La muerte de un médico rosarino contagiado de coronavirus agigantó ayer el malestar compartido del personal sanitario en la ciudad ante la decisión gubernamental de abrir los shoppings desde el lunes. La explicación oficial procura hacer equilibrio entre un sistema sanitario al límite y la presión de distintas voces que pugnan por levantar más restricciones. Y mientras tanto, se siguen detectando fiestas clandestinas y el empresariado gastronómico –no conforme con haber logrado días atrás su reapertura– ahora pide que se permita circular en vehículos particulares por la noche. "¿Por qué tenemos que cargar en la espalda este agotamiento extremo, mientras se abren los negocios y los shoppings para que la gente se divierta?", cuestionó la médica Sandra Maiorana. "De ahora en más cambia la estrategia, habrá momentos de apertura y momentos de restricciones", terció el secretario de Gobierno municipal, Gustavo Zignago. El balance diario anoche marcó otra jornada pico con 1027 casos en la ciudad, y 11 fallecimientos por covid. El sistema privado de salud llegó al 97% de camas críticas ocupadas, y los hospitales públicos se mantienen por ahora en 94%. En la provincia se reportaron 2248 contagios nuevos y 23 fallecimientos.

Dejar la vida

El médico Alfonso Dávoli, de 43 años, trabajaba como hematólogo en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, y también en San Pedro. Había sido internado al contagiarse de covid 19, lo que sumado a una cardiopatía y sobrepeso desencadenó su muerte ayer al mediodía. A pesar de su salud, como era menor de 60 años continuaba trabajando. Eso acrecentó el rumor de malestar en redes sociales y pasillos de hospital, desde el personal sanitario hacia las autoridades que gestionan el ASPO. 

Dávoli ha sido el tercer médico en Santa Fe que falleció por coronavirus. Antes fueron Ricardo Blazicevic en Esperanza, y José Portillo, en San Lorenzo.

Consultada por Rosario/12, la titular local de Amra, Sandra Maiorana, reflexionó: "Esta pandemia se está llevando mucha gente, y está diezmando a la gente que trabaja en salud: o bien por el covid, o bien por el estrés extremo, el agotamiento que produce tanta cantidad de trabajo. Sobretodo en Rosario, donde estamos al límite de no tener con quién atender a la gente", dijo. Tras ello, la referente gremial describió: "Hay médicos que en el hospital modal están trabajando 72 horas semanales, es una bestialidad; con equipos densos que dan calor, que no permiten respirar bien, es un esfuerzo respirar vestidos así. No pueden tomar agua, no pueden orinar, deben aguantar horas para poder hacerlo porque al desvestirse es el momento de más riesgo y luego tienen que volver a vestirse y lleva tiempo, y a veces los pacientes no dan tiempo".

Maiorana comparó los 20 mil contagios que se esperaban al inicio de la pandemia con los 46.710 que Santa Fe acumula. "No sabemos cuál será el número final pero sí que tenemos para todo octubre y noviembre con este equipo. El recurso humano no da más y no alcanza, y estas cosas dan mucho dolor, sobre todo cuando muere un compañero. A esto se suma la pregunta de por qué en Salud tenemos que cargar en la espalda todo esto mientras se abren los negocios y los shoppings para que la gente se divierta", reprobó. Y llamó una vez más a la responsabilidad civil. 

"Sabemos que hay gente que debe trabajar para comer, pero hay gente que podría estar en su casa cuidándose y a su familia pero que por mero esparcimiento está poniendo en riesgo la vida de muchos, y el sistema de salud", advirtió. Y remató con elocuencia: "Esta pandemia llevará a que mucha gente muera. La diferencia es que muera con atención o sin atención. Cuando el paciente con covid entra en internación pierde todo contacto con su familia y el único ser humano que está al lado es el que trabaja en salud, y si se agrava es el último ser humano que verá, porque su familia lo verá a cajón cerrado".

Otros intereses

Eso contrastó de plano con el planteo abierto del sector náutico que pidió al gobierno por la reapertura de sus actividades, y del sector gastronómico. Alejandro Pastore, del Paseo Pellegrini, pidió por la posibilidad de circular en vehículos particulares más allá de las 20, para propiciar más afluencia de clientes a bares y restaurantes. La semana pasada a este sector se le había rehabilitado la atención en mes.

Hubo otras postales disonantes en este panorama crítico: dos reuniones bailables, organizadas de manera clandestina, y que la policía desbarató entre la madrugada del viernes y la tarde de ayer. La primera fue en Aldao al 500, barrio Ludueña, y culminó con la detención de 42 personas; la segunda fue en pasaje Ancón al 3400, zona sudoeste.

Afán de equilibrio

"Es indiscutible la gran exposición y el agotamiento del personal de salud, lo cual los autoriza a opinar por la experiencia que afrontan y por conocimiento profesional. Lo que intentamos es procurar equilibrios porque si no, ni uno ni otro extremo resultarán eficaces", dijo Gustavo Zignago a Rosario/12. "La estrategia de ahora en más es distinta, ya no medida según la cantidad diaria de contagios sino con momentos de aperturas y momentos de restricción, intentando equilibrar entre lo sanitario y la actividad económica, según vamos analizando y escuchando cotidianamente. Pero es claro que la salud no se negocia. No vamos a aflojar la movilidad porque la mayor cantidad de contagios hoy se da en la circulación social y en los vínculos estrechos, y restringir los flujos vehiculares nos permite controlar un poco mejor", explicó el secretario de Gobierno.