Asistir a la fiesta clandestina en Chañar Ladeado en plena pandemia le costó caro al comisario del pueblo, Víctor González, ya que se trató de una violación a las disposiciones del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. La decisión de desplazar al jefe policial fue tomada por el jefe de la Unidad Regional IV de policía del departamento Caseros, Hernán Ferrero, con el consentimiento de la titular de la fuerza a nivel provincial Emilce Chimenti. Hasta la designación de un nuevo titular, la dependencia quedó a cargo del subcomisario y del jefe de zona que tienen base operativa en el lugar. La difusión de la presencia de González en la fiesta originó "una investigación administrativa interna para determinar responsabilidades y resolver en consecuencia", afirmó Ferrero.  El caso es investigado judicialmente por el fiscal de Melincué, Matías Merlo, quien ya dispuso una serie de medidas para esclarecer lo sucedido.

El comité de crisis de Chañar Ladeado se reunió con un grupo de vecinos para tratar el tema. “Ninguno dijo que le molesto la fiesta sino la actitud de algunos jóvenes que al salir orinaron en las casas vecinas, entres otros comportamientos indebidos, así como la falta de respuesta por parte de la policía”, dijo el jefe comunal, Matías Dichiara. Según relató el funcionario, el subcomisario "argumentó que (cuando se realizó la fiesta) solo tenían dos efectivos policiales lo que era insuficiente para desarticularla, por lo que decidieron controlar el lugar para evitar desmanes o problemas mayores”.

Casi resignado, Dichiara consideró que “lamentablemente, de continuar esta cuarentena, se van a repetir este tipo de situaciones porque los chicos tienen necesidad de juntarse”. Y en esa misma línea sostuvo que “hay un gran cansancio y agotamiento en la sociedad”.

La fiesta clandestina se desarrolló entre la noche del sábado y la madrugada del domingo y, según el testimonio de vecinos, participaron alrededor de 150 personas. Pero la sorpresa fue que entre los concurrentes se encontraba el comisario del pueblo que ahora fue desplazado.

El local fue clausurado y se recogieron testimonios para avanzar en la investigación del caso donde aparecen como principales involucrados el titular del salón, que no contaba con habilitación comunal, y el organizador de la fiesta que sería un delivery de bebidas.