La Asociación de tenis de Estados Unidos (USTA), organizadora del US Open, quiere llevar adelante el torneo a cualquier costo a pesar de la pandemia de coronavirus, y para ello pretende que los jugadores firmen un documento de exención que le quite al organismo cualquier tipo de responsabilidad en caso de un contagio de COVID-19. El documento que los tenistas deben aceptar para participar incluye un punto en el que se estipula que el jugador asume el riesgo de jugar y no tiene derecho a demandar, por más que falle o haya una negligencia en el protocolo de seguridad ideado por la organización.

"Cada jugador asume de forma voluntaria total responsabilidad por cualquier riesgo, incluyendo la muerte, que pueda asumir por él o por otras personas con las que se encuentre en contacto ya sea como resultado de su presencia en las instalaciones, por una negligencia del National Tennis Centre o por cualquier otro motivo", dice parte del documento que la USTA pretende que firmen los tenistas. 

El tenista holandés Wesley Koolhof subió el documento a sus redes sociales e ironizó sobre su contenido. "Tal vez debería comenzar a leer más las exenciones a partir de ahora...", escribió el jugador que figura en el puesto 17 del ranking mundial de dobles, antes de mencionar algunos de los puntos más polémicos del texto. 


Entre las cláusulas lógicas, que apelan a la responsabilidad individual, los tenistas deben informar cualquier síntoma antes de ingresar a la burbuja del torneo y someterse a los controles necesarios. Y después dentro de ella están obligados a cumplir con los protocolos impuestos por la organización y las medidas de seguridad gubernamentales. 

Pero a medida que avanza el texto, las exigencias de la organización crecen y hasta parecen vulnerar los derechos de los jugadores, incluso con un "compromiso para siempre". De acuerdo a lo explicado por el sitio especializado Punto de Break, los tenistas deben firmar que "renuncian y se comprometen para siempre a no denunciar a la NTC, USTA, la ciudad de Nueva York, ATP, WTA y sus respectivos afiliados (…) directores, empleados, voluntarios, patrocinadores (…) por cualquier daño, acción o causa de acción que surjan en relación a cualquier pérdida, enfermedad o lesión, incluida la muerte, por mi parte o aquellos en contacto conmigo, como parte de mi decisión de entrar en las instalaciones del torneo“, insiste el documento, que deja en claro que aunque ocurra una muerte por coronavirus en torneo, la organización no se hará responsable.