"Qué me importa lo que Diego hizo con su vida,

me importa lo que hizo con la mía".

Roberto Fontanarrosa

Cuarenteñeros; distanciadites de mi tricúspide; almas a las que tanto han herido pero igual se niegan al olvido; Dieguitos y Dieguitas nacides después de los dos goles de Dios: uno con la mano y el otro con el alma. Tristes, tristas y tristos que igualmente nos quedamos en casa, porque lo quisimos, lo queremos, y también nos queremos. Tortugues que no se escapan; ansiosites por contar “esa" anécdota tan personal en la que Maradona les alegró la vida; creyentes o no que prefieren la mano inesperada de Dios a la mano invisible del mercado.

¿Para quién canto yo entonces? Para todas ustedos.

En medio de la tristeza por la partida, celebremos que estuvo, y gritemos cada gol, festejemos cada frase, suframos cada caída... en casa, cuidándonos: Covid no entiende de fútbol, de sentimientos ni de leyendas. Su línea de 4 —adenina, guanina, citocina y uracilo— sigue acechándonos, esperándonos en offside.

Y parece que los CABA boys, los que dicen que la salud es más importante que la economía, pero los negocios son más importantes que lo importante, siguen abriendo contagiódromos para que nadie se sienta excluido.

Mientras tanto, su ministra de maleduqueishon suministra denigraciones varias a sus correspondientes subordinados, fogoneando además que se denuncie, no casos de Covid ni escuelas en mal estado edilicio, sino a maestres o profesorix que, hisopado mediante, den populista positivo.

Esa cosa de ponerse en un lugar superior y de fogonear denuncias nos hace acordar de tiempos muy feos de la historia de la humanidad, pero no vamos a mencionarlos, porque: 1) no queremos cambiar el tema de discusión y 2) ustedes ya saben de qué tiempos hablo, perdón, escribo.

Probablemente, con tanta apertura de opciones covidables, algún funcionario juicioso le habrá advertido al Lord mayor que “si queremos que nos voten de nuevo, tendríamos que hacer algo para que no enfermen”, y seguramente Mauracio —¿o debemos llamarlo Horicio?— la pensó, y resolvió, no solamente una, sino varias medidas que apuntan, sin duda, a que todos nos quedemos en casa y no salgamos ni por joda.

1. Aumento de 55% en los peajes: así todes se quedan en casita y no cruzan a la provincia, donde se podrían enfermar de comunismo explícito.

2. Aumento del subte: se supone que no debemos tomarlo porque es una fuente de contagio frecuente. Pero tampoco es cuestión de prohibirlo; mejor, la famosa “cuarentena neoliberal”: que salga quien pueda pagar.

3. Las ecobicis ya no serán gratis los fines de semana (y, si sos turista, tampoco en la semana): es la manera neoliberal de darles la bienvenida a los turistas y de decirles a les porteñes que "si pensaban tomarse una bici porque el subte está caro…, jejejejejeje”.

4. Parquímetros en toda la ciudad: “Buenos Aires, la reina del paaarking”, cantaría Gardel, y los barrios pasarían a ser “Villa del Parking”, “Parking Chacabuco”, “Parking Chas”, “Parking Madero”, "Parkelmo Hollywood”, etc. Porque el que dijo “el subte está caro y la bici ya no es gratis, así que mejor agarro el auto”, recibirá un “agarralo pero no lo sueltes, porque donde lo dejés, te cobramos”. En vez de “espacios verdes”, habrá “espacios para recaudar verdes”.

5. De todas maneras, si, pese a todo, el individue decide salir a pasear por la ciudad, ya no podrá ir a algunos lugares, pongámosle Costa Salguero, porque, para proteger nuestra salud, han tenido la idea de vendérselo a…, a… alguien.

6. Finalmente, si haciéndoles caso a las cinco premisas anteriores, le porteñe dice: “Bueh, me quedo en casa y encargo unas buenas pizzas, o hamburguesas con huevo frito, o ensalada de coliflor y seitán”…, tampoco quedará usted exento, mi queride lectore, ¡Acá no se discrimina a nadie! Usted encargue nomás, y pague con su tarjeta, que ahí mismo habrá adquirido el derecho, el extraño privilegio y la obligación inmediata de ¡pagar el impuesto a la compra con tarjeta!

Algo hay que reconocer: ¡esta gente sí que está en todas, a la hora de perjudicarnos!

Recomiendo acompañar esta columna con el video “Impuestos larretianos”, de RS Positivo (Rudy-Sanz) ubicable en el canal de Youtube de los autores, y que se puede ver y escuchar haciendo clic en este aquí.