El gobierno de Alberto Fernández negocia a toda velocidad la provisión de tres millones de dosis de la vacuna de Sinopharm y acordó un flujo semanal de la vacuna Sputnik V de, como mínimo, 600 mil dosis. 

El esfuerzo es mayúsculo y tiene como objetivo vacunar a la mayor cantidad de gente posible -tal vez las de más de riesgo- antes de que llegue el frío. 

A esas cantidades, que igualmente todavía se negocian, hay que sumar las 580.000 dosis de la vacuna de Oxford/AstraZéneca que llegarían después del 15 de marzo y el anuncio del programa Covax, de la Organización Mundial de la Salud, que promete dos millones de dosis antes de mayo. 

En la Casa Rosada perciben que esas vacunas, que se producen en India, llegarán principalmente en abril. El cálculo más optimista es tener vacunados a la casi totalidad de los ciudadanos de riesgo antes del 30 de abril.

El diálogo con Sinopharm está muy adelantado y la esperanza es que se concrete el envío de gran parte de las tres millones de vacunas durante marzo. No es una negociación cerrada, los diálogos en general no han sido fáciles, pero hay muchas chances de que se concrete el acuerdo. Un punto clave es que mientras tanto se está avanzando en la Anmat con el proceso de aprobación de la vacuna Sinopharm para mayores de 60 años. Hasta hoy eso no está autorizado y la vacuna está destinada principalmente a los docentes. 

En el Ministerio de Salud están confiados en que la autorización se concretará, entre otras razones porque la vacuna se aplica a mayores en la propia China.

En paralelo, la asesora presidencial Cecilia Nicolini concretó el acuerdo con el Fondo de Inversión Directa de Rusia y el Instituto Gamaleya para que exista un flujo semanal. El mínimo prometido es de 600.000 dosis durante marzo, pero podría trepar a un millón en abril. Son todos objetivos difíciles, porque los atrasos en la entrega son mundiales. Canadá compró siete vacunas por habitante y los diarios de ese país están llenos de notas en los que se habla de la falta de vacunas. 

En Europa pasa algo similar, pese a que la Unión Europea le pagó 21.000 millones de euros al laboratorio Pfizer.

El acuerdo por la vacuna Sputnik V tiene dos dificultades. La primera es que la vacuna rusa se convirtió en estrella mundial y es requerida por una enorme cantidad de países, incluyendo a varios europeos. La segunda dificultad es que el Instituto Gamaleya estableció tres controles de calidad para la fabricación de la vacuna en India, lo cual demora todo el proceso. Se calcula que en abril eso fluirá mejor, razón por la cual la cifra de provisión subiría, como mínimo, de 600.000 hasta un millón de dosis.

Como se sabe, en febrero llegaron 580.000 dosis de la vacuna de Oxford/AstraZéneca, fabricadas en el Serum Institute de India. El acuerdo fue de dos remesas. O sea que este mes de marzo llega la segunda partida, también de 580.000 dosis. Fuentes cercanas al laboratorio le dijeron a este diario que las vacunas llegarán, en vuelo comercial, después del día 15.

Finalmente está el programa Covax, nombre que deriva de cooperación y vacunas (vax abreviado en inglés), establecido por la OMS. La Argentina tiene pagadas nueve millones de vacunas y ayer se dio a conocer un comunicado oficial de que llegarán al país casi dos millones de vacunas antes de mayo. El proveedor también es Oxford/AstraZéneca con producción en India. En el gobierno piensan que esas dosis no llegarán en marzo, sino en abril.

Finalmente, el mayor de los proyectos fue la fabricación en la Argentina del elemento activo de la vacuna Oxford/AstraZéneca, algo que se concretó en el laboratorio de Hugo Sigman, mAbxienxe. Ya se hicieron varios envíos a México donde se hace el envasado y preparado final. Como mínimo, habrá entre dos y tres millones de dosis en abril. 

Alberto Fernandez visitó el laboratorio Liomont en México y constató que el principal obstáculo estaba superado: Estados Unidos bloqueaba la exportación de filtros imprescindibles para la fabricación de las vacunas. Una gestión del canciller mexicano permitió la llegada a México de los filtros y, pese al atraso, en abril llegarían las vacunas, a la Argentina y al resto de América Latina.

Con todos estos datos, el gobierno confía en avanzar fuertemente en la vacunación y concretar la inmunización de casi todas las personas que tienen factores de riesgo. El objetivo, por supuesto, son los ocho millones de ciudadanos que están en esa franja, pero hay una parte que no querrán vacunarse e igualmente es una cifra difícil de alcanzar. Es una carrera contra el tiempo porque hay que llegar antes de que el otoño reduzca las temperaturas, haga que la gente se mantenga en lugares cerrados y aumente el potencial de contagios. 

Todo indica que con la provisión de vacunas que planea la Casa Rosada y el Ministerio de Salud, el desafío estará en el ritmo de vacunación. Por ahora es lento, pero así arrancó en la mayor parte de los países.