Gatillar probablemente sea la palabra equivocada. Cuando uno gatilla una pistola, el arma se dispara y el impacto se produce una fracción de segundo después. Pero invocar el Artículo 50 es más como arrancar la palanca de una catapulta medieval. El misil se ha lanzado y está navegando por el aire, pero pasará un rato antes de que veamos dónde aterriza. Y cuánto daño hace.

 Las implicaciones financieras a corto plazo de la carta que invoca el artículo 50 de Theresa May probablemente no serán tan dramáticas. La fecha de entrega de la misiva de la primera ministra al Presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, fue revelada por los ministros el 20 de marzo, dando incluso a los comerciantes más dormidos, tiempo suficiente para “cotizar” el evento en sí. 

 La importancia económica clave de este momento es en realidad política: el peso de la balanza negociadora fue instantáneamente transferido a la Unión Europea (UE). Casi todos los expertos en comercio piensan que este período de 24 meses es demasiado apretado, especialmente teniendo en cuenta que habrá distracción con las elecciones francesas y alemanas de este año. Y digan lo que digan los partidarios del Brexit, el Reino Unido tiene mucho más que perder económicamente que la UE si el tiempo se agota y no hay un acuerdo comercial “global” para marzo de 2019.

Podría haber un acuerdo de transición que permitiera seguir con el statu quo comercial existente después de 2019, mientras se negocian los detalles del nuevo arreglo. Pero si esto implica la continuación de los pagos al presupuesto de la UE, esto puede resultar inaceptable para el Daily Mail, una publicación que tiene poder de veto en la mente de Theresa May.

Algunos partidarios del Brexit ya están agitando en busca de una salida “sin negociar”, en la que Gran Bretaña simplemente optaría por comerciar con el resto de los 27 miembros de la UE en los términos más básicos de la Organización Mundial del Comercio.

Debemos recordar que esto significaría un arancel del 10 por ciento sobre las exportaciones de autos y sobre las importaciones de los productos agrícolas enviados a los mercados europeos. Significaría un cierre total de los mercados continentales para los bancos con sede en el Reino Unido.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.