El plasma, cuando se administró durante los primeros tres días de síntomas leves, tuvo un 60% de eficacia en disminuir la progresión de los pacientes a desarrollar una enfermedad severa. Podemos decir que el plasma interrumpió la enfermedad. Nuestro objetivo es evitar que la gente avance hacia etapas severas, requiriendo intubación, respirador y terapia intensiva”, señaló Fernando Polack, médico pediatra, infectólogo y director la Fundación Infant, a cargo de la coordinación del estudio. Desde el SUM del Estadio Antonio Vespucio Liberti (River Plate), referentes de la institución brindaron una conferencia de prensa para difundir los resultados de su proyecto vinculado al uso temprano de plasma de convaleciente en adultos mayores con Covid-19.

Acompañado de otros especialistas como los doctores Diego Wappner, Romina Libster y Perez Marc, Polack afirmó: “El plasma funciona para pacientes leves, si el donante tiene anticuerpos suficientes y cuando es administrado antes de las 72 horas. Funciona en los mayores de 65 años con comorbilidades y en mayores de 75 años en general, que además configuran la población que más lo necesita. Transforma la covid en un mal catarro e impide que devenga en una neumonía que requiere oxígeno”. Y luego continuó su discurso con énfasis en la solidaridad. “Un donante con un nivel de anticuerpos alto puede servir para unos 12 tratamientos. El plasma es económico, es universal, no tiene patentes y es accesible para todo el mundo, pero depende de nuestra voluntad generar un banco. Si la estrategia de gestión es buena, podemos tener resultados adecuados antes de que llegue una vacuna incluso. Esto funciona si somos capaces como sociedad de ayudar al otro”.

Al respecto, reflexionó Pérez Marc, otro de los expertos a cargo y presente en la conferencia: “El plasma es una herramienta que puede ser muy útil. A partir de estos resultados, habrá que operativizar las estrategias. Pienso que la donación es muy importante; se podría hacer una campaña para donar de forma masiva. Nosotros aportamos la evidencia para que aquellos que gestionan puedan hacerlo de la mejor manera. El plasma es seguro, no encontramos efectos adversos de ningún tipo”. Desde aquí, la escalabilidad (es decir que cada institución de salud cuente con acceso a plasma) dependerá de la gestión, así como también de una fuerte campaña de información y divulgación científica. “Necesitamos una campaña muy orientada. Todo paciente recuperado es un probable y potencial donante de plasma y puede salvarle la vida a otra persona. Hay que estar atentos y consultar ante síntomas tempranos, nuestro estudio sirve para eso también. De hecho, hemos tenido voluntarios que han donado en una gran cantidad de ocasiones, porque cuentan con un título alto de anticuerpos muy alto”, apuntó Libster, una de las principales figuras a nivel nacional en el área.

Qué es el plasma y cómo hicieron el estudio

El plasma es la porción líquida de la sangre donde se encuentran suspendidos los glóbulos rojos, los blancos y las plaquetas. Posee una cantidad de proteínas muy importantes: algunas de corte alimentario, como la albúmina; otras portan grasas, como las lipoproteínas y, finalmente, están los anticuerpos. Cuando se produce la infusión, las defensas empleadas para la covid-19 llevan la inmunidad activa del individuo curado y son transferidas de manera pasiva al paciente que presenta una infección aguda. Para resumirlo: el que se cura le brinda algunas de sus defensas al que está contagiado.

Polack lleva más de tres décadas con la lupa en enfermedades virales y hacia comienzos de año contaba con una premisa: en general, este tipo de patologías solo pueden ser interrumpidas cuando se tratan muy temprano, pues, el tiempo empieza a correr desde el preciso momento en que el virus ingresa al cuerpo. “Empezamos en marzo. Discutimos una y otra vez cómo desarrollarlo para convenir un protocolo de trabajo. Invitábamos a la gente con niveles más altos de anticuerpos y les pedíamos que donaran. En simultáneo, a aquellas personas que llamaban con síntomas y tenían más de 65 años, las invitábamos a participar del estudio. Aquellas que tenían la enfermedad, luego de comprobarlo mediante un testeo por PCR, las llevábamos al hospital y les suministrábamos placebo o plasma”, describió Polack. Luego, esos individuos eran monitoreados por miembros de Infant para seguir el rastro de la evolución de la enfermedad. El seguimiento continuaba por 15 días, hasta que eran dados de alta.

El universo de pacientes en los que realizaron el estudio fue de 160 personas. La edad promedio fue de 77 y la mayoría fueron mujeres. La mitad recibió plasma y la mitad placebo. La gente participó de manera voluntaria en un estudio de carácter aleatorizado (de manera que los investigadores y los médicos encargados no deciden a quién le suministran plasma y a quién un placebo), “doble ciego” (nadie sabe a quién le tocó el tratamiento real y a quién le tocó el control) y contra placebo. “Tuvimos 479 donantes de plasma, de los cuales casi uno de cada tres (el 28%), tenían títulos de anticuerpos en sangre que les permitían donar para este proyecto. Casi una de cada tres o cada cuatro personas entre los que han tenido coronavirus son individuos que pueden donar para mejorar la situación de los adultos mayores que se inician con síntomas”, explicó Polack.

El estudio reunió a una amplia cantidad de instituciones. Participaron el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) y la Fundación Hematológica Sarmiento en el Hospital Dr. Carlos Bocalandro. También los hospitales San Juan de Dios, Simplemente Evita, Central de San Isidro Dr. Melchor Ángel Posse, la Clínica Olivos. Asimismo, fue clave la red de unidades geriátricas de atención ligadas al PAMI en la Provincia de Buenos Aires y en el Hospital Militar Central, el Centro Gallego, el Sanatorio de los Arcos, el Hospital Universitario CEMIC, el Sanatorio Sagrado Corazón, el Sanatorio Anchorena y el Sanatorio Finochietto en CABA.

Resultados divergentes sobre la eficacia

El proyecto llevado a cabo por Polack y compañía es original a nivel mundial porque ensaya la infusión de plasma de manera temprana. Solo existe un estudio similar realizado por un equipo italiano. “En el mundo, el plasma se suministra más tarde. Nosotros siempre lo pensamos como una intervención muy temprana, de lo contrario no funciona”. Después siguió con una metáfora como ejemplo: “Pensábamos que no teníamos que detener a un ladrón (virus) una vez que ya había saqueado la casa, sino que debíamos impedir la entrada, frenando el curso de la enfermedad cuando es leve y no hace más que 72 horas de que se inició. El objetivo es evitar que te den oxígeno, que estés en terapia intensiva; atacar el problema cuando todavía no es tan grave. Los resultados fueron prometedores”, destacó.

Además del trabajo de la Fundación Infant, también hubo otros ensayos clínicos vinculados a la infusión de plasma que arrojaron resultados divergentes. Uno de los más importantes fue realizado por el Hospital Italiano de Buenos Aires. Denominado Plasm-Ar se trató del primer estudio en evaluar su eficacia en pacientes con neumonía severa por covid-19. Participaron un total de 334 individuos, con un promedio de edad de 62 años y una mayor proporción de varones (69,2%). Por cada dos voluntarios que recibieron plasma, uno recibió una solución salina (placebo). Como resultado, el equipo del Italiano llegó a la siguiente conclusión: “En los pacientes hospitalizados con neumonía grave por covid-19 con criterios de gravedad, el uso de plasma de convalecientes no produjo un beneficio clínico significativo a los 7, 14 o 30 días de seguimiento en comparación con el uso de placebo”.

El otro antecedente provenía del Ministerio de Salud bonaerense. A mediados de octubre, la cartera sanitaria provincial difundió un estudio que revelaba que “su uso en pacientes con neumonía por coronavirus reduce la mortalidad en un 24,4%”. El ensayo incluyó a 3529 pacientes adultos con diagnóstico de neumonía por covid-19, internados en hospitales de la provincia de Buenos Aires. De ese total, solo 868 recibieron la terapia de infusión de plasma. En este caso, vale destacar que los datos clínicos de los transfundidos se obtuvieron de cuatro bases de datos provinciales y nacionales: el Sistema Nacional de Vigilancia en Salud, el Sistema de Gestión de Camas, el Registro Provincial de las Personas y el registro del Instituto de Hemoterapia.

El último ensayo a nivel local fue realizado desde el Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas “Norberto Quirno” (CEMIC). En esta línea, 87 pacientes participaron de un estudio multicéntrico, aunque no se comparó contra una rama placebo. Como resultado, los expertos y las expertas concluyeron que "las infusiones de plasma convaleciente son factibles, seguras y potencialmente efectivas, especialmente antes de requerir ventilación mecánica, y son una opción clínica atractiva para tratar formas graves de Covid-19 hasta que estén disponibles otras terapias efectivas".

Los resultados son diferentes porque los enfoques son divergentes y los objetivos distintos. Algunos, como se ha visto, emplean una rama placebo como grupo control y otros no; y lo que aún significa más, mientras algunos suministran plasma en casos graves por la Covid, otros lo administran en casos leves, es decir, cuando el cuadro aún no se ha complejizado. Todos los trabajos son imprescindibles porque las nuevas evidencias se suman a las pasadas y las problematizan desde diferentes ángulos. Solo de ese modo avanza la ciencia. Solo de ese modo, el país estará más cerca de frenar la pandemia hasta que haya vacuna.

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