Un núcleo de disturbio encrespa las aguas de Cambiemos. La diputada Elisa Carrió, mientras cumple a rajatabla su tratado de no agresión mutua con el presidente Mauricio Macri, no se priva de tensar su relación con otras piezas claves del armado oficialista y aliados estratégicos de la Casa Rosada. Su relación con la gobernadora bonaerense, una de las cartas que guarda el PRO en la manga para los próximos años, quizás la principal, pasa por un mal momento ya prolongado. 

Ayer Vidal respaldó a sus ministros de Seguridad, Cristian Ritondo, y de Justicia, Gustavo Ferrari, a quienes Carrió había acusado públicamente de “operar” e instigar una “persecución” en su contra. Fue una forma sutil de devolver las gentilezas que le había prodigado la legisladora, que el fin de semana, en vivo por televisión, dijo que su decisión de no competir electoralmente en la provincia fue culpa de la gobernadora: “No quiere que sea senadora”, aseguró. 

“Como no somos parte de la mafia, la podemos combatir y la combatimos haciendo, estando”, dijo Vidal en un acto para anunciar oficialmente la realización de exámenes toxicológicos a policías para detectar consumos de drogas ilegales y alcohol entre los agentes de esa fuerza. “Hoy quiero agradecer y reconocer al ministro Ritondo y a todo su equipo”, enfatizó, en un mensaje con destinatario claro.

“Las medidas se toman desde un compromiso, hacemos lo que hay que hacer y lo hacemos convencidos. Al ministro Ritondo, que también ha sufrido amenazas y ha estado expuesto en este año y medio, y a su equipo que ha atravesado momentos muy difíciles, todo mi apoyo y respaldo”, agregó Vidal desde la Casa de Gobierno en La Plata, dándole un apoyo explícito a un funcionario que tiene un largo historial de cruces con la socia dilecta de la alianza Cambiemos.

Luego, fue el turno de Ferrari, que también había sido blanco de las críticas de Carrió. Vidal lo respaldó destacando que “se animó a la primera reforma del servicio penitenciario bonaerense”, uno de los puntos en los que piensa basar su campaña la gobernadora. “Un tema oscuro, del que nadie quería hablar, las cárceles de la provincia, donde todos siempre miraban para otro lado y que está llevando adelante una reforma muy valiente “, señaló. 

Carrió había marcado distancias con la mandataria bonaerense el fin de semana pasado, cuando anunció que no competirá en las elecciones legislativas en ese distrito, tal como se especulaba. “Vidal no quiere que sea senadora”, marcó la líder de la Coalición Cívica, encendiendo una luz amarilla en el primer piso de la Casa Rosada, donde consideran la alianza con la diputada una pieza clave que garantiza la gobernabilidad.

Con el correr de los días, el discurso de Carrió sobre Vidal se suavizó, aunque apuntó contra sus funcionarios. “No es María Eugenia, es la línea de Ritondo y Ferrari. Yo no tengo nada que ver con ellos, mi distancia es absoluta. Tengo una gran diferencia en materia de lucha contra el narcotráfico, en seguridad y la Policía de Buenos Aires”, dijo. “Pensé que se iban a terminar en el gobierno de Cambiemos las operaciones, pero las operaciones sucias aumentaron”, agregó, lapidaria.