“Era un domingo inusual –recuerda Hugh Nini- porque yo no tenía ningún ensayo programado para ese día y Neal no iba a volar a Nueva York ni a la costa oeste para trabajar. Después de la iglesia, paramos en una tienda de antigüedades en la que ya habíamos estado muchas veces”. Ahí estaba, ante la pareja de Neal Treadwell y Hugh Nini, del estado de Texas –Estados Unidos- la primera de una serie de retratos de parejas de hombres desde 1850 a 1950, que luego decidirían compilar en un libro: Loving, una historia fotográfica de hombres enamorados (1850-1950), de Ediciones 5 Continents, que circula por el mundo con todo ese secreto y esas clandestinidades expuestos como una forma de reivindicación. Es un conjunto de imágenes que fueron encontrando guiados por el deseo de explorar, una vez que el azar los sorprendió con la primera de las fotos –el retrato de la tapa y contratapa del libro, un abrazo de cabezas entre-chocadas que va camino a convertirse en ícono global para una estética queer del siglo XIX-. Desde el primer hallazgo, se sintieron ante el amor puro. Fue el inicio de un cierto tipo de apasionada locura: reconstruir un siglo de fotos privadas recolectadas en anticuarios y mercados de pulgas, para trazar una memoria colectiva de miradas al vacío o al sujeto amado, y manos entrelazadas como emblema de rebelión.

Hugh:- Esa primera vez, cuando llegué al final de la pila, había una foto de dos jóvenes abrazados, ¡románticamente! Parecía reflejarnos a nosotros mismos. ¿Quiénes eran? ¿Y cómo terminó su instantánea en una tienda de antigüedades de Dallas? Nunca esperamos encontrar una segunda, y ya llevamos más de tres mil.

Neal:- Para adquirir una foto, como mínimo, tenemos que creer probable que la pareja esté enamorada. Un abrazo, un beso, las manos o las piernas entrecruzadas demuestran el amor. Aunque, hace cien años, un abrazo afectuoso entre amigos varones no era infrecuente. ¡Pero hay un tipo de mirada que es inconfundible!

Así, Loving –que reúne todas las fotos encontradas a lo largo de un periplo de años de la pareja de Hugh y Neal- es una oda al número 2: esas parejas serían la culminación de un anhelo profundo de la comunidad LGTBQ crecida en la proximidad de Hollywood. Había que expropiar la pareja modélica de la comedia y el drama; encontrar esa media naranja que invierte el nodo del sentido hétero-patriarcal transformando la unidad fundamental del star system –por ejemplo- encarnada en Annette Bening y Warren Beatty, pareja en la pantalla y en la vida real.

Hugh:- Nos conocimos en 1992, y dos semanas más tarde invité a Neal a ver Bugsy, con Annette Bening y Warren Beatty. Después, fuimos a cenar. No lo dijimos en ese momento, pero supimos que estaríamos juntos para siempre.

Neal:- Para cuando alguien lea esto, habremos estado juntos durante 30 años. En 2006, fuimos al único lugar de los Estados Unidos donde era posible casarnos: Massachusetts. En oposición a la Ley de Matrimonio de su estado, el entonces gobernador Mitt Romney había revivido una ley contra el mestizaje, de 1913. Entonces, establecimos residencia en Boston, y nos casamos en el Ayuntamiento de Boston.

Recuerdan la conmoción al descubrir en una cajita, en un bazar, a dos tipos abrazados, fumando en calzoncillos, detrás de un barco, en algún suburbio, como representación de una extrema sensualidad vengadora del ostracismo de todos los sujetos anónimos de dos siglos pasados, de quienes no se recuerdan sus nombres; ellos fueron los hombres clandestinos, arriesgados y basureados, de un siglo de historias privadas que –de no ser por Hugh y por Neal- se hubieran extinguido, disgregadas y ninguneadas por el aparato de la recordación familiar, reservado a las descendencias de las parejas hétero.

Hugh:- Lo que hemos aprendido de nuestra colección es que no somos nuevos, sino solo una continuación de una larga lista de parejas amorosas, desde el principio de los tiempos.

Neal:- Ellos parecen estar gritando, diciéndonos: ‘Nos importábamos el uno al otro. Queremos que recuerden ese sentimiento’.

Loving es, también, el propio grito de redención de Neal Treadwell y de Hugh Nini, que aprendieron a ser y ejercieron sexual y afectivamente como homosexuales en medio del sur blanco-basura, la región más racista y homofóbica de los Estados Unidos, que hoy adora a Donald Trump.

Hugh:- Sí, fue difícil Texas. Hay mucho viento en contra para los gays del sur. Nuestra relación fue en la privacidad del hogar, y fue criminal hasta 2003. Por eso nos aseguramos de que nuestras vidas estuvieran llenas de gente buena y amorosa. Hoy nuestra relación es un problema para nuestros detractores, no para nosotros.