En el contexto de cambios significativos que se produjeron en la vida cotidiana de la personas, la pandemia no incrementó ni disminuyó significativamente las practicas espirituales/religiosas/de bienestar pero estas actividades se mudaron al espacio virtual, principalmente a WhatsApp y Zoom. Lo anterior surge de un estudio internacional realizado entre los meses de mayo y agosto 2020, y del que participaron investigadores de México, Uruguay y Argentina para conocer de qué manera la covid-19 impactó en la vida religiosa de las personas. De acuerdo a lo expresado por los investigadores “esto muestra que la vida interior de las personas tiende a ser estable: los que hacían algo lo siguieron haciendo, los que no hacían nada, no empezaron”.

Del trabajo participaron equipos de investigación de México (El Colegio de la Frontera Norte, Tijuana), Uruguay (Universidad Católica del Uruguay, Montevideo) y Argentina (Instituto de Investigaciones Psicológicas, CONICET – UNC, Córdoba). En el país el estudio fue dirigido por el doctor Hugo Rabbia (IIPsi, CONICET-UNC), con la colaboración del doctor y sacerdote jesuita Gustavo Morellos, del Boston College (Estados Unidos).

El propósito principal de la investigación fue “sondear en qué medida la pandemia ha implicado cambios o continuidades en prácticas religiosas y/o espirituales de las personas, entendidas como estrategias de afrontamiento y bienestar en contextos de aislamiento y/o distanciamiento social”. Al mismo tiempo la pesquisa indagó aspectos relacionados con la eficacia y el control percibido frente a la crisis e incertidumbre que genera la pandemia.

Según el estudio las prácticas que más se incrementaron fueron ”meditación /ejercicios de respiración” y ”yoga” (6% cada una) y ”leer, compartir noticias sobre ciencia o escepticismo científico” (4%). En las preguntas abiertas, las practicas mencionadas tienen que ver con nuevas espiritualidades, algunas más tradicionales en la cultura urbana argentina (astrología, gnosis), y otras de inspiración oriental (Tai Chi, Tao online), o cosmológicas (”orar hacia el Universo”, ”conexión psíquica con la Madre Tierra”). Otro grupo de prácticas guarda relación con reflexión y autoconocimiento (”reflexiones sobre religión”, ”auto análisis”, ”autoconocimiento interior”), otras son de índole energética (”alineación consciente para elevar frecuencia vibratoria”, ”baños de sonido”).

Durante el periodo en que se recogió la información la emergencia sociosanitaria comenzó a agravarse de manera significativa en el país, en especial en los distritos de CABA y el gran Buenos Aires, Jujuy y Chaco. Estas jurisdicciones atravesaron medidas de aislamiento social más estrictas que otras durante el último tramo de la recolección de datos. En ese mismo tiempo todas las reuniones de cultos religiosos se encontraban entre las actividades suspendidas o bien desaconsejadas, lo cual generó diversas protestas o manifestaciones en redes sociales y medios de comunicación.

Entre las personas que desarrollaron prácticas religiosas en el tiempo del estudio, la mayoría sintió que las mismas le brindaron paz interior (55%), una mejor conexión con lo sagrado (45%), y las ayudó a contrarrestar los sentimientos negativos provocados por el aislamiento y la pandemia.

Algunas de las personas consultadas mencionaron de forma espontánea que comenzaron a realizar otras actividades que ellas mismas enmarcan dentro de la idea de bienestar espiritual como: cocinar, hacer ejercicio físico, cuidar las plantas, leer más.

Otra constatación de los investigadores es que el confinamiento implicó sobre todo un aceleramiento de la mediación tecnológica de algunas prácticas religiosas y espirituales que ya se podía identificar antes de la pandemia y que estaba presente con anterioridad en muchas de estas actividades. WhatsApp (25%) y Zoom (18%) se transformaron en los espacios especialmente seleccionados por las personas consultadas para resituar sus prácticas religiosas durante el aislamiento. En menor medida estas acciones se realizaron a través de Facebook o Facebook Live, mientras que la televisión sigue siendo utilizada en el 10% de los casos.

Algo más de un 7% de las personas consultadas señaló que ya participaba de servicios religiosos comunitarios tanto de forma virtual como a través de la televisión y un 18,7% de personas que acostumbra a realizar lecturas o estudios bíblicos lo hacía de manera virtual, frente a un 27,9% que lo desarrollaba de manera presencial.

Ante la pregunta ”¿Has tenido alguna experiencia espiritual o religiosa significativa desde que se inició el período de aislamiento social?”, 474 de las 952 personas consultadas en la Argentina emitieron una respuesta positiva y la mayoría de ellas manifestaron ”mayor intensidad dentro de una tradición religiosa”, retomando, por ejemplo, prácticas religiosas descuidadas, o incorporando las mismas a su cotidianeidad, algo que no hacían con anterioridad.

Hubo también quienes refirieron ”experiencias extraordinarias”, tanto positivas como negativas, relativas con sueños (”soñé con mi madre fallecida que me decía que todo iba a ir bien”), vinculaciones con ancestros (”la mayor parte del tiempo soy atea, pero una noche sentí profundas ganas de conectarme con mi abuela que falleció; le hablé como si estuviera rezando”) y premoniciones (”limpieza energética de la casa de casualidad antes del inicio del aislamiento”).

En el caso argentino el estudio abarcó a 952 personas mayores de 17 años, el 42% de ellas identificada como católicas, 11% protestantes de diferentes denominaciones, el 39% si religión y el 8% restante de otras tradiciones religiosas y espirituales. La encuesta tuvo mayor recepción entre mujeres (64,9%) que en los varones (33,4%), un sesgo que es frecuente en estudios on line en Argentina, independientemente de la temática que se releve.

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