Derecho al amor: "Heartstopper"

El primer amor que vuelve a las emociones una montaña rusa, que oscila entre la alegría y las ganas de arrancarse los ojos, es un territorio que el canon literario tiene reservado para las parejas heterosexuales. La tradición es larga y un comienzo está hace 500 años junto a Romeo y Julieta, cuya trama de pasión y choque de mundos se repitió al infinito y más allá en cuentos, novelas y teatro. La narrativa de adolescentes no está exenta de este linaje romántico que se replica en historias de vampiros, escuelas de magia y preparatorias donde populares y nerds tienen una guerra infinita. Pero en la mayoría, si no en todas, los personajes LGBT+ brillan por su ausencia, ¿quiénes tienen derecho al amor?

La novela gráfica Heartstopper podría ser una más entre esas narrativas juveniles, pero se corre de ese lugar con las orientaciones sexuales de sus personajes: es la historia de amor entre un joven gay y uno bisexual que no son héroes ni mártires, sino dos chicos que se quieren y que les encanta pasar el tiempo besándose, más allá de estar en mundos a simple vista opuestos.

Charlie salió del clóset el año pasado y en la escuela fue una revolución, ya que a pesar de su perfil tranquilo dividió las aguas entre quienes se burlaban y quienes le hicieron el aguante. Toca la batería, le gusta leer y tiene una habilidad especial para correr, aunque no le va bien con los deportes en equipo. Nick es jugador de rugby y sus amigos tienen todos los estereotipos que puede tener un rugbier: son brutos, detestan la diversidad y hacen alarde de su fuerza con quien se cruce. Si bien van al mismo colegio, Charlie y Nick nunca se habían cruzado, hasta que un día les toca sentarse juntos y acá empieza lo mejor.

El enamoramiento entre Charlie y Nick se lee de un tirón. Primero sus encuentros se dan en un grupo de estudio de literatura, después empiezan a visitarse a la salida de la escuela y terminan chateando hasta cualquier hora. Nick no tiene nombres para lo que le pasa, nunca le dio un beso a un chico pero por las sensaciones en el cuerpo sabe que no es solo una amistad, aunque tampoco se siente gay y vive una presión interna por ponerle título a sus emociones. Esta inseguridad desconcierta a Charlie, que se pregunta si otra vez se estará confundiendo al enamorarse de un chico hetero que le romperá el corazón. Sus amigxs, donde se encuentran casi todas las siglas del colectivo LGBT+, serán un gran sostén.

En Heartstopper el texto desaparece de a momentos para darle un lugar protagónico a las ilustraciones. Los tomos I y II fueron publicados en Argentina por V&R Editoras y el tomo III, que llegará en marzo, ganó el premio Goodreads Choice Award 2020 en la categoría novela gráfica, convirtiendo a su autora Alice Oseman en una de las jóvenes con más ventas en el Reino Unido (superó el medio millón de ejemplares en solo unos meses). Oseman tiene 26 años y varias novelas publicadas que recibieron el pulgar arriba de la crítica. En redes sociales tiene una posición tomada: es una de las que salieron al cruce de J.K. Rowling, creadora de Harry Potter, cuando empezó con su catarata de comentarios odiantes contra las personas trans.

Derribando mitos: "¿Qué es el género?"

Mientras esperamos que la Educación Sexual Integral incluya láminas donde los rasgos biológicos no fijen al género, el nuevo lanzamiento de la colección Abrepreguntas de Edulp suma un escalón para desligar la relación entre biología, identidad y deseo. ¿Qué es el género? propone un recorrido a partir de lugares comunes y afirmaciones de una palabra que de tanto repetirse en los últimos años muchas veces no se pregunta, y lo hace en un formato sensible a todos los públicos, pero sobre todo pensando en la pubertad y adolescencia.

Definir roles de género por colores, ropa, oficio y deportes es uno de los prejuicios con mayor popularidad en los jardines y escuelas primarias, donde se dan los primeros lazos sociales más allá de los hogares. Si hoy un nene no puede jugar a la cocinita y una nena no puede ser camionera, habrá que cambiarlo todo desde ese principio. “Conceptualizar al género y al no género en el marco de la diversidad, además de superar el esquema dual (femenino, masculino), abre un campo de posibilidades que hace lugar a las experiencias que ya existen y lo deja abierto a otras que lleguen”, escribe la autora Tamara Rosenbluth, psicóloga formada en el campo clínico y educativo.

El lenguaje está vivo y es una zona donde se disputan sentidos. Si decimos “todas” es poco probable que alguien deduzca que se incluye a los varones, y si decimos “todes” o “todxs” de seguro haya quienes se enojen por usar una palabra no avalada por la RAE. También cada vez que decimos “todos” universalizando en masculino, tomamos una posición acerca del género y desechamos las otras opciones. Usar O, A, X y E no es inocente y para dejarlo claro ¿Qué es el género? hace un repaso por lo que cada una dice y no dice, en busca de concientizar lo que hay más allá de las palabras.

Para Rosenbluth, escribir con X no solo es inclusivo, sino expansivo: “Es reconocer al otro y en el otro las posibilidades de una construcción única. Por su fuerza la X denota una incógnita, un espacio singular, lo por-venir. Le tocará a cada quien asignarle uno de los valores disponibles, crear su propio valor, o dejarlo como incógnita”.

¿Es lo mismo violencia de género que violencia por condición de género? ¿Desde cuándo el género es una inquietud social? ¿En qué momento empieza el género para nuestras vidas? A lo largo de las páginas de este libro-manual los interrogantes se multiplican y hacen ley a la colección Abrepreguntas, que ya tiene cinco títulos y promete seguir creciendo. “Cuando las palabras no hablen, serás quien las empuje”, dice Rosenbluth y en su mensaje resuena una invitación: que lxs más jóvenes tomen la posta en las peleas de sentido que toda conquista de derechos tiene detrás.

El segundo hogar: "La fábrica de los sueños"

El dicho popular dice que la escuela es el segundo hogar y, como todo hogar, puede verse como una cápsula de lo que pasa en la sociedad. Esta es una clave para leer La fábrica de los sueños, el nuevo libro de Facu Soto ilustrado por Pitu Saá donde fantasías, primeros amores y fantasmas internos conviven a los tirones con la currícula.

El escenario principal de esta novela es un aula de último año de primaria, donde una maestra estricta hasta lo insoportable se olvida seguido lo importante que es hablar sin tabúes de lo que les pasa a los cuerpos púberes. ¿Amor? Mejor para otro momento. ¿Diversidad? Ni hablar. La estructura de La fábrica de los sueños se sostiene en los personajes, que se vuelven un recursero disparador de temas como el bullying, la tiranía de los talles, árboles familiares diversos y orientaciones sexuales silenciadas.

Lucas y Ian son mejores amigos, se conocen desde que empezaron la escuela y con la revolución de sus hormonas empiezan a sentir que a su amistad le pasa algo nuevo. Cuando están cerca, su cuerpo parece habitado por una fuerza extraña que les da una mezcla de vértigo y pudor: las famosas mariposas les nublan los sentidos y no saben cómo manejarlo. Con el correr de los días Lucas se anima a tirar señales para que su amigo lea lo que le está pasando, pero lo que consigue es una reacción inversa. Ian se pone a la defensiva, empieza a evitarlo y todo se vuelve un drama.

En el aula Bianca se pinta las uñas de naranja para llamar la atención y sueña con ser actriz, aunque por dentro vive un pozo sin fondo porque su cuerpo -diferente a la mayoría, con más kilos que los demás-, no es lo suficientemente hegemónico para encajar. Lucio tiene dos papás y cuando La Seño quiere anular conversaciones la pone en órbita: “Mi papá Marcos me dice que nos tenemos que preguntar todo. Que los heterosexuales, porque mis papis no son heterosexuales, muchas veces no se preguntan si eligieron ser heterosexuales o lo heredaron. Son así porque tienen que ser así. Y a mí me gustan las chicas, pero a ellos no. ¿Y cuál es el problema?”.

La editorial Chirimbote nos tiene bien acostumbradxs a títulos que se corren de la normativa y proponen nuevos universos en las narrativas para jóvenes. Sus colecciones Antiprincesas, Antihéroes y libros de ESI ya son nuevos clásicos en la generación de niñes que crecieron con Ni Una Menos y leyes de Matrimonio Igualitario e Identidad de Género.

La fábrica de los sueños se suma a esa biblioteca del presente, que mira un futuro con menos prejuicios y más equidad.