El último día de clases fue el 20 de marzo. Rosario tenía entonces sólo dos casos de coronavirus y ninguno Santa Fe. Hoy los positivos rondan los 2.000 por día en la provincia; más de la mitad de ellos en ambas ciudades. Ayer, siete meses después de cuarentena y aislamiento social, 55 escuelas primarias del norte profundo volvieron a las aulas: 275 chicos de primero y séptimo grado. “Un regreso controlado, escalonado y flexible”, lo llamó el secretario de Educación Víctor Debloc. Una “experiencia” piloto en “escuelas de bajo riesgo, de la ruralidad profunda que no han tenido casos de covid o a lo sumo uno o dos” -es decir menos de tres que es lo que exige el protocolo federal-, donde muchos de los maestros viven en el establecimiento y forman lo que se llama una “burbuja” epidemiológica. Debloc advirtió que la vuelta a clases fue “acordada con el Ministerio de Salud”, pero a la primera se suspenderá la actividad. "Bajarán las persianas y cerrarán las puertas”. "La escuela es el lugar más preciado de la democracia, pero debemos decirles a los adultos que tengan esa misma confianza porque el regreso es controlado, escalonado y flexible", insistió.

En la previa, el Ministerio de Educación había anunciado que eran 56 las escuelas rurales de la vuelta a clases. Fueron 55. Porque una se bajó horas antes, precisamente, por un caso sospecho. “Son 755 alumnos, 275 docentes y asistentes escolares que participan la movida, en cinco regiones educativas, en ocho departamentos del centro norte”, explicó Debloc en diálogo con las emisoras LT9 y Aire de Santa Fe.

“Una expectativa grande”, dijo. “Los chicos llegaron a las escuelas, los recibieron sus maestros y realizaron el protocolo sanitario y el control de la temperatura” que se repite en el ingreso y a la salida. “Hay una carga emotiva en estas actividades porque no puede haber abrazos, besos, saludos con la mano. Pero está la mirada y la palabra, dos recursos muy importantes para la educación de las infancias". "Se vive esta experiencia con una gran carga emotiva, pero también con preocupación para que todo salga bien”.

Debloc precisó que el universo de chicos que volvieron a clases es muy pequeño. “Trabajamos con la primaria y los grupos prioritarios: el primero y el séptimo grado. “Primer grado porque necesita la mediación de una maestra” y el séptimo porque “requiere una intensificación pedagógica”, a dos meses de que termine el ciclo lectivo. En la semana, se “habilitarán también los plurigrados de pequeñas matrículas”, en los que una maestra enseña a varios cursos en una misma aula.

Lo de ayer fue “muy importante” –enfatizó Debloc- porque “lo que significa el reencuentro de los chicos con sus maestras, después de dar clases sólo dos semanas en marzo”. Y bajó las expectativa de que las experiencia se pueda replicar en otros lugares.

“Estas son escuelas primarias de pequeña matrícula, de la ruralidad profunda, con caminos de tierra y baja conectividad. Por eso decidimos empezar primero con ellos. La pequeña matricula lo permite”.

-¿Qué pasa una escuela que tenga un caso positivo? –le preguntó un colega.

-Hay que están atentos a la situación epidemiológica. Hasta el viernes teníamos 56 y ayer arrancaron 55 porque una se bajó. Estamos permanentemente con el Ministerio de Salud y los reportes sanitarios respecto a la posibilidad de que eso ocurra. Tenemos que ser conscientes de que eso puede ocurrir, que una escuela habilitada hoy, mañana puede estar cerrada -respondió Debloc. “En la medida que haya personas aisladas, docentes que decidan aislarse, un hisopado en el medio, esa escuela baja la persiana y cierra las puertas, se desinfecta y se esperan novedades porque a veces los hisopados dan negativos.

“Esa es la parte de preocupación y alerta que tienen el director y los docentes para medir la temperatura al inicio de la jornada escolar y al retirarse. Y atender a cualquier síntoma que aparezca, avisar a los padres y consultar con el efector de salud más cercano. Y esto, incluye a los docentes, no sólo los alumnos, también los docentes”.

“El Ministerio habilitó 55 escuelas de bajo riesgo, que no tuvieron casos o han tenido uno o dos. El protocolo federal establece que deben ser menos de tres. Ese es el bajo riesgo”, concluyó.