Mientras en tribunales comerciales y penales se dirimen los distintos frentes de conflicto en torno de Vicentin, los números del pasivo declarado por la empresa, a medida que pasa el tiempo, van mutando a cifras mucho mayores. 

Cabe recordar que al día previo de la solicitud de apertura del concurso preventivo, el 9 de febrero pasado, la propia Vicentin estimó el total del pasivo concursal en 99.487 millones de pesos. 

El tema es que los créditos presentados por los acreedores ante la sindicatura lo fueron en diferentes monedas. En consecuencia, su traducción a pesos –con el fin de homogeneizar el signo monetario- dependerá de cada tipo de cambio y cotización del cereal. 

La empresa estimó 99.487 millones de pesos, mientras que las deudas a verificar presentadas por los acreedores reflejan un aumento del 14%, llevándolos a 114.656 millones de pesos" para esa fecha. Si además esos montos se los actualiza con la valuación actual, el crecimiento del pasivo es superior al 40% al 8 de octubre: 144.129 millones de pesos. 

Cabe aclarar que la actualización se hizo sobre el número que presentó la totalidad de acreedores dentro del plazo establecido por el juzgado. Todavía falta la aceptación o rechazo total o parcial de las pretensiones. En cualquier caso, el aumento del pasivo por el tiempo que transcurre y el cambio de las valuaciones, ya sea de deudas en monedas extranjeras o en granos (esta última no es significativa) profundiza el tamaño de la pérdida de capital de la empresa.

A su vez, el patrimonio neto de Vicentin viene decreciendo desde que se presentó a concurso (-377 millones de dólares) a hoy (-464 millones de dólares). Esto se debe a que la firma se ha reconvertido en una mera prestadora de servicios a terceros (contratos de fazón, es decir que terceros le pagan por utilizar sus instalaciones), con lo que en el presente obtiene solo lo necesario para los costos fijos del funcionamiento diario del 50% de su capacidad instalada con la que hoy opera. No mantiene ni renueva equipos.

Al mismo tiempo Vicentin no puede producir el excedente necesario para afrontar su pasivo de 1300 millones de USD. Con el paso del tiempo, se seguirán depreciando sus activos. Los especialistas en agronegocios entienden que la firma así solo podrá funcionar por un año más.

Los propios accionistas y las sociedades controladas, vinculadas o asociadas que reclamaron a la hora de verificar acreencias unos 100 millones de dólares. El juez Fabián Lorenzini mantiene su idea de observar solo lo que pasa con Vicentin SAIC y dejar afuera el resto de las firmas del grupo.

Hasta ahora el único plan de su conducción es que algún grupo transnacional les compre los activos devaluados para salirse de la empresa. El tramado de traders y bancos transnacionales (que funcionan como un sistema de vasos comunicantes) podría fácilmente apropiarse, con costos irrisorios, de las áreas valiosas de Vicentin, como los puertos e instalaciones de Timbúes y San Lorenzo con acuerdos de capitalización de deuda. También podrían hacerlo cooperativas, pero no Afip y Banco Nación por limitaciones legales y estatutarias.

Si se avanza en este sentido, el sector de la agroexportación  terminaría más extranjerizado aún, que era uno de los objetivos que se pretendía evitar cuando cayó Vicentin. Y hay que tener en cuenta que al mismo tiempo le quedará al Estado el rol de hacerse cargo de las consecuencias sociales.

Quienes insisten en evitar ese destino creen que sigue en pie la oportunidad si  se consigue que YPF AGRO, Banco Nación, AFIP, BAPRO, BICE actúen coordinadamente bajo una misma estrategia. Además de evitar el cierre de plantas, despidos de personal y estructuras, se podría concretar la idea de crear una empresa de agroexportaciones público-privada con mayoría estatal.