El fiscal penal de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, Rodrigo González Miralpeix, requirió ante el Juzgado de Garantías 5, a cargo de la jueza María Edith Rodríguez, la elevación a juicio de la causa en la que está siendo investigado el sacerdote Horacio Chauque Perales, de 34 años, acusado de abusar sexualmente de dos niños.

La acusación es por hechos en perjuicio de un niño que era monaguillo en la Vicaría Cristo Rey de Villa Los Sauces, y de otro joven feligrés de la parroquia Nuestra Señora del Tránsito, ambas en la ciudad de Salta.

La investigación se inició con una denuncia radicada en setiembre de 2019 por un joven que entonces tenía 18 años pero que relató que conoció al sacerdote cuando tenía 13 años de edad, en la Vicaría Cristo Rey de Villa Los Sauces. 

El ahora joven contó que el cura se ganó su confianza y la de su familia y aprovechándose de esa circunstancia en 2014 comenzó a someterlo a tocamientos, que se repitieron en el tiempo, hasta que el religioso fue destinado a otra parroquia. E incluso después intentó contactarlo por teléfono y a través de las redes sociales.

A esa primera denuncia se sumó en noviembre de ese mismo año, la acusación de otro joven, entonces de 21 años, en este caso por hechos más graves. El joven contó que a sus 18 años de edad conoció a Chauque Perales en 2016, cuando el sacerdote fue destinado a la parroquia Nuestra Señora del Tránsito, a donde él concurría asiduamente dado que colaboraba con la intención de ingresar a un seminario para consagrarse al sacerdocio.

Igual que en el primer caso, el joven contó que el religioso entabló primero un vínculo de confianza, en el marco de un trato de constante manipulación, con invitaciones a cenar o ver películas y largas conversaciones en las que solía provocar su empatía contándole sobre su padre ausente. 

En esos encuentros hubo también un proceso paulatino de acercamiento que en muchos casos le provocaban incomodidad, hasta que comenzó a someterlo a tocamientos y a un trato que el Ministerio Público Fiscal calificó de "inadecuado". 

El hecho más grave se cometió en 2017, cuando luego de una conversación incómoda, el cura lo arrastró a una habitación y lo sometió sexualmente, y hasta le tomó fotografías mientras concretaba la violación. E, igual que con el primer denunciante, tras los abusos, el religioso trató de mantenerse en contacto.

El 27 de octubre de 2020 el sacerdote fue imputado formalmente por los delitos de "abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de su realización y duración, agravado por ser ministro de culto católico" por los hechos descriptos en la primera denuncia, y por "abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de su realización y duración agravado por ser ministro de culto católico y abuso sexual con acceso carnal agravado por ser ministro de culto católico", por los hechos de la segunda denuncia. 

En ese momento, el fiscal Rodríguez Miralpeix había pedido la detención del cura, que fue concretada también en octubre del año pasado.