Casi nadie espera transpirar mirando un documental sobre fútbol pero, sin embargo, la mayoría de los que van a por el porno lo hacen en la búsqueda de acabar. El cine sobre música se ha movido por todo el arco: a veces buscando ser más rockista que el rock, otras apenas emulando lo vibrante, en los peores casos arruinando el interés en un artista, y en ocasiones relevando y revelando lo oculto.

Las que integran la sección musical del Bafici 2017 comparten el intento de la dignidad, sea para retratar el movimiento punk internacional (Bamseom Pirates Seoul Inferno en Corea del Sur, Lo que hicimos fue secreto en Madrid, Los Violadores en el Luna Park ahí mismo) o las hondas trayectorias de Bill Frisell o Chavela Vargas, incluso películas sobre fotógrafos como Mick Rock, que pronto vendrá (SHOT! The Psycho-Spiritual Mantra of Rock), o míticos locales porteños (Cemento - El documental).

Si hasta flashadas como Minute Bodies, con imágenes del cineasta F. Percy Smith y música de Tindersticks, conviven con Charco, un compendio sobre cancionistas del Río de la Plata, con un documental intrépido sobre la figura de Dick El Demasiado (Dick Verdult - It Is True But Not Here) o con otro big beatero sobre los pioneros de la electrónica alemana (If I Think of Germany at Night).

También hay folk en una nona baladista de 79 años (Where You’re Meant to Be), tradiciones sonoras ecuatorianas (Sonido mestizo) y etíopes (New Voices in an Old Flower), y el registro de un disco grabado en el camino (Residente, dirigida por el propio René Pérez Joglar, en plan trotamundos). Y en la palestra no faltan los shows en vivo: Más allá de Valle de Muñecas es el registro de la presentación de El final de las primaveras, y Thank You, Friends… pone a músicos de R.E.M., Wilco y Yo La Tengo a tocar la música de Big Star.

A fin de cuentas, en la única que ir al Bafici se toca ilimitadamente con la situación de estupefacientes, rock y sala de ensayo es en la de quedar con los ojos colorados.