La única “grieta” es la que se produce entre
los poderosos y el gobierno cuando gana
las elecciones un sector popular; ahí los poderosos “agrietan”
para recuperar el gobierno y unirlo al poder que ya tienen.

Concuidadanos; guardadites de mi tricúspide; restringides con conciencia singular y colectiva; adolorides por tanta pérdida que no han perdido el optimismo o creen que pronto lo encontrarán, de puro optimistas nomás; endietades ahora que vino el verano y se ponen la malla para salir en el zoom; capaces y capazas de postergar el deseo para que siga siéndolo; personas y personos que aman y amon la libertad y el libertod, pero saben que, como dijo el presidente, primero está la vida, la propia y la del otro, que es la patria: ¡es con vocés, avec vous, with you, mit ihre, conpo usputepedepes, con lei, s toboy, mazi sou, cu tine, anata to, he ni!

Entramos en 2021, pero así como el “estado de diciembre” suele ser una convulsión febril general idiopática (sea el que sea su significado, suena muy medicinal), el “estado de enero” es un estado de vacaciones.

*Nos olvidamos de todo lo malo que pasó el año anterior y nos regodeamos con el recuerdo de lo bueno, o viceversa, según seamos ingenuos o masoquistas.

*Creemos que una vez sobrevividas “las fiestas” y su sobrecarga gastroduodenal, nada malo puede ya pasarnos.

*Nos recostamos en nuestra reposera más cómoda (no hay que regalarle las reposeras a MM, ¡las reposeras pueden ser del pueblo!) en espera de que este año, sí, por fin, cumpla con los deseos que ya explicitamos en todos los idiomas posibles hace un año, dos, tres, 50, los que sea que tenga cade une.

Y el año, cual funcionario recién asumido, le echa la culpa al año anterior, dice que ya vendrán tiempos mejores o que hay gente que la está pasando peor que uno, lo que es totalmente cierto, pero demasiado poco como explicación.

A este 2021, pobrecito, le han dejado una pesadísima herencia.

En el 2020 fuimos “covidados de piedra” al peor festival mundial de males endémicos, epidémicos e infodémicos que recordemos. Seguramente hubo a lo largo de nuestras vidas situaciones peores, pero ¡no en tooodas partes del mundo y al mismo tiempo!

Hay una importante cantidad de personas que optó por la sana actitud neurótica (soy fóbico y me guardo, soy obsesivo y me lavo las manos cada tres segundos, soy histérico y no hay cuidado que me alcance).

Pero otro grupo, no menor, rompió los esquemas freudianos y se jugó por una negación digna de película de Hitchcock con escena de la ducha y todo: “no hay nada”, “es un invento de los comunistas”, “nos quieren poner de rehenes en Venezuela”, “los marcianos quieren llevarse nuestro ADN”.

Y por si esto fuera poco, la psicopatía —que tiene cada vez más adeptes— se hizo presente con su “a mí no me va a pasar”, “es un problema de los demás”.

Estamos necesitando límites, entender que, en esta guerra, ser un héroe es “quedarse en casa boludeando”. A lo largo de toda la historia de la Humanidad, ante una guerra, cuántas personas hubieran deseado "quedarse en casa y de esa manera cumplir con su deber”. No fue posible. Ahora que sí lo es, ¡van y salen! y se sacan el barbijo al grito de “¡la vida por una cerveza!”.

Pero para que nuestra capacidad de asombro no piense que "ya está" y se vaya a descansar, el mundo nos sigue gambeteando.

En estos primeros días de 2021, hubo algo que se pareció mucho a un golpe de Estado en… ¿Bolivia? ¡Nooo! ¿Chile? ¡Tampoco! ¿Haití? ¡De ninguna manera! ¿Burkina Faso? ¡Ni caso! ¡Nigeria? ¡No digas pavadas! ¡Birmania? ¡Nada, nada!... De todos los países del mundo reales o imaginarios, el último en el que uno pensaría que hubo un intento de golpe de Estado es ¡Estados Unidos! ¡Y ahí fue!

¿Y por qué Estados Unidos es el último país en que uno pensaría que hubo un golpe? Muy simple: ¡porque en Estados Unidos no tienen embajada de Estados Unidos! como decía un viejo chiste de los '70.

¿Más claro? Echale lavandina.

A continuación el video “El contagiódromo”, de RS Positivo (Rudy-Sanz), ubicable en el canal de YouTube de los autores.