El comercio exterior es un área de la economía donde las concepciones teóricas suelen ir de la mano de la evolución de los intereses nacionales y las relaciones de fuerza internacionales. El mercantilismo con su doctrina proteccionista fue la ideología predominante en tiempos de construcción de los Estados nacionales europeos. Una vez consolidada la hegemonía manufacturera británica, el liberalismo de los fisiócratas, Adam Smith y  David Ricardo pasó a ser la doctrina que difundían los intereses industriales británicos en comunión con las oligarquías de los países que les vendían materias primas. Cuando el posterior desarrollo industrial de Alemania y Estados Unidos de la mano de las doctrinas de List y Hamilton puso en jaque la supremacía británica, ésta abandonó el liberalismo para intentar sostener por los menos sus mercados coloniales. 

 El mundo bipolar de postguerra permitió el desarrollo de nuevas doctrinas donde los países del Tercer Mundo pujaban por un concepto de reciprocidad comercial donde los más desarrollados debían abrir sus mercados a sus exportaciones primarias, mientras ellos podían proteger sus industrias hasta que maduren y sean competitivas. Sin embargo, esas posiciones nunca lograron alcanzar masividad y sólo fueron aplicadas a favor de países que contaban con la bendición estadounidense o rusa para el desarrollo.

 En las últimas dos décadas del siglo pasado, el liberalismo fue ganando impulso hasta transformarse nuevamente en dominante tras la caída de la Unión Soviética. El desarrollo de una nueva división internacional del trabajo donde las multinacionales planifiquen su producción a escala global requirió de una creciente apertura comercial negociada a nivel global por la OMC y en distintos acuerdos de libertad comercial regional. La globalización de los procesos productivos fue consolidando el desarrollo industrial del sudeste asiático, China e India, donde las multinacionales decidieron instalar procesos intensivos en mano de obra. Ello generó la reacción nacionalista de las ex potencias industriales donde el proteccionismo vuelve a cobrar impulso.

 En ese contexto, algunas voces de la periferia intentan sostener el liberalismo comercial impulsando el “renacer de la OMC”. Es el caso del economista hindú Arvind Subramanian quien sugiere que las economías medianas “beneficiarias de la globalización”, donde incluye a Australia, Brasil, la India, Indonesia, México, Nueva Zelanda, el Reino Unido, Sudáfrica, China y Japón, “deben unir sus fuerzas en la defensa de los mercados abiertos”. La estrategia sería responder al proteccionismo de las potencias abriendo” sus propios mercados no sólo en las áreas tradicionales de la producción agrícola y fabril, sino también en otras nuevas, como servicios, inversiones y estándares” (publicada en Proyect Syndicate el 22 de febrero pasado). Una curiosa reformulación del concepto de reciprocidad comercial que tal vez sea la clave para comprender porque el gobierno de Mauricio Macri abre las puertas a las importaciones sin lograr siquiera vender un limón a Estados Unidos

@AndresAsiain