El Grupo de Lima, del que la Argentina ya no es parte, es una instancia internacional integrada por 14 países, cuyos gobiernos se juntan periódicamente para discutir y definir entre todos el camino que -en su opinión- Venezuela y sus representantes deberían tomar para salir de la crisis que enfrenta. El bloque fue particularmente impulsado por los gobiernos más conservadores de la región y alineados a Estados Unidos, como el del expresidente argentino Mauricio Macri; el chileno Sebastián Piñera y el brasileño Jair Bolsonaro, quienes siempre tuvieron posturas radicales contra el gobierno de Nicolás Maduro. Entre otras cosas, el grupo apoyó constantemente al líder opositor Juan Guaidó, a quien además reconocieron como presidente interino en 2019. 

En su declaración de fundación, del 8 de agosto de 2017, el grupo establece que su objetivo primordial es "abordar la crítica situación en Venezuela y explorar formas de contribuir a la restauración de la democracia en ese país a través de una salida pacífica y negociada". 

El bloque, que en primer punto condena "la ruptura del orden democrático en Venezuela" y se niega a reconocer a la Asamblea Nacional Constituyente, surgió luego de que un grupo de países latinoamericanos fallaran en su intento de activar en la OEA la Carta Democrática Interamericana para intervenir en los asuntos de los venezolanos. El Secretario General de la OEA, Luis Almagro, había solicitado que se incorporara el pedido de la aplicación en la Asamblea General de la ONU de 2016, pero también fracasó. 

"Animados por el espíritu de solidaridad que caracteriza a la región y en la convicción de que la negociación, con pleno respeto de las normas del derecho internacional y el principio de no intervención, el cual no atenta contra los derechos humanos y la democracia, es la única herramienta que asegura una solución duradera a las diferencias", proclamaba el acta de creación del Grupo de Lima. 

A lo largo de los años, el bloque emitió una serie de declaraciones bajo el supuesto bien común de los venezolanos que no tuvieron ningún efecto concreto, siempre apostando a una "transición y restablecimiento de la democracia en Venezuela”. 

Además, se convirtió en insignia de los gobiernos más conservadores de América Latina. "El Grupo de Lima es portador de la voz más sensata por la libertad en Venezuela", llegó a decir el excanciller Jorgue Faurie durante el macrismo.  "Es necesario que el Grupo de Lima avance hacia una nueva fase y redoble su trabajo para conseguir que nuevos actores internacionales se sumen a la presión contra la dictadura", resalto también por su parte Piñera años atrás. 

Tal como lo pidió el presidente chileno, con la llegada de Bolsonaro al Palacio de Planalto la presión sobre Venezuela se intensificó. En enero de 2019, apenas asumido, Bolsonaro ya dio el presente en la convocatoria del grupo. Esa reunión particularmente se había dado además en la misma semana en que el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, fuera recibido en Cartagena por el presidente colombiano Iván Duque. En esa reunión ambos gobiernos acordaron unir esfuerzos para aislar diplomáticamente al gobierno de Nicolás Maduro y "recuperar" la democracia en Venezuela.

En la resolución tras ese encuentro, el bloque desconoció nuevamente la legitimidad del gobierno de Maduro, que se iniciara el 10 de enero de 2019 tras los comicios de 2018. De acuerdo al grupo, esa elección "carece de legitimidad por no haber contado con la participación de todos los actores políticos venezolanos, ni con la presencia de observadores internacionales independientes, ni con las garantías y estándares internacionales necesarios para un proceso libre, justo y transparente". 

Allí también los países reiteraron "su reconocimiento y respaldo a la Asamblea Nacional de Venezuela y al Presidente Encargado Juan Guaidó", al tiempo que demandaron el "absoluto respeto por su investidura y competencias constitucionales y la de todos los miembros de la Asamblea Nacional". Por último, aclararon que hacían " responsable personalmente a Nicolás Maduro por la vida, libertad e integridad de ellos y sus familiares". 

Más acá en el tiempo, en una de sus últimas resoluciones de 2020, el Grupo de Lima resolvió iniciar un "período intensivo de gestiones internacionales" en procura de lograr "la restauración de la democracia en Venezuela" a través de "elecciones presidenciales libres, justas y creíbles".