El cierre de las salas de cine en la ciudad y la provincia de Buenos Aires parece enfrentar sus últimos días. Dos semanas después de que las empresas exhibidoras y las cámaras que nuclean la actividad en dichos territorios mantuvieran sendas reuniones con ambos gobiernos, finalmente se definió la reapertura el próximo 4 de marzo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la provincia de Buenos Aires, según dos disposiciones publicadas este jueves en el Boletín Oficial.

Por medio de la Decisión Administrativa 133/2021, se establece el permiso para los cines de la Ciudad, que deberán funcionar con un aforo del 30 por ciento de la sala. En tanto, por medio de la Decisión Administrativa 145/2021, se indica que los cines de la provincia de Buenos Aires podrán abrir con un aforo que "inicialmente no podrá superar el 50 por ciento por sala". Ambas normativas están firmadas por el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; y la ministra de Salud, Carla Vizzotti.

Las disposiciones que habilitan la reapertura de las salas señalan que "se deberán revisar y adecuar las diferentes tareas fundamentales en base a turnos rotativos de trabajo o cohortes de trabajadores para reducir el intercambio de personas, y disposición de descansos, de manera tal de garantizar las medidas de prevención". Consignan también que se deberá "mantener la distancia interpersonal de al menos 1.5 metros" por lo cual "se deberán configurar la cantidad de butacas libres que sean necesarias en todas las direcciones".

"Dentro de cada una de las salas de cine la ocupación de butacas contiguas por grupos de convivientes no podrán ser superiores a seis personas y estarán conformadas por butacas contiguas", señalan. Establecen, además, que "no se permitirá el desplazamiento de público durante el espectáculo" y  la necesidad del "uso de tapabocas" como así tamibén el control de "la temperatura de los trabajadores previo a la entrada al establecimiento, la cual debe ser menor de 37.5ºC".

Al ingresar al complejo, los/as asistentes del público deberán mostrar la declaración jurada de salud vigente (mediante formulario online, o sistema equivalente) y se deberá instalar Instalar de forma visible en las áreas públicas dispensadores de alcohol en gel o solución de alcohol al 70%. 

El servicio gastronómico está permitido, pero debe adecuar su funcionamiento a lo establecido en los protocolos aprobados para el desarrollo de su actividad.

Oscar García, director de Cines Showcase y representante de la empresa National Amusement International (NAI), había confirmado ayer miércoles en diálogo con Página/12 que la semana pasada los ministros de Salud y de Cultura de la ciudad, Fernán Quirós y Enrique Avogadro, recorrieron el complejo que la cadena tiene en el barrio de Belgrano. La visita tuvo por objeto comprobar la preparación del protocolo y su eventual aplicación en las propias instalaciones: el resultado fue positivo. “A partir de eso Quirós aprobó el protocolo y entendemos que el mismísimo lunes fue enviado junto con el pedido de excepción al Jefe de Gabinete del gobierno nacional”, aseguró García. El procedimiento se encontraba en la misma etapa en la Provincia, aunque en ese caso no fue necesaria una visita a cines, ya que la gobernación adhirió al protocolo redactado por la Superintendencia de Riesgos de Trabajo en colaboración con el Ministerio de Cultura Nación.

Según los protocolos aprobados, en la ciudad el aforo máximo será, inicialmente, del 30% de la capacidad de cada sala, con un distanciamiento entre espectadores o grupos de espectadores de un metro y medio hacia los lados y una fila hacia adelante y hacia atrás. En cuanto a la provincia, los parámetros de distanciamiento serán los mismos, pero la ocupación de sala permitida alcanzará el 50%.

García recordó que con el comienzo del aislamiento, el 18 de marzo del año pasado, las empresas enfrentaron pérdidas importantes en productos perecederos, refiriéndose al pochoclo y las comidas rápidas que se venden en las boleterías y que son cruciales en la recaudación de las salas. Según dijo, habían avisado a sus proveedores pero esperaban la autorización para hacer los pedidos.

La esperada reapertura de los cines en la ciudad y la provincia llega sobre el final del verano y el comienzo de la temporada fría. Se abre como una incógnita que puede volver a complicar a la actividad ¿El sector ya tiene preparada una estrategia para enfrentar una eventual vuelta a foja cero del aislamiento? “Estamos muy seguros y tranquilos de que con este protocolo la actividad es segura para prevenir la propagación”, insiste García. “Sabemos que no somos un foco de contagio. De hecho nuestros complejos han estado cerrados durante un año y si la pandemia se propagó de ninguna manera tuvieron nada que ver los cines”, recordó el directivo.

“Desde las empresas asumimos el compromiso de ser estrictos con el cumplimiento del protocolo, pero es cierto que con el frío también se pueden incrementar los casos”, concedió García. “Ahí tendremos que estar firmes en que ese aumento no va a tener que ver con los cines sino, como ocurrió el año pasado, con el propio flujo de la enfermedad”, argumentó. “Salvo que, obviamente, el incremento de casos sea mayúsculo y obligue al cierre de muchas actividades para reducirlo.” “Pero en la medida en que la curva se mueva de forma razonable, esperamos que los cines se mantengan abiertos. Porque nuestros protocolos son muy restrictivos en cuanto a capacidad y distanciamiento, lo cual garantiza un alto nivel de seguridad”, aseguró.

La realidad es que un nuevo cierre sería muy dañino para el negocio de la exhibición cinematográfica y García lo sabe. “No sé cuántas compañías no van a poder abrir sus salas cuando se apruebe el reinicio de la actividad”, se lamentó el director de Showcase. “Hay que tener en cuenta que dentro de la provincia de Buenos Aires hay muchas ciudades medianas que tienen cines que no pertenecen a grandes cadenas, sino que son manejados por empresas familiares, muchas de las cuales quizá no estén en condiciones de reabrir ahora. Y si lo hacen –y ojalá así sea, porque sería una tragedia que no pudieran—, un nuevo cierre los terminaría de aniquilar.” Por eso, García cree que “desde el Estado deberán ser muy prudentes antes de volver a cerrar la actividad. Y si fuera necesario, tendrán que juntarse para ver cómo hacer para que los protocolos sean todavía más seguros. Porque un nuevo cierre sería un golpe fatal”.