Sesenta y dos millones de ricos en este planeta son responsables, con sus pautas de consumo, de más del doble de la emisión de carbono que causan los 3100 millones de terrestres más pobres. Un lapidario informe de la ONG británica Oxfam, dedicada a buscar soluciones al hambre y la pobreza extrema, lleva el análisis de la marca de carbono más allá del tradicional esquema naciones ricas/naciones pobres. El estilo de vida de la élite planetaria es el motor más poderoso del recalentamiento global y de los fenómenos climáticos violentos que estamos viviendo.

La décima parte más rica de la humanidad emitió más de la mitad del carbono que se agregó a nuestra atmósfera entre 1990 y 2015. Esta cifra es inmensa, porque en esos 25 años se agregaron 750 gigatoneladas de carbono, lo mismo que se calcula agregamos entre 1855 y 1995. Según los convenios de París, para evitar desastres mayores no debemos dejar que la temperatura global aumente más de un grado y medio centígrado. Para esto, se creó un "presupuesto de carbono" para el planeta. Los más ricos ya se gastaron la tercera parte de este presupuesto, mientras que los 3100 seres humanos más pobres de este mundo consumieron apenas el cuatro por ciento.

El cálculo de uso de carbono de la élite planetaria, el uno por ciento más rico del mundo, se hizo detallando la huella de carbono que dejan los hábitos de consumo ilimitados. Así, se puede ver que el estilo de vida millonario o billonario deja una huella de carbono 35 veces mayor que la que es necesaria para llegar a 2030 con el clima contenido, y cien veces mayor que el promedio de los 3100 millones más pobres.  Oxfam señala duramente que es "el excesivo consumo de una minoría de ricos que alimenta esta crisis y está llevando al mundo al borde de una crisis".

A nivel global, señala el informe de Oxfam, existe "un privilegio del carbono" que deja afuera a las mayorías. "Los pobres del mundo agregan pocas emisiones de carbono, pero sufren las consecuencias del cambio climático con sequías, tormentas violentas e inundaciones. Esta desigualdad es el resultado de prioridades políticas de estos últimos treinta años, una consecuencia directa de que tantos gobiernos siguieran por décadas aumentando la grosera desigualdad social y el uso masivo de energía sucia".