La economía británica cayó un 9,9 por ciento en 2020, la deuda nacional superó el cien por ciento del PBI. La desigualdad, la pobreza e indigencia están en niveles históricos. Pero el titular de finanzas, Rishi Sunak, a cargo de este cocktail, es el ministro más popular del gabinete de Boris Johnson, principal candidato a sucederlo.

El multimillonario Sunak, casado con la multimillonaria heredera india Akshata Murthy, es una lumbrera del corazón financiero británico, la City. Es un ultraconservador y ortodoxo que presentó en el parlamento este miércoles un multimillonario presupuesto de la pandemia, el segundo de marcado corte keynesiano desde que asumió el cargo en febrero del año pasado.

Con un costo estimado en 65 mil millones de libras, el presupuesto de Sunak incluye la prolongación hasta septiembre del subsidio al desempleo temporario, el “furlough” o licencia.

Esta licencia fue inaugurada en el presupuesto de marzo de 2020 y abarca a los trabajadores sostenidos artificialmente por el estado debido a que sus empresas tuvieron que cerrar durante el confinamiento. Los trabajadores seguirán recibiendo un ochenta por ciento de su salario, pero a partir de la salida del confinamiento en junio habrá una diferencia. En julio los empleadores deberán contribuir con un diez por ciento del subsidio, lo que se elevará a un veinte en agosto y septiembre. El enigma es cuántos recuperarán niveles de actividad como para llegar con vida a esa instancia. 

Sunak indicó que el subsidio a los trabajadores autónomos se extenderá también hasta septiembre y que se incluirán a 600 mil nuevos beneficiarios que no habían sido captados por el anterior sistema. El seguro de desempleo universal se incrementará en ochenta libras al mes durante otros seis meses. El sector gastronómico, de esparcimiento y turismo recibirá nuevos subsidios y mantendrá las exenciones impositivas durante este período. Los anuncios van a tono con la política que ha seguido Sunak desde el presupuesto de marzo pasado. En este período, y sin contar el actual presupuesto, el ministro inyectó unas 280 mil millones de libras en concepto de ayudas, subsidios, exenciones impositivas e inversión en servicios públicos.

¿Quién paga?

Esta política intervencionista ha convertido al ortodoxo y ultraliberal Sunak en un keynesiano irredento para algunos sectores del Partido Conservador que criticaron este aumento del gasto público y su financiamiento con un incremento impositivo a las grandes corporaciones. En la Cámara de los Comunes el ministro reconoció que la situación fiscal es preocupante, como muestran dos datos: la deuda pública supera las dos billones de libras y el déficit fiscal 2020-2021 será de 370 mil millones. “Nuestra economía se ha achicado en un diez por ciento, la caída más pronunciada en 300 años. El nivel de deuda pública es el más alto desde el fin de la guerra. Va a tomar un largo tiempo para que el país y el mundo se recuperen de esta situación”, dijo Sunak.

El presupuesto de Sunak no contempla aumentos impositivos a corto plazo, pero el ministro dejó en claro que en el mediano plazo las corporaciones serán las principales encargados de financiar el déficit. La actual tasa corporativa del 19 por ciento pasará al 25 en abril de 2023, aunque aún así seguirá siendo la más baja en los países ricos del G7. A nivel individual se congelará a partir de abril del año próximo y hasta 2026 el actual umbral de ingresos sobre el que se cobran impuestos. En los hechos significará un aumento de la recaudación dado el incremento salarial que se producirá en estos años.

En el parlamento el líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, recordó que la debacle económico-sanitaria de la pandemia no salió de la nada, sino que ocurrió luego de una década de ajuste que diezmó los servicios públicos. Por ejemplo, el servicio Nacional de Salud perdió 17 mil camas hospitalarias en este período. “Los conservadores se pasaron toda una década en el gobierno debilitando los fundamentos de nuestra economía. Ahora se quieren presentar como los que van a reconstruirla. No admiten sus errores del pasado y no tienen un plan concreto para el futuro”, dijo Starmer.

El Factor X

Más allá del debate, el presupuesto de Sunik dependerá necesariamente de la trayectoria que siga la pandemia. En esto hay noticia de todos los colores. En el vaso medio lleno, el Reino Unido tiene uno de los programas de vacunación más exitosos del planeta con más de veinte millones de vacunados y pruebas tangibles de que se están reduciendo los niveles de mortalidad y contagio, claves para poder reabrir y reactivar la economía.

Según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS), el número de decesos de mayores de 80 años ha experimentado la mayor caída de todos los grupos etarios. Entre el 12 y el 19 de febrero hubo 1622 decesos en comparación con 5300 un mes antes: una baja del 69 por ciento. En el siguiente grupo etario, de 70 a 79, los datos son también optimistas: una caída del 69 por ciento. Si se le suma el impacto del confinamiento, el panorama es mucho más alentador que a principios de año cuando se temía un desborde de la capacidad hospitalaria. En diez municipios de Londres, hay menos de cincuenta nuevos casos por cien mil habitantes.

En el vaso medio vacío, el gobierno todavía está buscando al contagiado con la variante brasileña P1 que llegó el mes pasado procedente de Brasil, vía Zurich. El gobierno no sabe si las dos vacunas que se están aplicando en el Reino Unido, la Pfizer y la Astra Zeneca, cubren esta mutación, aunque opinan que reducen la posibilidad de contagio grave y muerte.

Los problemas de suministro son otro tema. Según informó el "Evening Standard" hay fluctuaciones en el suministro que provocarán un retraso en las próximas dos semanas del programa de vacunación. Y el factor super X es el impacto que tendrá la salida del actual confinamiento que comienza el lunes próximo con el gran Big Bang: la reapertura simultánea de la escuela primaria y secundaria.

El plan gubernamental contempla cuatro fases de "desescalada" con una progresiva reapertura de todos los sectores hasta alcanzar en junio una nueva normalidad en la que podrían entrar hasta las discotecas. La evolución de una fase a la siguiente dependerá de cuatro criterios: el avance del programa de vacunación, que continúen a la baja los niveles de hospitalización y muerte, que suceda lo mismo con los niveles de infección y que no haya nuevas mutaciones.

También dependerán de estos cuatro criterios el presupuesto de Rishi Sunak, sus ambiciones políticas y el destino del gobierno de Boris Johnson.