Eduardo Cunha, el principal impulsor del juicio político que depuso a la ex presidente Dilma Rousseff en un golpe parlamentario, fue condenado a 15 años de prisión por corrupción. El juez Sergio Moro, que investiga el caso Petrobras, encontró al ex presidente de la Cámara de Diputados y principal aliado de la derecha brasileña culpable por lavado de dinero y evasión de impuestos. La defensa de Cunha ya confirmó que apelará al Tribunal Federal. El más complicado, sin embargo, es el presidente Michel Temer, que está preocupado porque Cunha podría delatarlo para disminuir su pena.

En un fallo de más de 100 páginas, Moro condenó a Cunha por seis años por un crimen de corrupción pasiva por “solicitar y recibir una ventaja indebida en el acuerdo de adquisición por parte de Petrobras de los derechos de exploración” en la costa oeste africana, donde la empresa petrolera brasilera tiene el 50 por ciento de participación. Pero el magistrado dictó además cinco años y diez meses de prisión por lavado de dinero y otros tres años y seis meses por evasión de impuestos.

De acuerdo con la sentencia, Cunha recibió 1,5 millones de dólares de sobornos para facilitar la firma del contrato en la provincia de Benin, África, pero la sentencia recalcó que el perjuicio para los cofres de Petrobras fue notablemente mayor. “La responsabilidad de un parlamentario federal es enorme y, por consiguiente, también su culpabilidad en la práctica de los crímenes", resalta el juez Moro, y agrega: "No puede haber ofensa más grave de quien traiciona el mandato parlamentar y la sagrada confianza que el pueblo deposita en él para obtener beneficio propio".

Esta condena revoluciona el tablero político porque Cunha, que estaba en prisión preventiva desde noviembre por este mismo caso, orquestó junto con Temer la ilegal destitución de Dilma en mayo del año pasado. Por eso, en caso de que se aprueben las delaciones premiadas, el mandato de Temer estaría en riesgo. Nadie más que Cunha conoce los detalles sobre la conspiración que depuso a la presidenta. De hecho, ya reveló algunas de sus municiones, después de intentar inculparlo en la recepción de sobornos, pero Moro consideró que se trataba de un intento de intimidación y chantaje. Además, estas semanas circuló la información de que el ex diputado estaba a punto de enloquecer dentro de la cárcel, otra señal de que podría abrir la boca en cualquier momento.