Desde que se dictó el aislamiento social y obligatorio en el marco de la pandemia COVID-19, los Espacios Culturales de la ciudad y alrededores cancelaron todas sus actividades. Nucleados en el Colectivo Rosarino de Espacios Culturales (Crec), se realizó un relevamiento que brindó datos alarmantes.

Las problemáticas que afectaban a estos espacios se profundizaron y "la total e histórica ausencia de políticas culturales municipales y provinciales para acompañar el desarrollo del sector se convirtieron en un cóctel explosivo que, junto a 4 años de recesión económica, hacen inviable el sostenimientos de los mismos". 

De los 70 espacios registrados, 10 debieron cerrar sus puertas (La Bartolina, Le Bal, Bracco, Quilombo 27, Club 1518, Combo Club, entre otros), "dejando un vacío para aquellas personas que encontraban en esos espacios lugares de esparcimiento, formación y encuentro, así como también a les trabajadores de los mismos". A esto se le suma el cierre de otra decena de espacios en los últimos cinco años (El Olimpo, El Espiral, La Chamuyera, La Isla, Nómade, etc).

"Ante las actividades suspendidas, el pago de alquileres, servicios, impuestos, salarios, es inexistente y está generando una deuda impagable a futuro. A seis meses de no poder trabajar a nuestra capacidad habitual y sin poder realizar todas las actividades que habitualmente se desarrollan en nuestros espacios, hemos vuelto a la actividad parcial con protocolos que se cumplieron firmemente sin tener casos de contagios ni irregularidades. Sin embargo, nuestra actividad sigue siendo relegada en las que se encuentran permitidas en los últimos anuncios, siendo perjudicados tanto los espacios como les docentes que allí desarrollan sus actividades laborales", dice el documento.

El Crec reclama una legislación provincial y municipal paa el rubro, para  poder acceder a préstamos y subsidios, incorporación del sector a la asistencia económica de emergencia, subsidio universal para espacios culturales no concursable y exención de impuestos municipales.