Ayer, con 70 años, la peste de estos días tristes se llevó a Fernando de la Riestra. El músico y médico rosarino falleció a causa del coronavirus, y deja un legado de afectos y de música. El tweet de Leo Maslíah fue preciso: “Tremendo dolor por la muerte de Fernando de la Riestra, grande entre los grandes de la música argentina y de la vida”.

La congoja afecta al ambiente musical de la ciudad, entre varias consideraciones por ser un músico de trayectoria muy querido, al que Bonzo Morelli definió, ayer por Facebook, de la siguiente manera: “Este maldito virus se ha llevado a muchos seres queridos, te recordaré por tu gran pasión por la música, los discos, tu sentido del humor, como un excelente profesional”. También el Ministerio de Cultura de la Provincia de Santa Fe comunicó en las redes su dolor ante la partida del artista.

Bajista, habitué del mundo del jazz, conformó dos grupos de carácter histórico: El Umbral y Mundo Bizarro. Con El Umbral, Fernando de la Riestra recorrió el mundo: Alemania, Austria, Polonia, Francia, Suecia, Dinamarca. Formado en el año 1982, los ensayos del grupo tenían lugar en la terraza del Palacio Remonda Monserrat, donde funcionaba El Altillo Producciones y se daban cita, entre otros, Acalanto, Jorge Fandermole, Adrián Abonizio, Ethel Koffman. El cuarteto reunió los talentos de De la Riestra, Mariano Suárez, Luis Suárez y Omar Pogonza, en un primer disco homónimo grabado en 1988 bajo el sello El Arca de Noé. El bajista participó en los cuatro siguientes, el último de los cuales, 16 pistas, fue editado por BlueArt Records en 2002. En su libro Jazz al Sur (Emecé), Sergio Pujol se refirió al grupo de esta manera: ¨El Umbral hizo un clivaje interesante de la improvisación libre en sus comienzos a un aire de canción rioplatense sin texto, abstracta, tocada con una delicadez de música de cámara. Para su búsqueda sonora el cuarteto rosarino parte de composiciones breves, microformas que contrastan con lo habitual en el jazz¨.

Con Mundo Bizarro la cercanía estuvo del lado del rock. En voz y guitarra, junto a la voz y flauta traversa de Irene Cervera, el grupo integró a Chivo González, Lucas Dimare, Maxi Ades y Armando Savia. Editaron dos discos: Mundo Bizarro (1995) y De noche el fuego (2001). Según el músico, no sólo el rock era parte de la apuesta, también la música clásica, el bolero y otros géneros. De noche el fuego fue editado por EMR, y musicalizó la obra de poetas argentinos como D.G. Helder, Martín Gambarotta y Juan Gelman.

De la Riestra no tardó en sumergirse en otro proyecto, que continuara en la musicalización de poetas como Laura Wittner, Francisco Gandolfo, Daniel García Helder, Fabián Casas, Diego Carballar y W.B. Yeats. De allí surgió Microcine (BlueArt, 2009). "Siempre la selección tiene que ver con el proceso de que hay otro que dice lo que yo quiero decir, mejor de lo que yo podría decirlo. Y una de las cosas que me permite grabar 16 temas en un disco es que los textos son concisos, el lenguaje de la poesía que selecciono es tan conciso que me permite trabajar con el concepto de una instantánea, que te deja con ganas de más", supo declarar a Rosario/12.

La medicina y la música no fueron lo único que hizo. También fotografías. Expuso en el CEC en 2009, con la muestra Retratos de Músicos: "Lo que más me entusiasmó de pensar en reunir retratos de músicos en una muestra fue la sensación de complicidad de mi mirada sobre los colegas. Complicidad que aparece por haber tocado junto a la gran mayoría y conocer sus personalidades y sus mohines", indicó.

En 2018, el Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe le dedicó un concierto homenaje que reunió amigos y presencia numerosa en el teatro Lavardén en el ciclo Música con Todos. Leo Masliah, Bonzo Morelli, Chivo González, Claudio Cardone y muchos más, ofrecieron en esa ocasión un recorrido por su música. Con motivo de una entrevista realizada por Edgardo Pérez Castillo para este diario, el 26 de marzo de 2016, el músico señaló: "El enfoque de vigencia se debe un poco a que siempre, cuando se trataba de componer, mi obsesión fue priorizar la melodía. El ritmo lo fijaba la misma poesía, lo que a mí me resonaba. De repente la melodía me parece que, de los tres elementos (junto a la armonía y el ritmo), siempre es la que queda más vigente".