A nueve meses del inicio de la pandemia y en vísperas de la llegada de la vacuna, Leonardo Caruana dialogó con Rosario/12, repasó las distintas etapas y con la prudencia que lo caracteriza avanzó sobre lo que viene: "Tenemos que seguir cuidándonos más allá de la llegada de la vacuna, no hay certezas, igual que al comienzo", dijo el secretario de Salud Pública de la ciudad.

–¿En qué punto estamos?

–Si hay algo que ha puesto en tensión la pandemia es que no hay modelos predictivos que no se desarrollen en contextos locales, sociales, políticos y culturales. Por eso se han desdibujado muchos los pronósticos y también los análisis de cada uno de los elementos del proceso de distanciamiento o aislamiento más restrictivo, se han visto miradas que hablan más que nada de posicionamientos políticos e ideológicos, sobre todo en aquellos que pregonan miradas más individuales en el acceso a la salud sobre miradas colectivas, y también los que hablan de la conflictividad del sistema público. La pandemia puso sobre la mesa el rol de Estado en la agenda pública como nunca antes se había hecho, y eso es parte de lo que tenemos que analizar, y destacar la presencia de la universidad pública, del Conicet, de la Comisión Nacional de Vacunas y Medicamentos y de la Anmat, todo esto es parte del diseño y desarrollo de consensos. Por otro lado también las posiciones más "liberales" que muestran a las personas como la defensa y el cuidado individual, y en ese sentido, los modelos predictivos, las formas de cuidarse, muestran diálogos que proponen las autonomías individuales sobre el bien común, por eso es muy importante complejizar cada una de las situaciones para terminar concluyendo que la forma de entender el problema y comunicarlo no están separadas de la presencia de los medicamentos, de las camas críticas o de los testeos, sino que tiene que ver con toda la complejidad biológica y social que la pandemia visibilizó. 

–Desde el 20 de marzo a esta parte, en las distintas etapas, con gran acatamiento al inicio de la cuarentena, y con buenos resultados, sobrevino lo que el doctor Eduardo López definió diciendo: "La cuarentena fue víctima de su propio éxito". En Rosario, por ejemplo, pasamos un par de meses sin casos positivos hasta que después de la "apertura del AMBA" –como dijo el 7 de junio el ministro de Salud de Buenos Aires Alejandro Gollán, advirtiendo que podían "explotar Córdoba y Rosario"– comenzó una curva creciente que puso al límite el sistema de salud local... cosa que no ocurrió porque se reforzó el numero de camas críticas y se redoblaron los esfuerzos de los equipos.

–Sí, nosotros transitamos esa etapa tomando distancia de las declaraciones exitistas o de los que hablaban "del milagro" de la no circulación comunitaria y nos enfocamos en prepararnos para lo que podía venir, y vino. Nosotros con el recupero de la habitualidad estábamos atentos a que eso podría ocurrir y efectivamente ocurrió con las migraciones desde el AMBA y sabíamos que no había un final previsible como tampoco lo hay ahora, y también lo sabemos ahora que estamos atravesando un periodo de descenso y más favorable de la tasa de contagio en Rosario y el país en general, pero viendo lo que sucede en los países limítrofes y también en Europa, debemos sostener las medidas de prevención porque la vacuna todavía no está y nuestra hipótesis de trabajo es que la mayor parte de la gente se cuidó, por eso tenemos una evolución de la curva diferente y tenemos también un porcentaje de la población que está inmunizada porque se contagió. Pero tenemos todavía que vacunar a la población de riesgo, hay un sector que ya la tuvo y otro que debe seguir cuidándose para mitigar una posibilidad de incremento de casos que se dan en la región y puede reproducir un escenario similar al de marzo-abril cuando mirábamos las migraciones entre provincias. Ahora, a diferencia de marzo, conocemos mucho más sobre la enfermedad y sabemos que el cuidado es fundamental.

Después de los meses sin casos se vino el aluvión de contagios que pusieron al límite el sistema de salud y ahora, aparentemente, estamos esperando la vacuna en buenas condiciones, es decir con un amesetamiento a la baja en los casos y otros indicadores que también han mejorado, pero con la preocupación de lo que puede ser una "segunda" ola como ocurrió en casi todo el mundo.

–Venimos con por lo menos 5 semanas en tres dimensiones objetivas de una evolución favorable: disminución del número de casos en el sistema nacional de vigilancia, baja en el número de ocupación de camas críticas (rondando el 70%) y disminución de ocupación de camas por patología covid que ahora están en un 18% promedio entre público y privado. Y por otro lado la propia percepción de los equipos de salud en los centros de salud y en las guardias, que hablan de una disminución de la cantidad de paciente febriles y la merma de pacientes con criterio de hisopado, y a la vez la baja de la positividad de los hisopados.

–Son datos alentadores.

–Sí, pero tenemos que tener en cuenta que entramos en un escenario de mayor movimiento, en una etapa en la que se han recuperado casi todas las actividades, productivas, recreativas, sociales, más las migraciones entre provincias, más un horizonte sin la certeza absoluta pero con buena chances de la vacuna. Pero si uno mira lo que pasa en CABA en estos dias han tenido un incremento en el número de casos en relación a cómo venían, y eso está cerca de acá y han aumentado las migraciones. Por eso hay que seguir firmes en los cuidados, no es final de una etapa.

–¿Ya tuvieron contactos para la vacunación?

–Sí, tanto con Nación como con provincia. Ya hace un mes que comenzamos a trabajar con los relevamientos de lo que es la población priorizada, trabajadores escenciales y población de riesgo. Nosotros tenemos campañas de vacunación en la ciudad y siempre hay que pensar en el acceso a los sectores más vulnerables. Y entendemos la vulnerabilidad no sólo en el sentido biológico o de factores de riesgo y enfermedades concomitantes sino tambien en abordaje de las desigualdades. En ese sentido la presencia de los centros de salud y la cercanía con las organizaciones sociales nos permitirá trabajar territorialmente una estrategia de vaunación que nos dé mayor implicancia y cobertura como lo plantea la ley. Tenemos una norma desde la recuperación de la democracia y actualizada en el 2019 que aborda la vacunación en el sentido de una política de Estado con gratuidad y acceso, prevalencia de la salud pública, con disponibilidad en todo el territorio y una amplia participación de todos los sectores. Esto va a permitir dialogar con la población, informar, lograr legitimidad, como pasó con el uso del tapabocas que llevó su tiempo. Imaginate lo que significa colocar una sustancia en el cuerpo... 

–Y en un país donde un importante porcentaje de la población se deja llevar por sectores de la prensa que repiquetean sobre el origen de la vacuna, que es rusa, o su producción a escala que puede ser cubana o coreana... La "cepa comunista" que los asusta más que el coronavirus...

–Son mensajes que en general no proponen alternativas. Acá hay una comunidad y solidaridad científica global y, vuelvo al principio, con el desarrollo de la universidad pública, el Conicet y los organismos internacionales de la ciencia que repudian esos mensajes que son "destituyentes" de las políticas de portección, de cuidado "entre todos", porque atrás se esconde un fenómeno que se basa en la concepión de que la salud es un hecho de responsabilidad individual de las personas. Y eso está en contra de la realidad, de que se trata de un hecho colectivo, y las vacunas son la mayor muestra, ya que cambiaron el curso de las enfermedades. Como decíamos hace seis meses, hoy más que nunca necesitamos reforzar los lazos entre familias, gobiernos, comunidad, amigos, entre países, la comunidad científica global, países, para que la vacuna llegue, llegue sin temores y logre un cambio en la evolución de la pandemia.