Saque de arco para Leeds. El arquero toca corto con su primer central en el borde del área chica. El defensor se la devuelve. A unos metros, el 9 rival presiona con pocas ganas. La pelota vuelve al central, que ahora sí abre con el lateral y el equipo de Bielsa sale jugando con ese estilo característico, que hace gozar e infartar a los hinchas. Modificó algunas cosas el rosarino respecto al debut derrotista frente a Liverpool (3-4), pero el estilo no fue una de esas. Tampoco el marcador, nuevamente un 4-3, aunque esta vez en favor de Leeds.

La gran diferencia fue que enfrente tuvo a un rival de mucho menor fuste que el de la primera fecha. Fulham, que terminó cuarto en la Championship pasada que tuvo como campeón a los de Bielsa, intentó presionar la salida de Leeds pero, cuando se encontró con la pelota, la cuestión se le complicó. Remates de larga distancia fueron su arma preferida: los sacaban de cualquier lado y, en consecuencia, difícilmente llegaban a destino. Con más ingenio y recursos, la historia hubiese sido otra.

Con un contricante en modo pasivo, los espacios resultaron mucho menores que contra Liverpool. Aquel partido de incesante ida y vuelta ya era prehistoria y ahora Leeds debía superar una nutrida telaraña de volantes rivales para llegar al área de enfrente. No le fue fácil. En propias palabras de Bielsa: "En este partido nos costó defender, nos costó atacar". Ya sea porque la motivación del debut fue mucho mayor o porque la presión de conseguir los primeros puntos se hizo sentir, a Leeds se le complicó hacerse de la posesión, una de sus principales virtudes. No así, marcar goles. La efectividad de este equipo es notable: seis disparos contra Liverpool, tres goles; diez contra Fulham, cuatro festejos. Un 43 por ciento de acierto.

Pero si al equipo de Bielsa le sale bien marcar en el arco de enfrente, le resulta muy difícil marcar en su propia área. Apenas arrancado el complemento, Leeds ya estaba al frente por 4-1 gracias a un doblete del portugués Hélder Costa, un penal del polaco Mateusz Klich y una buena definición del 9, Patrick Bamford, tras gran cesión del polaco. Fulham parecía haber tirado la toalla, pero las fallas defensivas de los de Bielsa son capaces de resucitar hasta al más muerto de los rivales.


Ya en la primera parte, cuando la historia iba 1-0, el alemán Robin Koch -culpable de dos de los goles de Liverpool- volvió a vestirse de villano al cometer un innecesario penal que luego facturó el serbio Aleksandar Mitrovic. Pero con el 4-1, aquel lapsus individual se transformó en una siesta colectiva. A los 62 y a los 67, llegaron los tantos de Bobby Reid y Mitrovic, otra vez, quienes aprovecharon los espacios y desajustes del fondo de Leeds.

Como Bielsa no podía darle a sus jugadores algún cachetazo a la Timoteo Griguol, optó por mover el banco. Ya en el entretiempo había intentado compensar un poco las cosas en el mediocampo con el ingreso del galés Tyler Roberts y la salida del delantero Rodrigo. Le funcionó bien por un tiempo, claro, pero tras el 3-4 era hora de resguardar el resultado: entró el lateral/carrilero izquierdo Ezgjan Alioski y salió el delantero Bamford.

Así, no quedaban referentes claros de ataque, todos jugadores "rapiditos" para el contraataque. A aguantar se dijo... Y aguantó nomás el equipo de Bielsa, que sumó sus primeros puntos en la Premier League y brindó nuevamente un festival de goles propios y también ajenos. La próxima cita, el domingo 27 ante Sheffield United de visitante.

La palabra de Bielsa

"En este partido nos costó defender, nos costó atacar. Fue un partido que se nos hizo difícil doblegar al oponente. Después del 4-1, ellos en muy pocos minutos abreviaron el marcador, me pareció que más por virtudes de ellos que por errores nuestros. Y del 4-3 hasta el final del partido, jugamos bien. Tal vez en este momento estamos siendo muy eficaces, pero estábamos acostumbrados a crear más opciones de gol que las que estamos creando".