Mientras se recupera del coronavirus en un hospital de Londres, Justin Fleming dice que temió engrosar las estadísticas del creciente número de muertos en Reino Unido. Sentado en su cama con un tubo de plástico que le suministra oxígeno por la nariz, este padre de familia de 47 años destaca la "enorme" brecha que existe "entre la percepción pública de todo esto y el hecho de estar aquí uno mismo".

En los medios "ves las cifras, las cifras diarias, y son caras sin nombre", afirma. "Lo que pasa con este virus es que sentís que desapareces", sostiene Fleming jadeando y recuerda el miedo que sintió al no poder ver a sus seres queridos, el temor de ser "sólo una estadística" entre las más de 100 mil muertes ya registradas en el país.

Sometido a una intensa presión por la oleada de pacientes con coronavirus en el país más castigado de Europa por la pandemia, el personal sanitario del King's College Hospital hace frente a la situación trabajando en equipo. "Estamos haciendo lo mejor que podemos en condiciones muy difíciles", explica Jenny Towsend, doctora de cuidados intensivos.

Este centro, situado al sur de la capital británica, había experimentado recientemente un pico de ingresos, con casi 800 pacientes afectados por el virus, aunque desde la introducción del tercer confinamiento en el país a principios de mes, en respuesta a una ola imparable de contagios atribuida a una nueva cepa, el número descendió a 630.

Debido al aumento exponencial de ingresos por covid-19, el hospital se vio forzado a ampliar sus capacidades: la unidad en la que trabaja Towsend, con una capacidad teórica de 16 pacientes, recibe a 30. En tiempos normales, en cuidados intensivos un enfermero vigila a un paciente. Actualmente, cada uno debe atender a cuatro enfermos. 

A pesar de estas circunstancias excepcionales, que están llevando al borde del colapso al sistema sanitario, "intentamos hacer lo que hacemos normalmente, pero a veces, debido al número de pacientes, tenemos que priorizar entre lo que podemos y lo que no podemos hacer", explica Towsend. Sin embargo, con la actual campaña de vacunación en marcha, la doctora ve "una luz al final del túnel".