Una tensión irónica entre el tono y el mensaje aporta complejidad a las sublimaciones sobre seda que el diseñador y músico Andrés Yeah (Rosario, 1987) expone bajo el título de "Gracias pero no, gracias", hasta fin de año en la sala Gabinete de la galería de arte Subsuelo (Balcarce 238, Rosario). Cierto clima de época es capturado en las paradojas que ofrecen estas figuraciones planas, en seductores tonos pastel, donde a través de algún detalle se cuelan atisbos de un pesimismo enmascarado. La belleza aquí es proporcional a la paranoia, síntoma de un mundo humano donde la confianza mutua se ha quebrado: tan cortés es el capitalismo en su afán de vendernos algo, que toda amabilidad cae bajo sospecha. Pero la queja no tiene lugar; es leída como traición. La sociedad global está atrapada en lo que Gregory Bateson llamó el doble vínculo, un mecanismo perverso de comunicación donde la contradicción obra como factor enloquecedor. La lágrima que cae del ojo de un lindo osito rosa, la crítica lapidaria que aparece en una pantalla rodeada de flores, la inscripción devastadora en la espalda de una bonita campera femenina, son detalles de estas complejas viñetas que se dejan leer como grietas que ponen en cuestión una escena afectuosa, que de golpe se revela o parece revelarse como un montaje falso. Este falso insight paranoide suele preceder (por instantes) al acting out violento que figuras como un revólver en el interior de un libro parecen anticipar, o que un plato roto parece testimoniar en silencio. Las escenas de Yeah podrían ser fotogramas de un dibujo animado trágico al que le faltaran partes y cuya historia hubiera que reconstruir sin ellas. Por eso quizás el montaje las hace parecer sábanas tendidas en una misma instalación o ambientación, aportando cierto concepto de unidad que también alude a lo doméstico, el ámbito (de intimidad, o a veces lamentablemente de violencia) en que se vienen desarrollando las actividades creativas durante la pandemia. Un elocuente poema de Julia Enríquez interroga a las imágenes: "¿Cómo es que el desencanto resulta tan seductor?"