La comunidad travesti trans de Argentina y sus aliades lgbi+ se aprestan a dar una nueva batalla, en defensa del fallo histórico que reconoció que el asesinato de la líder travesti Diana Sacayán fue un travesticidio. El fallo Sacayán, dictado por el Tribunal Oral Criminal 4 el 18 de junio de 2018, constituye un antecedente jurisprudencial en defensa de la vida y de la dignidad de las identidades travestis y trans, y fue cuestionado por un vergonzoso fallo dictado el pasado viernes 2, por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal (Sala 1). El nuevo fallo de la Sala 1 de Casación confirma la condena a prisión perpetua a Gabriel David Marino. Pero no por el delito de travesticidio sino solamente por la agravante de violencia de género.

La sentencia de Casación conserva algunos de los aspectos materiales que condujeron a prisión perpetua al asesino. Pero no más que eso. Le quita el aspecto esencial del travesticidio como crimen de odio, y describe el crimen de Diana a manos de Marino como el asesinato de una mujer en contexto de violencia de género cometido con arma blanca, sin más agregado de violencia que la que provocó la propia víctima (sí, eso dice el fallo) al intentar defenderse del ataque mortal.

Para el presidente de la Sala 1, Jorge Rimondi, el crimen cometido por David Marino contra Diana Sacayán fue simplemente un homicidio agravado por alevosía. Para sus colegas de la Cámara, Gustavo Bruzzone y Patricia Llerena, fue un crimen doméstico, unas puñaladas, un pecho atravesado por el metal, con un par de tijeras y un martillo ensangrentados dispuestos en la escena del crimen casi para adornarla. Quienes vimos las fotografías del cuerpo de Diana atacado por Marino no podemos borrarnos esas imágenes y vimos perfectamente que no fue un crimen de los que habitualmente se cometen con arma blanca. El crimen llevaba impreso este mensaje: no importa quien seas, lo alto que hayas llegado, tu destino es morir despedazada en tu cama por ser travesti. Marino sabía que esta vez la noticia del travesticidio iba a llegar a los medios de comunicación.

“Vamos a presentar un recurso extraordinario ante la Corte Suprema. Ya estamos reuniéndonos con organizaciones y pensamos organizar foros de debate y una nueva Comisión Justicia por Diana Sacayán, donde trabajaremos sobre los distintos aspectos de la Justicia y lo arbitrario y cruel de este fallo de la Cámara de Casación, que atenta contra toda la comunidad travesti-trans”, manifestó Say Sacayán, hermano de Diana y testigo durante el juicio histórico contra su travesticida, Gabriel David Marino.

“Fue un golpe muy duro este fallo de la Cámara. Recién ahora nos estamos reponiendo. Es evidente que la Cámara de Casación está más preocupada por deshacer la sentencia original que por ver qué pasó con Diana. En el fallo del TOC4 aparecen incluso citas a Judith Butler, aquí no hay nada, ni la menor referencia a la producción teórica sobre identidades travestis y trans. Responden a lo que pidió la defensa y argumentan que es un crimen que no tuvo la suficiente violencia”, sostiene.

Es que, como señala Say Sacayán, el fallo de la Cámara de Casación honra -sin grandes detalles- la segunda parte del alegato del defensor Lucas Tassara durante el juicio Sacayán (que desarrollamos en la edición de Soy del 15 de junio de 2018), donde introdujo detalles morbosos sobre cómo, según su criterio, debería ser un crimen de odio. Si los crímenes de odio no contienen estos “condimentos” (con este término banal e irrespetuoso se refirió el defensor a los crímenes aberrantes que describió, y que incluyen desmembramiento o ingesta de genitales por el agresor), no alcanza para ser manifestación de odio.

“Si seguimos el razonamiento de la Cámara de Casación, ningún delito califica para ser crimen de odio en los términos del inciso 4 del artículo 80 del Código Penal. Diana vivió en un cuerpo travesti toda su vida y como defensora de los derechos humanos. Cuando la mataron no estaba despojada de esas características, que son inescindibles de ella. La Cámara de Casación reconoce la violencia estructural contra las travestis, pero la colocan en la esfera de la violencia de género. Diana generó políticas públicas, representaba ella misma esas políticas y las luchas del colectivo travesti-trans. Es cruel, es arbitrario que la Cámara niegue su identidad como travesti, como defensora de los derechos humanos y como referente del colectivo travesti-trans. Esto atenta contra toda la comunidad”, dice Say Sacayán.

“Para mí lo que está en juego con esta sentencia no es si Marino va a cumplir prisión perpetua o si es o no un transfóbico. Este fallo quiere decir que la Justicia argentina no va a permitir que siente jurisprudencia una sentencia que reconoce que existe el travesticidio como crimen de odio, y a partir de la cual también se produjo un cambio en la política, que llevo a la implementación del cupo laboral travesti-trans. Buscan destruir la sentencia original, que es un faro para travestis y trans que hasta ahora no tenían acceso a la Justicia. Por eso no nos vamos a quedar de brazos cruzados”.