Fue una fecha, y faltan dos. La que fue (el domingo pasado, con lluvia) pregona las que vendrán como un cruce enriquecedor e independiente entre mujeres. Refuerza Sofía Viola, una de ellas. “Llovió, pero no fue impedimento. Para los asistentes son muy nutritivos estos cruces de mundos en la música, ya que son propuestas bien diferentes y es alimento de fácil digestión para el alma”, señala, en trance de memoria corta, esta cantora, poeta y actriz que conforma el dúo Las huevas son estas, con Barbarita Palacios. “En cuanto a nosotras, lo de siempre: la libertad de hacer lo que se nos dé la gana, la música, la creatividad, la voz para cantar las penas y las alegrías nuestras, y de los demás”, extiende Viola, fijando una impronta  bajo la cual podría englobarse el ciclo Chicas Superpoderosas, que proseguirá hoy (9 de abril) y el otro a las 20 en La Usina del Arte(Caffarena 1). Ahora se explaya Melina Moguilevsky, pronta a cruzarse con Las Huevas. “Lo de poderosas podría ser por el poder que tenemos de transformar en canciones nuestras vivencias, y la libertad de decir por esa vía lo que pensamos y sentimos”, ensaya la hija del multiinstrumentista Marcelo. “Para mí también es llevar adelante proyectos musicales que apuestan a un decir propio que no busca `encajar` en ningún lado”. 

Melina, que compartirá escena hoy con Las huevas, tiene entre planes presentar las canciones de su reciente disco Mudar, cuya piedra basal pasa por hurgar en la voz como instrumento. “Los cruces son buenísimos –remarca ella–. Es muy lindo ver lo que se genera con cada combinación de grupos tan diferentes. Creo que presenciar dos propuestas tan contrastadas da aire a la escucha: se pasa por muchos estados. Además, tocar para públicos desconocidos y `de otro palo` es siempre un desafío”, se entusiasma Melina, que también compartirá escena con Szachniuk, el domingo final. “Nos une la búsqueda de un decir propio, aunque cada una desde una estética bien diferente. El recorrido de las cuatro es muy distinto, aunque también hay mucho en común, sobre todo en la música que valoramos, o que nos influyó a todas en nuestra historia”, enmarca.  

Szachniuk ubica el toque dentro del marco de lanzamiento de su disco Luna Atrás. “Pienso que nos iguala la intención de expresar algo propio con la música. Y eso nos hace indagar en las músicas tradicionales, clásicas, modernas que luego nutren lo propio”, sostiene Nadia, mujer de versátil voz. “La intención del ciclo (ideado por Adrián Iaies) es reunir cuatro artistas de edades similares, que hacemos música independiente, nos autogestionamos, y tenemos una propuesta propia”. Barbarita, la cuarta poderosa, recala en la honestidad brutal y la “adolescencia” que la une a su comadre, Viola. Y remata con su impresión sobre la juntada. “En términos musicales creo que no nos une nada. Las propuestas son realmente muy diferentes, pero está bueno armar los ciclos desde ese lugar”.