Tres mujeres fueron imputadas formalmente por el fiscal federal Ricardo Toranzos, del Área de caso Complejos de la Unidad Fiscal Salta, en una audiencia dirigida por el juez federal de Garantías Julio Bavio, quien hizo lugar a los pedidos de la fiscalía y dió por legalizadas sus detenciones y la acusación por el delito de transporte de estupefacientes agravados, tanto por el número de intervinientes como por la utilización de una persona menor de edad. Es que una de estas mujeres había escondido 2 kilos de cocaína debajo de la ropa de su hija de 7 años.

El fiscal pidió además que a una de las mujeres, que se llamaría Elizabeth Flores Calle, señalada como la de mayor “escalafón” en la maniobra, se le sume el delito de uso de documento falso, porque al momento de identificarla exhibió tres identidades. Esta mujer aseguró que no sabía que las otras llevaban la droga, y las otras dos adujeron razones de necesidad para transportar la sustancia. 

El juez también hizo lugar al pedido de que se mantenga la prisión preventiva de las mujeres por 31 días, el mismo plazo de investigación, y autorizó la realización de peritajes y otras diligencias complementarias.

En cuanto a la niña, el juez accedió al pedido del fiscal para que se hagan informes ambientales y se verifique la situación de otras personas menores de edad del grupo familiar de su madre y dió intervención a la Secretaría de la Niñez de la provincia de Salta.

El operativo en el que las mujeres fueron detenidas se realizó el 18 de este mes, a las 5 de la mañana, en un control de rutina de Gendarmería Nacional en la ruta provincial 5, a la altura del municipio de General Pizarro, en el sur de la provincia. Esta ruta se usa mucho más desde la apertura progresiva en la pandemia, porque permite llegar al norte salteño sin pasar por Jujuy.  

Los gendarmes detuvieron el remis en el que viajaban las mujeres, desde Orán a Salta. Según detalló el fiscal Toranzos, cuando se les pidió que descendieran, una de las dos mujeres que iban el asiento trasero arrojó a un costado un paquete con el estupefaciente. Esto fue advertido por los gendarmes y al quedar en evidencia, la mujer, que llevaba consigo a su hija de 7 años, confesó que la niña tenía adosado a su cuerpo otros dos paquetes con cocaína, mientras que la otra ocupante, identificada como Noemí Carrasco Flores, también reconoció que llevaba cocaína oculta debajo de su vestimenta.

La mujer que iba adelante, de mayor edad y que fue sindicada como de mayor jerarquía en la maniobra, no llevaba droga encima y cuando le pidieron que se identificara dió tres identidades, es más, en la audiencia aportó un nuevo número de cédula de identificación. “En la primera oportunidad, la acusada dijo llamarse Elizabeth Flores Cali, de nacionalidad boliviana y residente en ese país; sin embargo, al verificar su nombre, el número de documento aportado, las autoridades de ese país desconocieron los datos, instancia en que brindó otra identidad y dijo llamarse Elizabeth Flores Calle”, explicó Toranzos. Pero cuando investigaron el derrotero de las mujeres, se dieron con que habían estado en un hotel de Orán, "donde Flores Calle se identificó como Mariela Ferreyra”, agregó el fiscal.

Además, esta mujer ya cuenta con antecedentes por narcotráfico. Para el fiscal, es evidente que Flores Calle ostenta un mayor “escalafón” en la maniobra de transporte de la droga. La sospecha es que ella contrató a las otras dos mujeres para que se presten al transporte de la droga. Además, el fiscal le asignó responsabilidad en la coordinación del viaje y la contratación del remís que las llevaba a Salta, donde, explicó la Fiscalía, debían tener contacto con otro eslabón de la cadena de narcotráfico.

En cuanto a Carrasco Flores, el fiscal señaló que en el operativo entregó un paquete que contenía 1.500 gramos de cocaína. La otra mujer llevaba 500 gramos del mismo estupefaciente. Su identidad se reservó, para no afectar a la niña, dado que es su madre. Esta nena llevaba adosado a su cuerpo cuatro paquetes que pesaban un total de 2 kilos. La Fiscalía informó que el total secuestrado ascendió a poco más de 4 kilos de cocaína.

Para sustentar su pedido de que las mujeres sigan en prisión preventiva, el fiscal señaló que es evidente la reticencia de Flores Calle a aportar su verdadera identidad, además de que no tiene arraigo en la provincia y no se pudo verificar su procedencia, y que tiene antecedentes por delitos similares.

En cuanto a Carrasco Flores, Toranzos valoró que aportó un domicilio en Bolivia, pero esa dirección no pudo ser verificada por las autoridades bolivianas, con lo que para el fiscal hay un riesgo de fuga y entorpecimiento procesal. En el caso de la madre que usó a su hijita, el fiscal agregó la "grave" situación de vulnerabilidad de la niña utilizada para ocultar la droga. Y destacó que antes de que la madre vuelva a tomar contacto con la nena y con otros hijos menores de edad, se debe hacer un informe ambiental que permita garantizar que no continuarán en riesgo.

Esta mujer reside en el pueblo de Salvador Mazza, en una zona próxima a la frontera. El fiscal indicó que registra numerosos ingresos y egresos del vecino país, incluso por pasos no habilitados legalmente, lo cual consideró que convierte en más riesgoso el peligro de fuga.

Los dichos de las acusadas 

Asistidas por el defensor oficial Martín Bomba Royo, las tres mujeres accedieron a declarar. Flores Calle trató aseguró que no sabía que las otras dos mujeres llevaban droga y que viajaba para cobrar una deuda y comprar mercadería.

Carrasco Flores dijo que accedió a cargar la cocaína por necesidad, dijo que le ofrecieron 450 dólares y que debe mandar dinero a Bolivia para asistir a un hijo que sufrió un accidente. La mujer detenida con su hija aseguró que necesita dinero para un tratamiento de salud de un familiar. Y señaló a la mujer que la habría contratado y el dinero pactado por su participación.

El defensor oficial solicitó el arresto domiciliario para la joven madre para que tanto la niña de 7 años como sus hermanitos estén bajo su resguardo. Y tuvo un entredicho con el fiscal, porque el defensor sembró dudas sobre la capacidad del hermano de la mujer para quedar a cargo de la nena y el fiscal recordó que la imputada consintió la entrega de su hija a su hermano y al padre de la niña.