El padre agoniza en un hospital. Su hija, en crisis sentimental y la sensación de urgencia por la maternidad, acompaña a ese hombre con el que nunca se llevó bien, y comienza una relación de complicidad con el paciente de la cama de al lado. La escritora Bárbara Blasco (Valencia, 47 años) ganó el XVI Premio Tusquets de Novela con Dicen los síntomas, “la narración mordaz de una mujer soltera que, pese a tenerlo todo en contra, no desfallece en la búsqueda de la felicidad”, plantea el jurado de esta edición, presidido por Almudena Grandes e integrado por Antonio Orejudo, Eva Cosculluela, Elisa Ferrer (ganadora de la anterior convocatoria) y el representante de la editorial, Juan Cerezo. En el fallo del premio, dotado de 18.000 euros, se destaca también que se trata de “una novela de escritura turbadora, y un excelente retrato generacional con un final inesperado”.

Blasco, que da clases en el Taller de Escritura Creativa de Fuentetaja, aclaró que la novela premiada la escribió antes de la pandemia de Covid-19. Como la protagonista de Dicen los síntomas, la escritora trabajó en un bar antes de licenciarse en Periodismo. También fue teleoperadora, bailarina de cabaret, actriz secundaria, vendedora de enciclopedias y ayudante de un mago. La autora de las novelas Suerte (2013) y La memoria del alambre (2018) estudió dirección cinematográfica en el Centre d’Estudis Cinematogràfics de Catalunya y guion de cine en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, Cuba.

La novela de Blasco fue elegida sobre un total de 280 manuscritos presentados al Premio Tusquets de Novela, que lo han ganado en anteriores ediciones los argentinos Sergio Olguín, Betina González y Mariano Quirós, además de Elmer Mendoza (México), Evelio Rosero (Colombia), Alberto Barrera Tyszka (Venezuela) y entre los autores españoles Willy Uribe, Rafael Reig, Fernando Aramburu, Ginés Sánchez, Juan Trejo, Daniel Ruiz García, María Tena y Elisa Ferrer. En su Facebook, la autora de Dicen los síntomas contó que la llamó Juan Cerezo para decirle que el jurado había elegido su novela como ganadora. “Aunque el jurado no la hubiera elegido, ellos me habrían llamado igual para publicarlo –le dijo Cerezo-. Me hizo tan feliz que estuve veinte minutos seguidos bailando. Tan feliz no significa un viaje psicotrópico al fantástico mundo del escritor famoso y otros seres mitológicos, tan feliz es sólo un poquito más de esto, dilatar el tiempo de la escritura, untar de vaselina esta maravillosa rutina. Tan feliz es seguir exactamente como estoy pero un poco más cómoda, con el sello en el culo de ‘aceptada’”.