la paradisíaca isla de Mauricio, en el océano Índico, ya es una catástrofe ecológica. Más de 1.000 de las 4.000 toneladas transportadas por el barco encallado MV Wakashio ya se derramaron sobre el mar, y la mancha negra se extendió por unos 15 kilómetros de costa afectando las playas, la flora y la fauna nativa, y a varias poblaciones, entre ellas la ciudad de Mahebourg.

Los equipos de intervención lograron temporalmente detener la fuga de petróleo, que data de hace varios días. Sin embargo crece el riesgo de que la nave se parta en dos -debido a las malas condiciones del mar- y se liberen las 2.500 toneladas que aún conserva en su interior. En tanto, el primer ministro de Mauricio, Pravin Jagnauth ya declaró la emergencia ambiental y advirtió que “la situación está empeorando".

El buque Wakashio, propiedad de una compañía japonesa pero de bandera panameña, transportaba 3.800 toneladas de petróleo pesado y 200 toneladas de diésel cuando encalló sobre un arrecife de coral en Pointe d'Esny, el pasado 25 de julio.

Sus 20 tripulantes fueron evacuados con éxito, pero las operaciones de extracción del combustible con un helicóptero y de colocación de una red de contención llevadas a cabo por la naviera Mitsui OSK Lines, propietaria del navío, se vieron frustradas por el mal tiempo.

Las autoridades de Mauricio solicitaron la ayuda de Francia, que envió personal militar y material de contención desde la cercana isla de Reunión. Mientras que Japón aportó un equipo de ayuda de seis miembros, incluidos guardacostas.

Por su parte, la compañía japonesa publicó este lunes un comunicado para expresar "sus disculpas al pueblo de Mauricio" y se comprometió a continuar haciendo "lo máximo que pueda para proteger el medio ambiente y atenuar los efectos de la contaminación".

Desde Greenpeace, por su parte, aseguraron que se trata de "una de las peores crisis medioambientales que ha sufrido este pequeño país insular".