Un hombre de 38 años fue detenido por personal de Interpol acusado de haber traficado cocaína líquida a Alemania desde Uruguay, pero su familia aseguró que es inocente, que nunca salió del país y que pudo haber sufrido el robo de su identidad, por lo que pidió que el Estado argentino interceda para que no sea extraditado. Se trata de Luis Alberto Robledo, quien trabaja como repartidor de una empresa de productos lácteos y en la madrugada del jueves 28 de enero fue capturado en Isidro Casanova tras un pedido del país europeo por presunto narcotráfico. "Luis quiere demostrar su inocencia acá, todavía no entiende qué pasó y por qué está preso, dice que él no se merece esto porque siempre hizo todo bien, lo único que hizo fue trabajar, y está muy mal anímicamente porque lo quieren mandar a Alemania", dijo a Página/12 Marina Vignati, su expareja.
“Beto” es papá de tres hijos propios y un sobrino criado como tal junto a Vignati. Vive junto a su padre y su madre en Laferrere, partido de La Matanza, y se sube a un camión todos los días para repartir productos de La Serenísima. Hoy se encuentra privado de su libertad en la cárcel de Devoto, a la espera de una posible extradición a Alemania por un delito que dice no haber cometido. Según fuentes policiales y judiciales y efectivos de la División Investigación Federal de Fugitivos y Extradiciones del Departamento Interpol la detención de Robledo se produjo por una orden de captura internacional a pedido de las autoridades judiciales de la República Federativa de Alemania, con relación a la causa caratulada "Violación a la Ley de Estupefacientes". Robledo figura como imputado de haber vendido y transportado entre mayo y noviembre de 2010 once kilos de cocaína líquida desde Argentina y Uruguay hacia las ciudades de Hamburgo y Lübeck, a través de encomiendas que contenían ropa embebida en esa droga, por un total de 11 kilos.
"Beto es inocente, es un hombre que labura hace 20 años en el mismo trabajo, es una buena persona que jamás estaría implicado en algo así. Él nunca salió del país, ¡ni siquiera tiene pasaporte! Nunca se rodeó de esa gente, de narcotraficantes, jamás, jamás. Está muy asustado, llora, me llama desesperado porque no sabe lo que pasa. Se levantó un día para ir a trabajar a las tres de la mañana, y lo agarró Interpol porque dicen que lo buscaban por narcotráfico desde 2010. ¡Es una locura!", escribió Vignati en una carta difundida por revista Cítrica la semana pasada. "Al principio los abogados nos pidieron un dineral solamente por mirar la causa, necesitamos que el Estado esté presente amparando a mi esposo", agregó la mujer.
Página/12 se comunicó con fuentes oficiales que aseguraron que el Ministerio de Justicia se puso a disposición de la familia, le ofrecieron un abogado del área de Acceso a la Justicia pero coincidió con la nueva representación que asumió en las últimas horas el penalista Guillermo Baqué. Los funcionarios de esa cartera quedaron en hacer un seguimiento del caso, pero aclararon que se trata de un asunto meramente judicial y de ribetes "confusos".
El caso se plantea como muy complejo porque la extradición ya fue otorgada luego de la detención, a instancias de la primera abogada que representó al repartidor, porque firmó sin consultar con la familia. "Es un dislate jurídico, la persona solicitada por un país extranjero tiene la opción de elegir ser juzgado en el país al que pertenece, ahora espero tomar vista de la causa y pedir que declare para que pueda expresar su deseo de ser juzgado aquí, además de solicitar su excarcelación", explicó a este diario el abogado Baqué.
"Se trata de extranjeros que habrían hecho envíos también desde Uruguay, pero faltan elementos en la trama, hay una operatoria que se hizo en un apart hotel de Quilmes pero no sale de dónde aparece la participación de este muchacho, Alemania mandó un pequeño resumen y ahora tiene 45 días para mandar la causa completa y celebrar el juicio, pero mi tarea urgente es dar vuelta la negligencia de hacerle decir a Robledo que quería ser extraditado, porque ese riesgo todavía persiste", agregó. A su criterio, el robo de su identidad es una posibilidad. "Son gente de trabajo, no tienen el perfil, no estaría todo el día repartiendo leche porque con la cantidad de droga que dicen que pasó ya tendrían tres millones y medio de euros", precisó.
Para Baqué, Robledo nunca salió de La Matanza, no estuvo en Uruguay y menos estuvo alojado en el hotel de Alemania, que menciona la poca documentación que hay.
Marina Vignati explicó que aunque están separados siguen siendo una familia. "Es una gran persona, siento que tengo que luchar contra no sé qué para demostrar su inocencia, no sabemos quiénes están atrás de esto. Nosotros somos de clase baja, tuvimos hijos de chicos, no tenemos casa propia y nuestro auto viejísimo se está desarmando. Somos gente común y corriente, lo más lejos que llegamos de vacaciones fue a Bariloche. Vivimos al día pero bien con nuestra vida y de la noche a la mañana nos pasa esto, que nos desgarró. Si se lo llevaran a Alemania para nosotros sería imposible viajar”, relató la ex pareja de Robledo, al borde del llanto.